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La importancia de crear estructuras y rutinas para los niños

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Por: Dra. Luz Towns-Miranda

La estructura y las rutinas son fundamentales para la crianza de los niños. Los pequeños necesitan predictibilidad en sus vidas, y en la medida en que se establezca una rutina, los niños adoptarán un ritmo cómodo donde podrán anticipar y sentirse seguros.

¿Por qué crear rutinas para los niños?

Para los niños, existe una verdadera sensación de confianza y seguridad que surge al saber que se despiertan a una hora determinada, que se prepara el desayuno, que van a la escuela y que luego continuará el día, sabiendo que cualquiera que sea la rutina, alguien estará presente para ellos. Después, cuando llegan a casa, comen una merienda, hacen las tareas escolares, cenan, se bañan, se cepillan los dientes, y tienen una hora determinada para ir a dormir.

La vida es inquietante para los niños cuando no hay predictabilidad. Los menores tienen dificultades para lograr una sensación de tranquilidad y comodidad cuando no saben qué va a pasar después, especialmente si las cosas siguen cambiando constántemente.

¿A qué edad se deben implementar las rutinas para los niños?

Los padres y cuidadores deben ser conscientes de que la estructura y las rutinas evolucionarán a medida que el niño atraviese las diferentes etapas de desarrollo, comenzando con la infancia. Por ejemplo, los bebés comienzan durmiendo la mayor parte del día. Luego, a medida que crecen, duermen dos o tres siestas al día. Cuando están en edad preescolar, quizás tomen una siesta al día (aunque cada niño es diferente en esta edad: algunos toman siesta, otros no).

Se puede iniciar una rutina a la hora de acostarse desde la infancia temprana, entre la edad de uno y dos años. Una vez que un niño tiene un buen horario de sueño, puede empezar a comprender la importancia de las estructuras y rutinas y adherirse a ellas. Mi hijo Lin-Manuel, por ejemplo, tenía la hora de dormir a las 7:00 p.m. entre los dos y tres años de edad, y cuando veía el reloj a esa hora, decía: “Es mi hora de dormir. Se supone que debo irme a la cama ahora”. 

Tener una rutina predecible durante los días escolares es esencial para que un niño sea más exitoso en su educación, lo que también podría incluir actividades extracurriculares y hacer las tareas escolares a la misma hora y en el mismo lugar. Los niños entienden que los fines de semana no siguen el mismo horario estricto que los días de semana, pero mantener un sentido de estructura y rutina en los “días de descanso” aún puede ser posible de otras maneras, cómo hacer que los niños hagan la cama todos los días, limpien su propia habitación y tengan tiempo para jugar

Con estas prácticas los niños ya saben lo que deben de hacer. Sin rutinas ni estructuras, los niños sienten una incertidumbre constante por no tener noción ni siquiera de lo más básico, cómo por ejemplo cuando comerán, y cuándo y dónde tendrán tiempo para hacer sus tareas escolares. En este caso, la vida puede resultar caótica y angustiosa para los niños porque no pueden estar seguros de que todo se solucionará de manera eficaz y ajustándose a sus necesidades.

¿Qué sucede cuando los niños no tienen rutinas?

Los niños en estas situaciones sienten que no tienen control de lo que les va a pasar, y eso tiene un efecto negativo en su sentido de comodidad y confianza en su propia seguridad.  Sí no se trata a temprana edad, podría tener un efecto negativo durante toda su vida.

La estructura y las rutinas pueden resultar particularmente difíciles en familias donde hay mucho caos. En este caso, es muy importante contar con una red de apoyo de otros integrantes de la familia y cuidadores, que puedan proporcionar cierto grado de estabilidad y seguridad mientras los padres no estén disponibles.

Tenga en cuenta que los niños reaccionan a las estructuras y rutinas según su temperamento. Algunos niños se adaptarán fácilmente a la estructura, mientras que otros se rebelarán. La clave para manejar esto es encontrar una manera de negociar con el niño, de manera que no se convierta en una lucha de poder. Encuentre un balance o puntos en común para que el niño comience la rutina prevista lo mejor que pueda y en la medida que sea posible, teniendo en cuenta lo que es razonable para la edad del menor. Al empezar poco a poco, estos niños ya esperarán estas estructuras y rutinas, y será menos probable que luchen contra ellas.

La Dra. Luz Towns-Miranda es psicóloga clínica, con práctica en la Ciudad de Nueva York.

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