Hablemos: La muerte y los niños, cómo manejar el duelo infantil
La muerte es una de las experiencias más difíciles y desgarradoras que una persona puede enfrentar, y cuando se trata de niños, el proceso de duelo puede ser particularmente complicado. Los niños, dependiendo de su edad y etapa de desarrollo, entienden la muerte de manera diferente a los adultos, lo que puede hacer que gestionar el duelo infantil sea un reto para los padres, tutores y familiares. Sin embargo, con el apoyo adecuado y la comprensión de sus necesidades emocionales, los niños pueden aprender a sobrellevar la pérdida de una manera saludable.
Cómo comprenden los niños la muerte según su edad
El primer paso para ayudar a un niño a gestionar el duelo es entender cómo perciben la muerte en función de su edad.
Niños menores de 5 años: A esta edad, los niños no comprenden plenamente la permanencia de la muerte. Pueden creer que la persona fallecida regresará o que la muerte es reversible. También pueden pensar que ellos de alguna manera causaron la muerte debido a sus pensamientos o comportamientos, lo que puede generar sentimientos de culpa.
Niños entre 6 y 9 años: En esta etapa, los niños comienzan a entender que la muerte es algo permanente, aunque pueden tener dificultades para aceptar que es algo que les sucede a todos. Pueden tener preguntas más concretas sobre la muerte y mostrar curiosidad por los detalles.
Adolescentes (10 años y más): A esta edad, los niños comprenden completamente la muerte como algo irreversible y universal. Sin embargo, pueden tener reacciones más intensas emocionalmente, como sentimientos de injusticia, tristeza profunda o aislamiento.
Cómo hablar sobre la muerte con los niños
Es fundamental ser honesto y directo al hablar sobre la muerte con los niños. Utilizar eufemismos como «se ha ido a dormir» o «se fue de viaje» puede generar confusión. Es mejor utilizar un lenguaje claro, como «ha muerto» o «ya no va a estar con nosotros». Evitar las explicaciones vagas ayuda a los niños a comprender la realidad de la pérdida y comenzar a procesarla.
También es importante escuchar. Los niños pueden tener muchas preguntas o simplemente necesitar expresar sus emociones. Escuchar sin juzgar y responder a sus preguntas con honestidad les proporciona un espacio seguro para hablar de sus sentimientos.
Permitir que el niño exprese sus emociones
El duelo puede manifestarse de maneras diferentes en los niños. Algunos pueden llorar, otros pueden parecer tranquilos, mientras que algunos podrían incluso parecer que no están afectados. Es importante permitirles experimentar y expresar sus emociones de manera libre, sin presionarlos a reaccionar de una manera específica. Algunos niños pueden expresar su dolor a través del juego, los dibujos o en conversaciones cotidianas. No subestimar estas formas de comunicación es clave para entender lo que sienten.
Brindar seguridad y estabilidad
La muerte de una persona cercana puede hacer que los niños se sientan inseguros, sobre todo si esa persona era una figura de apoyo o referencia en su vida. Debemos asegurarles que están a salvo y que hay personas que los cuidarán es crucial para su estabilidad emocional. Mantener una rutina lo más normal posible también puede ayudarles a sentirse más seguros en medio del caos emocional que puedan estar experimentando.
Fomentar la memoria de la persona fallecida
Una de las formas de ayudar a los niños a sobrellevar la pérdida es permitiéndoles mantener viva la memoria de la persona fallecida. Esto puede incluir hablar sobre esa persona, mirar fotos juntos, o realizar actividades en su honor. Mantener estas conexiones puede hacer que los niños sientan que es normal y sano recordar y seguir hablando de la persona que han perdido.
Considerar la ayuda profesional
En algunos casos, el duelo infantil puede ser muy intenso y prolongado, afectando la vida diaria del niño de manera significativa. Si el niño muestra signos de depresión, ansiedad, cambios drásticos en el comportamiento o dificultades para funcionar en la escuela o en casa, podría ser beneficioso buscar la ayuda de un psicólogo o consejero especializado en el duelo infantil.
Los profesionales pueden brindar técnicas y estrategias adicionales para que el niño entienda y maneje sus emociones. La terapia del duelo para niños a menudo incluye actividades lúdicas o artísticas que permiten que los más pequeños procesen sus emociones de manera más accesible.
El tiempo y el proceso de sanación
Es importante recordar que el duelo es un proceso individual. No hay una «forma correcta» o un «tiempo adecuado» para superar una pérdida. Cada niño tiene su propio ritmo para procesar el dolor. Los padres y tutores deben ser pacientes y estar presentes para el niño mientras navega sus emociones, asegurándose de que no se sienta presionado a «superarlo» antes de
Consejos para hablar sobre la muerte con un niño
- Mantenga las líneas de conversación abiertas: los niños deben sentir que está bien hablar sobre la muerte y el dolor, y que sus sentimientos de enojo, tristeza, miedo y arrepentimiento son normales. Los adultos deben hacerle saber a un niño afligido que están disponibles para escuchar y ayudar. El abrazo y el tacto ayudan al niño afligido a sentirse seguro al expresar sus emociones, brindándole la tranquilidad de un amor y cuidado continuos.
- Sea consciente de lo que usted dice y de lo que los niños hacen: los niños pueden reprimir su dolor o percibir expectativas poco razonables si se les dice cosas como «No llores. Tienes que ser fuerte» o «Ahora eres el hombre de la familia» o «Sé una buena niña. Tu mamá necesita de tu ayuda ahora más que nunca». No debe permitirse ni esperarse que los niños en duelo asuman el rol adulto de «confidente» o compañero del padre sobreviviente.
- Comparta sus propios sentimientos con los niños: los adultos que no ocultan su propia tristeza les enseñan a los niños que los sentimientos están bien y que no hay vergüenza o soledad asociada con el dolor. Sin embargo, también es cierto que los adultos no deben llorar profusamente y en forma prolongada frente a un niño, ya que estos comportamientos pueden asustar o preocupar a un niño.
Los padres pueden verse tentados a «enviar a los niños lejos» (a la casa de un pariente o amigo) después de una muerte, ya sea para protegerlos de sentimientos dolorosos o porque es difícil cuidarlos mientras los padres mismos están sufriendo. Solo tenga en cuenta que, durante el período de duelo, los niños a menudo se sienten más cómodos con el entorno y las rutinas familiares, y la separación puede aumentar sus temores sobre el abandono.
Invitada: Erika Angulo – Psicóloga infantil / Redes sociales: @terapeuta.erikaangulo
Escucha al Doctor Eduardo López-Navarro en su programa de psicología y salud mental, Hablemos, todos los miércoles a las 4PM Este | 3PM Centro | 2PM Montaña | 1PM Pacífico. Respondemos GRATIS y en vivo tus preguntas a través de Facebook Live en La Red Hispana.