Esenciales pero vulnerables: cuando la enfermedad afecta a los trabajadores agrícolas
¿Qué es una enfermedad rara? Según la Administración de Alimentos y Medicamentos de Los Estados Unidos, es una condición de salud que afecta a menos de 200,000 estadounidenses. Aunque cada enfermedad es inusual en sí misma, las enfermedades raras en conjunto afectan a aproximadamente 30 millones de personas en los Estados Unidos, lo que significa que 1 de cada 20 personas tendrá una enfermedad rara en algún momento de su vida. Debido a las circunstancias de inmigración, índices de pobreza, condiciones de vivienda inadecuadas y poco acceso a atención médica, se considera que esta proporción es mucho mayor en los trabajadores agrícolas.
Las enfermedades raras y los trabajadores agrícolas
Las enfermedades raras a menudo comienzan con síntomas inexplicables que pueden no ser diagnosticados durante años, pero que eventualmente desencadenan una larga e interminable serie de citas médicas. Un diagnóstico adecuado puede llevar tiempo y el plan de tratamiento puede requerir muchas visitas a varios médicos y especialistas. Para los trabajadores agrícolas, esto presenta un dilema. Por lo general, los trabajadores agrícolas van al médico con menos frecuencia que la población en general, ya sea por miedo, inaccesibilidad, costos altos o todo lo anterior. Si los síntomas son soportables, los trabajadores agrícolas optarán por no ir al médico, posiblemente acudirán a un curandero tradicional, orarán y/o esperarán que suceda lo mejor. Si las cosas se posponen lo suficiente, las condiciones podrían empeorar y provocar una visita a la sala de emergencias, que los trabajadores agrícolas tampoco pueden pagar. Es una tragedia que en este país capitalista, sólo los ricos puedan permitirse un tratamiento médico regular y adecuado.
En 2014, USA Today contó la historia de Josué, un niño trabajador agrícola que había sido diagnosticado con leucodistrofia metacromática (MLD), una rara enfermedad genética que lo incapacitaba y requería atención las 24 horas. Esto significó que la madre de Josué, Reyna Melgar, tuvo que renunciar a su trabajo recogiendo uvas, depender de cupones de alimentos para comprar comestibles y, a veces, obtener pañales con receta médica. “A una familia más rica le resultaría más fácil brindar un tratamiento de calidad en el hogar”, dijo USA Today. “Para una madre como Melgar, el solo hecho de alimentar a su familia y mantener su hogar suele ser difícil”. Cuando la pasada regla de la carga pública entró en vigor, familias como los Melgar tuvieron aún más dificultades para obtener las cosas que necesitaban, por el temor a que si accedían a los beneficios a los que tenían todo el derecho, pusiera en dificultades sus procesos de inmigración.
Los factores ambientales también afectan a los trabajadores agrícolas
Al igual que la MLD, una parte significativa de todas las enfermedades raras son genéticas, pero el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano enfatiza que “eso es solo una pieza del rompecabezas”. Con demasiada frecuencia, hay factores ambientales en juego, a muchos de los cuales los trabajadores agrícolas están expuestos de manera desproporcionada. Por ejemplo, la Organización Nacional de Trastornos Raros (NORD, por sus siglas en inglés) menciona la fiebre Q, un tipo de enfermedad infecciosa zoonótica que contraen con mayor frecuencia los trabajadores agrícolas que trabajan con el ganado. El North Carolina Medical Journal también enumera la enfermedad hepática amebiana, la brucelosis, la fiebre amarilla, la encefalitis, el tifus y la lepra como enfermedades raras que se observan entre la población de trabajadores agrícolas, todas las cuales son causadas o complicadas por factores no genéticos como zoonosis, patógenos en el agua, o higiene básica inadecuada.
Es por eso que la Asociación de Programas de Oportunidad para Trabajadores Agrícolas (AFOP, por sus siglas en inglés) promueve la prevención a través de sus capacitaciones sobre estrés por calor y seguridad con pesticidas, que incluyen lavarse las manos, beber agua limpia y evitar la exposición a pesticidas usando ropa adecuada y tomando medidas preventivas. Después de todo, “una onza de prevención vale una libra de salud”. Los trabajadores agrícolas a menudo no han sido capacitados o informados a fondo sobre los riesgos en su entorno hasta que los capacitadores aparecen en escena. Para los trabajadores agrícolas que padecen diversas enfermedades, a menudo como resultado directo de su trabajo diario en los campos, AFOP aboga por clínicas para migrantes bien financiadas y políticas públicas que no penalicen a los inmigrantes por acceder a la atención médica. Los niños como Josué ya están sufriendo, ¿por qué tendrían que sufrir más?