Una enfermera sonriente.

Un Modelo de Profesión

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Por Angélica Millán
Especial para La Red Hispana

Cuando se habla de las profesiones de mayor demanda en los Estados Unidos, con frecuencia se piensa en el “boom” tecnológico de Silicon Valley y en las llamadas carreras STEM, es decir, en aquellas profesiones relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, donde los nuevos talentos son reclutados de inmediato por las empresas más innovadoras del país.

Pero en ocasiones se ignora que una de las carreras de mayor demanda actual, no solo tiene fuertes raíces en la ciencia y las matemáticas, sino también en una de las divisas más nobles para la sociedad: una profunda vocación de servicio público, en especial para brindar cuidado y asistencia a los más necesitados: los enfermos y los vulnerables. Estoy hablando, por supuesto, de la enfermería.

Solo para este año más de 580,000 empleos estarán disponibles en muchos de los variados campos que abarca la enfermería: pediátrica, geriátrica o psiquiátrica, con salarios que van desde los 80,000 dólares para una practicante, hasta más de 125,000 dólares al año para una enfermera anestesista certificada.

Sin embargo, las enfermeras o enfermeros hispanos representamos apenas del 3.6% del total. Es una triste paradoja que los latinos tengamos desde hace años tasas de desempleo más altas que el promedio nacional y desaprovechemos seguir el camino de carreras de alta demanda y valor social como la enfermería.

En 2018 se cumplen precisamente cuatro años de una campaña de la Asociación Nacional de Enfermeras Hispanas (NAHN) para informar a las nuevas generaciones de latinos que consideren a la enfermería como una de las carreras más dignas, gratificantes y mejor remuneradas. Este año el énfasis de la campaña es la importancia del voluntariado, del acceso a becas, así como de cursar estudios en ciencias y matemáticas tanto como sea posible en la educación media.

Mi caso es un ejemplo viviente de cómo la enfermería tiene el potencial de cambiar una vida. Soy la primera mujer de mi familia en graduarme de la Universidad. Empecé como enfermera practicante hace más de 25 años, llegué a ser presidenta de NAHN, curso estudios de doctorado y tengo a mi cargo la supervisión del cuidado de salud de 50,000 niños como Director de enfermería en un programa para niños en Los Ángeles.

Pocas cosas me inspiran más que escuchar las historias de los estudiantes de enfermería, sean mujeres u hombres. No sólo me recuerdan el esfuerzo y los sacrificios para salir adelante, sino también que tienen por delante un horizonte sin límites para alcanzar sus anhelos de éxito personal y profesional.

Para escuchar historias de éxito en enfermería, visita carrerasenenfermeria.org 

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