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¿DACA O NO DACA?

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Por José López Zamorano
Para La Red Hispana

En medio de las celebraciones por el natalicio de Martin Luther Kings, el espectro del racismo recorre los pasillos del poder en Washington por la controversia sobre si el presidente se refirió de manera vulgar y con tonos raciales a los inmigrantes procedentes de países de África, Centroamérica o el Caribe.

El presidente proclamó no ser racista y la Casa Blanca negó vagamente que utilizó palabras ofensivas durante un encuentro con un senador Demócrata, Dick Durbin, y varios Republicanos, donde Trump rechazó la propuesta bipartidista para aprobar un alivio migratorio para los beneficiarios de DACA a cambio de más de 1.5 mil millones de dólares en seguridad fronteriza, incluido dinero para el muro.

En contra de Trump opera sin embargo el antecedente de sus palabras prejuiciosas hacia los inmigrantes indocumentados mexicanos, o sus comentarios contra un juez de origen mexicano que no emitió dictámenes a satisfacción de Trump o sus declaraciones donde describió a supremacistas blancos de Charlottesville como “gente muy fina”.

Para el fin de semana, a través de su cuenta de Twitter, el presidente sostuvo que un acuerdo sobre DACA está probablemente muerto.

Es posible que nunca pueda aclararse la disputa sobre si Trump describió a las naciones africanas como “países de m…”, pero el presidente de los Estados Unidos tiene la oportunidad de demostrar con hechos, no sólo con mensajes de Twitter, que efectivamente no es un racista y que es el líder de todos los estadounidenses, no solo de quienes votaron por él.

La Casa Blanca y el Congreso disponen hasta el último minuto del 19 de enero para lograr un acuerdo presupuestal que evite la parálisis del gobierno federal. Muchos Demócratas han dicho que no votarán por un acuerdo a menos que se incluya una solución sobre DACA y algunos Republicanos han dicho no apoyarán un acuerdo que incluya una supuesta “amnistía” a indocumentados.

El alivio migratorio para los beneficiarios de DACA, sea a través de la iniciativa de Ley Dream o de algún otro vehículo legislativo, no es una amnistía. Es un acto elemental de justicia para cientos de miles de jóvenes que llegaron a los Estados Unidos traídos por sus padres y la mayoría de los cuales han mostrado probadamente que son americanos patriotas, decentes que se merecen un lugar pleno en la mesa de la sociedad estadounidense.

El momento reclama de un liderazgo político a la altura de las circunstancias. Se requiere mostrar que el interés de la nación está por encima de las vanidades o fobias personales. Y eso requiere voluntad política y flexibilidad de todas las partes para llegar a un punto de equilibrio justo, racional y digno en materia de migración y seguridad nacional.
 

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