¿Cómo ayudarle a mi hijo que tiene exceso de peso?
La obesidad es una enfermedad que si no se toma en serio y se trata a tiempo puede llevar al individuo a desarrollar enfermedades crónicas con las cuales deberá lidiar toda su vida. Por ello es necesario que como padres se le dedique tiempo a la rutina alimentaria de los hijos, pues muchas veces por el estrés diario, falta de tiempo, los niños terminan siendo víctimas de los malos hábitos de los padres, pagando las consecuencias con su salud.
La realidad es que al final del día, todos están cansados y quisieran simplemente comer algo rápido e irse a dormir… pero el resultado de eso es perjudicial para la salud, ya que probablemente se recurren a alimentos congelados, procesados y carentes de nutrientes… esto para el niño es simplemente un veneno.
No mires hacia otro lado si detectas que tu hijo está con exceso de peso, de lo contrario, tómalo como un llamado de atención para hacer algo al respecto y ayudarlo. Él o ella no tienen las herramientas necesarias para afrontar este problema de salud. Lo más probable es que se angustien por su aspecto físico y se vuelven vergonzosos y con baja autoestima.
¿Cómo mejorar los hábitos alimenticios de mi hijo?
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Ante todo, un ejercicio que sirve es pensar y anotar lo que come todos los días nuestro niño para de este modo detectar qué alimentos son los que hay que quitar de la dieta y qué alimentos vendrán a reemplazarlos.
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Predica con el ejemplo, pues si tu tienes malos hábitos tu hijo/a copiará tus modos.
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Incorpora a la dieta del niño desde pequeño las frutas y las verduras. Los smoothies son una gran opción para mezclar e incorporar estos alimentos y hacer jugos deliciosos y nutritivos.
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Los lácteos son importantes en la dieta de todo niño, pues aportan el calcio necesario para fortificar sus huesos y que su crecimiento sea el deseado. Pues procura que sean bajos en grasas.
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Busca incorporar snacks saludables desde pequeño, por ejemplo: helados de frutas (cortas frutas en cubos, los congelas y luego procesas todo), granolas caseras con miel, chips de batatas o patatas al horno (corta en finas rodajas y condimenta con un poco de sal marina y orégano, luego hornea hasta que estén bien sequitas), yogurt desnatado con frutas y cereales de alta calidad.
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Preséntale las legumbres desde muy pequeño. La versión hummus es una gran idea: hierves los garbanzos hasta que estén bien cocidos, y luego procesas con un chorrito de aceite de oliva, sal, pimienta y un poco de pimentón dulce. El hummus permite comerlo ya sea en desayunos con tostadas de pan integral o bien en almuerzos y cenas como aderezo. Aportan mucha saciedad y son altamente nutritivos.
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No le realices los cambios de hábitos de un día a otro. Ve incorporando de a poco y con paciencia. Prohibir no va a ayudar en nada solo hará a “ese”alimento, más deseado.
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Mantén tu alacena y heladera con comida saludable, ve haciendo los cambios de a poco hasta que en el hogar toda la comida que haya sea sana.
La obesidad es la peor enemiga, pero con cambios de hábitos, constancia, conciencia y educación se puede combatir. Tiene cura y se puede erradicar para siempre. Simplemente se trata de rodearse de aquellos hábitos que le hacen bien al organismo. Hazlo por ti y hazlo por tu familia.
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