De Los Ángeles al bosque de secoyas
Johana Rivera es una salvadoreña que hace parte de la primera generación de estadunidenses. De pequeña, cuando vivía en el centro del sur de Los Ángeles, rodeada de edificios y cemento, pasaba los días viendo documentales de naturaleza. Soñaba con ser como una de las científicas que aparecían en National Geographic y vivir rodeada de selva y montañas. El sueño no tardó tanto en ser realidad. Cuando cumplió 18 años se mudó al bosque de secoyas del condado de Humboldt. Allí, en la Universidad Estatal de Humboldt sacó una licenciatura en Conservación de Vida Silvestre y, más adelante, un certificado de naturalista de California. Ahora en vez de mirar la naturaleza por una pantalla, vive rodeada de ésta, como líder de Latino Outdoors.
Según cuenta, esta iniciativa, creada por el también latino José Gonzales en el 2013, tiene la misión de inspirar, conectar e involucrar a las comunidades latinas a que pasen más tiempo afuera. Muchos de los latinos que llegan a Estados Unidos no tienen los recursos para poder hacer actividades al aire libre. Por esto, Latino Outdoors, busca poder dar el transporte, equipaje, comida y guías profesionales para que lo puedan hacer. Johanna es una de las personas que trabaja como guía y les enseña a las familias que visitan el bosque de secoyas sobre su historia, no solo natural, sino la histórica.
“Es gratificante saber que puedo despertar el interés para que una niña se convierta en científica o un niño en un futuro conservacionista. Y me encanta ver la mirada de la gente cuando ven un árbol de secoya, el más grande del mundo”, agrega la guía de Latino Outdoors cuando se le pregunta por lo más gratificante de su trabajo. Este año, por ejemplo, dirigió varias caminatas y actividades al aire libre. Guío acampadas, una caminata para conocer ecología de hongos, otra para empoderar a las mujeres y una más en luna llena. También, durante Halloween, acompañó a algunas familias al huerto de calabazas.
En el 2019 la red nacional de voluntarios de Latino Outdoors guío alrededor de 190 familias que beneficiaron a 3,700 participantes, un 65% más de los que se logró en el 2018. Cifras que hacen que Johana esté muy orgullosa, pues siente que cumple con la misión con la que soñó desde pequeña.
Además, cuando no está haciendo las veces de guía Johana también trabaja como bióloga. Ha trabajado en el proyecto de Aves de Manu, en los andes del Perú, capturando aves neotropicales para estudiar cómo el cambio climático está afectando las diferentes especies, desde el Amazonas hasta las altas montañas andinas. También ayudó a la Universidad Nacional Autónoma de México a monitorear la reintroducción de la guacamaya roja, una especie extinta localmente.
Más recientemente trabajó con el Smithsonian, en el Centro Migratorio de Aves de Washington DC, en un proyecto de ciencia ciudadana. En este su función era capturar aves en los patios traseros de los vecinos para estudiar los efectos que el rápido desarrollo urbano puede tener sobre las aves.
“Hacer este trabajo en comunidades residenciales nos permite educar al público sobre la conservación de la vida silvestre y también involucrarlos en la recopilación de datos, hacerlos sentir como científicos. Que ellos puedan notar que hacen parte de la conservación del ambiente”, concluye Johana.
Si está interesado en conocer más sobre Rivera o el trabajo de Latino Outdoors visite LatinoVerde.com.