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Padres agresivos en el deporte infantil: no seas uno de ellos

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En las últimas semanas, hemos sido testigos de diversos casos de violencia protagonizados por padres en los campos deportivos donde sus hijos juegan. Estos padres no solo agreden a los árbitros y entrenadores, sino también a otros niños e incluso a sus propios hijos. No es inusual escuchar a padres gritándole a sus hijos cuando consideran que no están mostrando un buen rendimiento o habilidades destacadas. Además, tampoco es extraño presenciar a padres enfrentándose verbal o físicamente debido a un simple juego infantil.

Los medios de comunicación han afirmado que resulta más fácil encontrar vídeos de peleas entre padres en Internet que ver un home run o un gol anotado por sus hijos. ¿Qué les están enseñando estos comportamientos a los niños? Les están enseñando agresión.

Los niños imitan los comportamientos agresivos

En la década de 1960, el psicólogo Albert Bandura realizó un experimento que demostró cómo el simple acto de observar comportamientos agresivos en otras personas conduce a la replicación de dicha agresividad en los niños. En este estudio, se expuso a un grupo de niños a dibujos animados con escenas de agresividad, mientras que a otro grupo se le mostraron dibujos animados tranquilos y dulces. Después de ver los dibujos animados, cada niño fue llevado a una habitación llena de juguetes, que incluían muñecas, peluches, pistolas, cuchillos y un muñeco inflable de payaso llamado BOBO. Lo que descubrió Bandura fue que los niños expuestos a los dibujos animados agresivos elegían juguetes más violentos, como pistolas y cuchillos. Además, golpeaban y saltaban sobre el muñeco inflable.

Por otro lado, los niños expuestos a dibujos animados sin agresividad elegían juguetes más neutrales, como peluches y muñecos. En relación al payaso BOBO, este grupo de niños se acercaba a él, le empujaba un par de veces, pero pronto perdían el interés. Los resultados de este importante estudio dejaron en claro que los niños, simplemente al observar comportamientos agresivos, replicaban dicha conducta.

Este estudio nos ayuda a comprender que si nuestros hijos están observando a sus padres, a quienes respetan y consideran modelos a seguir, actuando con agresión, existe una alta probabilidad de que estos niños crezcan siendo agresivos.

Empieza dando ejemplo y enseñando respeto

Insultar a los árbitros, entrenadores, otros niños o incluso a nuestros propios hijos, y llegar en algunos casos a la violencia física, posibilita que estos padres modelen dicha conducta agresiva a sus hijos, quienes la reproducen o copian asumiendo que es apropiada: “Si mi padre lo hace, entonces yo también puedo hacerlo”.

Quiero dirigirme a aquellos padres que tienen a sus hijos en equipos deportivos y transmitirles el siguiente mensaje: “Dejen su enojo en la entrada del recinto. Recuerden que los árbitros y entrenadores saben lo que hacen. Ellos trabajan de manera voluntaria para ayudar a sus hijos. Esto es un juego, no una guerra. Su hijo es humano y cometerá errores. Ustedes son los arquitectos que diseñan el proyecto más importante de sus vidas: sus hijos. Háganlo con amor, paciencia y mostrando aceptación y comprensión, en lugar de agresión y desmotivación”.

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