Juan, el latino que reconcilia la construcción y la naturaleza
Juan Rovalo viene de una familia de artistas y diseñadores. Sin embargo, él escogió la biología y la ecología. “A mí me gustaba salir al monte de pequeño”, comenta. Cuando estudiaba en la universidad, olvidó esas raíces, y no fue hasta que encontró un lugar en el mundo profesional cuando supo que esas raíces no lo habían olvidado a él. Ahora, como ecólogo y especialista en diseño integrado de la compañía Biohabitats, su trabajo consiste en unir lo que parece irreconciliable: la restauración de ecosistemas con el desarrollo de proyectos de infraestructura.
A pesar de venir del campo de las ciencias naturales sus días se van de la mano de arquitectos y diseñadores, con quienes busca encontrar cómo poder seguir construyendo, pero impactando poco o nada sobre los ecosistemas. Para explicar mejor lo que hace, o en qué consiste el diseño integrado, da el siguiente ejemplo. Hace años, cuando a su empresa le pidieron construir un hotel sobre las costas, en vez de destruir el manglar, como haría cualquier proyecto convencional, él decidió ir a hablar con las comunidades. Junto a los pescadores de la zona, que conocen los ecosistemas mejor que nadie, llegaron al acuerdo que, en vez de destruirlos, iban a recuperar los manglares. Esto no sólo benefició a los pescadores, ya que los peces se reproducen en este hábitat, sino que favorecía a los desarrolladores del proyecto, pues los manglares también protegen de las tormentas y huracanes.
“En cada proyecto no sólo entendemos los objetivos y las necesidades del desarrollo, que nuestra economía necesita, sino que entendemos que tienen también un potencial ecológico”, agrega el ecólogo. A pesar de que los edificios, los hospitales, las carreteras y las oficinas son sitios vitales para nuestra vida diaria, muchas veces destruyen la naturaleza a su paso. Lo que hace Rovalo, es conciliar, evitar que esto último suceda.
Una misión que, asegura, lo hace feliz. “Me gusta aprender de sitios nuevos. Cuando veo retornar una selva o un bosque tras restaurarlo o que la gente reconoce su valor, eso es lo que me llena”, comenta. Con más de 20 años de experiencia en diseño integrado, Rovalo ha ayudado a realizar más de 100 proyectos interdisciplinarios en ocho países y en 15 ecorregiones.
De hecho, uno de los últimos proyectos en los que trabajó fue en Chiapas, el estado más pobre de México, donde, según Coneval, el 77% de la población vivía en pobreza para 2018. Allí ayudó a construir, ecológicamente, un centro comunitario. Este espacio se convirtió en un lugar para reunirse y para que las mujeres cultivaran plantas medicinales y sus propias huertas, dándoles más poder y participación.
Rovalo, a la final, es una persona que contradice los estereotipos. Un diseñador que piensa en el medio ambiente y un ecólogo que conserva a través de la construcción. Una persona que encuentra en la protección de la naturaleza su razón de ser. “Lo que hago evita que me deprima, porque uno ve tanta destrucción de naturaleza y le da coraje. Pero esto, lo que hago, me da un objetivo para seguir”, concluye.
Si quiere conocer más sobre la vida de Rovalo o sobre el diseño integrado visite LatinoVerde.com