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Cómo mantenerse fresco cuando hace calor

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Cuando la primavera se acerca, el pediatra Aaron Bernstein comienza a asesorar a sus pacientes del área de Boston y a sus familias sobre los planes de acción para el calor extremo.

“La primera ola de calor del año suele ser la más dañina”, dice Bernstein, quien también dirige el Centro para el Clima, la Salud y el Medio Ambiente Global de Harvard. Él quiere que los pacientes planifiquen con anticipación cómo se mantendrán seguros cuando sube la temperatura.

Se basa en sus experiencias como estudiante de medicina en Chicago en 1995, cuando una ola de calor inesperada devastó la ciudad. Más de 700 personas murieron, muchas de ellas residentes de la tercera edad de bajos ingresos, sin aire acondicionado.

La ola de calor de Chicago se consideró un evento histórico, una anomalía desastrosa, pero a medida que el mundo se calienta, las olas de calor mortales se han vuelto más comunes. En el sur de Europa en 2003, Rusia en 2010, el Noroeste del Pacífico en 2021, India y Pakistán en 2022, así como en otros lugares, de cientos a decenas de miles de personas han muerto durante eventos de calor extremo.

Las olas de calor se agudizan

El consenso científico está claro: el cambio climático seguirá provocando temperaturas récord, más frecuentes, intensas y duraderas.

“El calor de la era actual no tiene precedentes en la historia de nuestra especie”, dice Bernstein. “Es por eso que nos preocupa especialmente la capacidad fisiológica de nuestro cuerpo para lidiar con los tipos de calor con los que nos enfrentamos”.

Sin embargo, Kristie Ebi, investigadora del clima y la salud de la Universidad de Washington, dice que es fundamental reconocer que las hospitalizaciones, así como las muertes relacionadas con el calor se pueden prevenir al mantenerse freso.

La prevención comienza con el reconocimiento de cuándo la temperatura se está calentando demasiado para manejarla, explica Ebi. Es posible que tenga un límite diferente según su edad, condiciones de salud y entorno.

Cómo mantenerse fresco cuando hace calor

Mejorar el acceso al aire acondicionado es una estrategia clave para reducir las enfermedades y muertes relacionadas con el calor.

“Muchas de nuestras intervenciones tradicionalmente se enfocan en reducir la temperatura del aire que nos rodea en lugar de enfriar a las personas”, dice Ollie Jay, director de la Incubadora de Investigación de Calor y Salud de la Universidad de Sydney. La investigación de Jay se enfoca en formas sostenibles y accesibles para prevenir las enfermedades y muertes causadas por el calor

Aunque el acceso al aire acondicionado ayuda a prevenir muertes por calor, depender principalmente del mismo puede no ser una solución ideal. En áreas urbanas, el calor residual por el uso de las unidades puede calentar aún más el ambiente local. Además, la contaminación de carbono causada por su funcionamiento puede impulsar aún más el cambio climático, lo que provocará temperaturas más altas en el futuro.

Jay dice que una opción más sostenible es encender los ventiladores y subir el termostato del aire acondicionado. Los ventiladores ayudan a aumentar el flujo de aire a través de la piel, y así mantenerse fresco y cómodo, incluso con el aire acondicionado configurado a una temperatura más alta.

“Esto significa que ahora se puede aumentar el termostato del aire acondicionado”, dice Jay. “En lugar de encenderse cuando llega a 72 grados F (22 o 23 grados Celsius), se encenderá cuando llegue a alrededor de los 80 grados F (27 o 28 Celsius)”.

¿Usas un ventilador para refrescarte?

Los ventiladores también pueden ser útiles para refrescarse cuando no se dispone de aire acondicionado. Pero es posible que no siempre sean la solución adecuada, especialmente en condiciones secas.

En su laboratorio, Jay llevó a los participantes de la investigación a una cámara climática, una instalación de investigación donde los sujetos humanos pueden estar expuestos a una variedad de configuraciones de temperatura y humedad en un entorno monitoreado. Dentro de la cámara climática, recreó las condiciones de dos eventos de calor mortal: la ola de calor caliente y húmedo de Chicago, donde las temperaturas superaron los 102 F (39 C) y la humedad fue del 50-60 %, así como la ola de calor seco de 2003 en el sur de Europa, con una temperatura de 113 F (45 C) y 15% de humedad.

En una habitación calurosa y seca, un ventilador sopla aire caliente hacia las personas, creando un ambiente similar a un horno de convección. El equipo de Jay descubrió que, en condiciones de olas de calor secas, el uso de ventiladores elevaba la temperatura interna de los participantes. Entre los de edad avanzada y aquellos con problemas de salud relacionados con la edad, el uso de ventiladores empeoró la deshidratación y aumentó la tensión en sus corazones.

Jay dice que sus datos respaldan el uso de ventiladores para adultos sanos menores de 40 años cuando las temperaturas se mantienen por debajo de los 102 F (39 C). Los adultos sanos mayores de 65 años pueden usar ventiladores hasta que la temperatura alcance los 100 F (38 C). Los mayores de 65 años que toman medicamentos de alto riesgo deben dejar de usar el ventilador cuando la temperatura alcance los 98,6 F (37 C).

Humedece tu piel para refrescarte

Jay agrega que “auto-rociar”, o empapar el cuerpo en agua, es otra herramienta para mantenerse fresco, especialmente en días calurosos y secos o durante un corte de energía. El agua no necesita estar fría, incluso el agua del grifo funciona, siempre que la piel esté húmeda. El agua sobre la piel sustituye al sudor, lo que permite que el cuerpo se enfríe por evaporación sin riesgo de deshidratación.

El auto-rociado también puede ser útil afuera, junto con medidas como buscar sombra, tomar descansos frecuentes y beber agua. 

Cómo se refresca el cuerpo

Nuestros cuerpos están asombrosamente sintonizados para mantenernos dentro de un rango de temperatura ideal. Cuando tenemos demasiado calor, una variedad de mecanismos se activan para enfriarnos a nuestra temperatura ideal, dice Jay.

Los dos mecanismos principales aumentan el flujo de sangre a la piel y producen sudor.

En el primer proceso, los vasos sanguíneos cerca de la piel se abren para desviar el flujo de sangre de nuestro núcleo hacia la superficie de la piel. Eso hace que sea más fácil que el calor se irradie desde nuestros cuerpos hacia el aire. Este mecanismo funciona bien hasta que las temperaturas exteriores se acercan o superan la temperatura de nuestro propio cuerpo, alrededor de 95 grados Fahrenheit (35 C). En ese momento, el calor puede comenzar a moverse desde el aire hacia nuestro cuerpo.

Entonces, cuando la temperatura del aire está por encima de la temperatura de nuestro cuerpo, la sudoración se convierte en la principal forma en que podemos refrescarnos. La sudoración reduce el exceso de calor corporal a través de la evaporación. Pero en los días húmedos, el aire ya está saturado de humedad, por lo que el sudor tarda más en evaporarse en el aire. En esos días, el mecanismo de sudoración no es tan efectivo.

Por qué el calor es peligroso para el cuerpo

En algunas situaciones, nuestros mecanismos de protección pueden causar daño a los órganos y la muerte. A medida que los vasos sanguíneos debajo de nuestra piel se expanden para mover la sangre a la superficie de nuestro cuerpo, nuestros corazones tienen que bombear más fuerte y más rápido para mantener alta nuestra presión arterial. La tensión por calor se convierte en tensión cardíaca. Las personas con afecciones cardíacas tienen muchas más probabilidades de morir durante los períodos de calor intenso.

El aumento de la producción de sudor puede provocar deshidratación, especialmente durante un largo período de exposición al calor, lo que ejerce aún más presión sobre nuestros corazones y daña otros órganos como los riñones.

Cuando nuestros cuerpos se sobrecalientan, podemos iniciar el camino hacia el golpe de calor. Los primeros síntomas suelen ser calambres musculares y enrojecimiento de la piel. Las víctimas pueden entonces progresar al agotamiento por calor, con síntomas de náuseas, vómitos, debilidad e incluso desmayos. 

El estrés y el calor

El estrés por calor extremo puede provocar una emergencia potencialmente mortal conocida como golpe de calor. En esta situación, el cuerpo continúa trabajando para mantener la sangre bombeando hacia la superficie de la piel, privando a otros órganos de oxígeno y provocandoles daños. La temperatura central del cuerpo aumenta rápidamente, lo que desencadena una cascada de descomposición irreversible de los tejidos, inflamación y colapso de las señales nerviosas. Sin un enfriamiento temprano, las tasas de mortalidad pueden llegar al 80%. Para aquellos que sobreviven, el daño a los órganos puede durar años, con efectos a largo plazo que duran décadas.

Entonces, a medida que el mundo continúa calentándose, es más importante que nunca comprender cómo mantenerse fresco y evitar los peligros para la salud asociados con las altas temperaturas.

Este artículo fue escrito por Neha Pathak, MD y publicado originalmente en Yale Climate Connections.

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