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La opción nuclear

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En los pasillos del poder en la Casa Blanca y el Capitolio de los Estados Unidos empezó a correr con velocidad una idea que podría cambiar el rostro de la política y de las políticas sociales de los Estados Unidos: “la opción nuclear”. Entender las implicaciones de ese concepto es clave porque podría tener un impacto significativo para nuestra comunidad en el futuro inmediato.  

Bajo las reglas del Senado de los Estados Unidos, se requieren en la práctica 60 senadores para llevar cualquier iniciativa de ley a votación final. Esto significa que una minoría de 41 senadores de la República tienen de facto un poder de veto sobre las decisiones de una mayoría de 59 senadores. 

En papel, ese procedimiento conocido como “filibuster” en inglés, obliga a los dos principales partidos a buscar áreas de consenso en las piezas mayores de legislación. En la práctica, es un mecanismo que ha permitido que el Senado se convierta periódicamente en rehén de una minoría de senadores radicales de ambas partes. 

Si los demócratas deciden aplicar la “opción nuclear” para acabar con el “filibuster”, se abriría la puerta a la aprobación de iniciativas de ley mayúsculas, como una nueva legislación para la regulación de las armas de fuego, a raíz de los nuevos incidentes de violencia armada, la reforma migratoria integral que legalizaría a 11 millones de indocumentados y el masivo plan de infraestructura para crear cientos de miles de empleos en medio de la pandemia. 

El presidente Biden ha dejado abierta la posibilidad de hacer cambios en las reglas. Senador por Delaware desde 1972 hasta 2009, cuando fue escogido por Barack Obama como su vicepresidente, Biden conoce de primera mano los efectos perniciosos del “filibuster”, y cómo ha sido regularmente usado por ambos partidos para bloquear legislación que cuenta con el apoyo popular, como la reforma migratoria. 

Se trata sin embargo de una decisión política difícil. Por un lado, demócratas “moderados” como Joe Manchin no apoyan la idea y su voto es crucial. Por otro lado, la opción nuclear es un arma de dos filos. Por el momento los demócratas tienen el control de la Casa Blanca, gozan de una mayoría relativamente cómoda en la Cámara de Representantes y de una mayoría raquítica en el Senado. Si en un futuro los republicanos recuperan el control de ambas cámaras, utilizarían su mayoría para imponer nominados o políticas sociales o presupuestales conservadoras. 

Mitch McConnell, el senador republicano de Kentucky y líder de los senadores de ese partido en la Cámara Alta advirtió a los demócratas de que si se ponen en vigor la opción nuclear se produciría un “invierno nuclear”, es decir los demócratas tendrían la certeza de contar con la obstrucción de los republicanos para el resto de la legislatura. 

Pero muchos recordamos cuando en el último año de la administración Obama, fue precisamente el líder McConnell quien arrojó por la borda cualquier espíritu bipartidista cuando personalmente boicoteó la confirmación del nominado de Obama a la Suprema Corte de justicia, el actual procurador general Merrick Garland, sólo para después de votar por una nominada de Trump en su último año de mandato. 

Me parece que la “opción nuclear” es una herramienta legítima del ejercicio del poder y los demócratas no deberían preocuparse de las amenazas republicanas. Si ninguno de los representantes de ese partido votó a favor del popular paquete de alivio económico, en medio de una pandemia, qué más se puede esperar.



José López Zamorano es el anfitrión del programa de radio Bienvenidos a América, donde se analizan las últimas noticias de inmigración y se responden las preguntas de los oyentes en temas de inmigración.

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