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Cuidadores originales, en búsqueda de sus sitios sagrados

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El mundo está lleno de sitios sagrados que hemos olvidado. De lugares donde no sólo se unen las energías de los seres, como ríos y montañas, sino donde aún habitan miles de animales y plantas: de hotspots de biodiversidad. Estos son los lugares que, precisamente, busca reactivar el Centro de Ética de la Tierra a través del programa Original Caretakers, o Cuidadores Originales. Una iniciativa que quiere rescatar la cosmovisión de los pueblos originaros para enfrentar la crisis climática que estamos viviendo actualmente.


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Mindahi Crescencio Bastida Muñoz, director de la iniciativa y coordinador general del Consejo Regional Otomi-Tolteca en México, es una de las personas que ha estado detrás de esta misión desde el principio. Desde que sus abuelos le enseñaron, a través de la danza, que todo en la vida tiene un propósito, una conexión. “A estos sitios sagrados les llamamos lugares bio-culturales, porque desde nuestra cosmovisión no hacemos esa división tan cruel de tratar la naturaleza por allá y la cultura de este lado. Para nosotros todo tiene vida, es una entidad que se debe proteger. La naturaleza es también persona”, comenta.

Además, agrega que, para lograr la protección de los espacios sagrados, su reactivación, tienen cuatro pilares. El primero es reconocer la autoridad espiritual de los pueblos originarios o indígenas a través de los consejos de sabios. Lo cual se conecta con el segundo pilar: proteger los sitios sagrados. “Hemos trabajado en dos ámbitos, uno es crear un documento internacional para proteger los sitios sagrados relacionados con los pueblos originarios, pero que están fuera de sus territorios, ya que muchas comunidades fueron desplazadas. Y el segundo es, a través de la consulta espiritual, identificar dónde están las amenazas más fuertes a los sitios sagrados”, señala Bastidas, quien también es doctor en Desarrollo Rural de la Universidad Autónoma Metropolitana- Xochimilco.

El tercer pilar, a su vez, es crear casas de pensamiento original a lo largo de América para recuperar el conocimiento ancestral. De las 13 casas que quieren construir para el 2026, ya son tres las que están en pie. Una en Ecuador, resguardada por los paltas; otra en Sasaima, Colombia, cuidada por los arhuacos, y una última en Toluca, México. El cuarto pilar, finalmente, “es el intercambio de saberes y la educación intercultural”, añade el director.

Pero, si se suman, todos los pilares buscan lo mismo: recuperar la reciprocidad que tenemos con la tierra, desde la ética, para salir de una crisis de colonialismo y ambiental en la que estamos sumergidos. “Como seres humanos hemos perdido el rumbo o la misión, la ley de origen, que es precisamente cuidar la vida”, recuerda Bastidas. “Y estamos en un momento crucial, porque de acuerdo con predicciones ancestrales vamos a entrar a un nuevo amanecer, donde se habla de la profecía del cóndor y el águila”, agrega. Una profecía que, en pocas palabras, habla de volver a unir a las poblaciones que fueron divididas por la colonización y que nos va a exigir, a todos, resolver la crisis como una humanidad que se entiende desde la naturaleza.

Si quieres conocer más sobre los sitios sagrados o encontrar tu ritmo de conservación, visita LatinoVerde.com.

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