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Enseñando a nuestros hijos a perdonar sin resentimiento

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En un mundo donde las relaciones humanas están constantemente en evolución, enseñar a nuestros hijos a perdonar sin albergar sentimientos negativos se ha vuelto una habilidad esencial. El perdón es un acto poderoso que puede liberar a las personas de la carga del resentimiento y la amargura, promoviendo la armonía y la paz interior. Sin embargo, perdonar de manera genuina y sin rencores no es siempre una tarea fácil, y es aún más desafiante cuando se trata de niños que están aprendiendo a lidiar con sus propias emociones.

Creciendo emocionalmente sin resentimiento

Sentir enojo, frustración y hasta deseos de venganza, es normal en los más pequeños. Estos sentimientos, que resultan de los más primitivos, salen a la luz seguido en situaciones con amigos del preescolar o escuela, e incluso con hermanos, por ejemplo al no ser invitados a una fiesta de cumpleaños, o si un amigo cuenta una intimidad o un secreto compartido, o si el hermano le quite su juguete preferido.

Todas estas situaciones que se desarrollan en su entorno social, llevan al niño a experimentar sentimientos de enojo y venganza, y como padres poder darle la herramienta del perdón hará que nuestro hijo crezca emocionalmente sin resentimiento, que luego en la vida adulta se arrastran y traen consigo consecuencias en los vínculos sociales aunque también en la salud. 

Decirle adiós al enojo intenso

Así como los adultos, los más pequeños también pueden aferrarse a un enojo intenso cuando se sienten mal. En su forma más extrema de expresar su disconformidad, conduciendo a actos de agresión física donde se podrían ver afectados sus compañeros de colegio e incluso su familia.

Entonces, ¿cómo podemos enseñarle a nuestros hijos a perdonar en lugar de abrazar sentimientos de venganza, resentimiento o traición? 

Según el psicólogo  Robert Enright y el psiquiatra Richard Fitzgibbons, el perdón se presenta como una herramienta para drenar la ira ante la disconformidad del acto de un tercero. Actuar con bondad hacia esa persona y reflexionar acerca de lo que hizo y por qué se comportó así con nosotros, es un excelente aprendizaje que podemos transmitirle a nuestros hijos.

El perdón no se trata de debilidad, ya que para poder perdonar a pesar de ser lastimado hay que tener mucha valentía, pues implica anteponer los sentimientos del otro por encima de los propios a pesar de haber sido lastimados. Es realmente un acto de bondad, de empatía. 

Comprender el perdón puede ser confuso para los niños

Algo que puede resultar sencillo para un adulto, para un niño que recién está comenzando a vivir su propia historia, comprender el perdón puede llegar a ser algo confuso. Enrigth sostiene que los programas de perdón, resultan muy útiles sobre todo en niños muy pequeños, donde suelen invitar a familias o estudiantes a participar en sesiones grupales semanales dirigidas por un maestro durante varias semanas.

Los niños son introducidos a los conflictos entre personajes de ficción antes de ser guiados para reflexionar sobre sus propios conflictos personales. Exploran las diferentes formas de lidiar con el daño que resulta de los conflictos, incluida la opción del perdón. Luego de que aprenden los conceptos fundamentales del perdón y lo que es y lo que no es perdón, se los introduce a la reflexión sobre cómo perdonar: primero por medio de un personaje de ficción, y luego como una opción para perdonar a alguien que los hirió. 

Después de aprender a perdonar, algunos niños incluso se desempeñan mejor en la escuela, tienen menos problemas de conducta y delincuencia, y se sienten más positivos con sus padres y maestros. 

Según la edad del niño, la introducción al perdón puede ser abordada desde diferentes puntos detalla Enright en su investigación. Pues toma nota para poner en práctica:

De 4 a 5 años

Antes de enseñarles el perdón, es importante presentarles el concepto del amor, en cómo cuidar al otro, empatizar con sus sentimientos y circunstancias de vida para evitar resentimiento. Ejemplo: puedes leerle un cuento donde se expresan vínculos de amor entre familiares y amigos, donde hayan gestos de amor hacia el otro.

A partir de los 6 o 7 años

A partir de los 6 años, los niños tienen la capacidad de lo que Jean Piaget (epistemólogo, psicólogo y biólogo suizo, considerado el padre de la epistemología genética, reconocido por sus aportes al estudio de la infancia) denominó razonamiento operacional concreto: ahora pueden comprender las causas y los efectos de las acciones de las personas. En esta etapa se podrá introducir el perdón de manera sistemática a través de 5 pasos secuenciales, según Piaget.

  1. Cada persona es especial, única e insustituible. Todas las personas, sin importar su estatus social, o bien cuan inteligentes sean, tienen valor.

  2. La enseñanza de otros valores. También será útil que antes de introducir el perdón, como se menciona arriba, se les enseñe el sentimiento del amor, la generosidad, la amabilidad y el respeto hacia el otro.

  3. Introduce el perdón con historias. Una vez que los niños pequeños hayan sido introducidos con los valores arriba mencionados, podrás presentarle el perdón, pero solo a través de historias (cuentos) y no a través de su propia experiencia de perdonar a quienes los lastiman.

  4. Más adelante, podrán aplicar todo este aprendizaje a los propios niños, pero solo si están listos y sólo si eligen considerar el perdón. El perdón es una elección y no debe ser presionada. Debido a que estos pasos requieren tiempo, deben continuarse durante los próximos años, utilizando nuevas historias para que el aprendizaje se profundice en diferentes contextos.

De 10 a 13 años

A medida que los niños crecen, podrán presentar el perdón descompuesto en sus 3 variantes: perdonar, recibir perdón y reconciliarse, situaciones que podrán presentarse en la escuela primaria y secundaria. Para recibir el perdón se requiere la humildad para reconocer las malas acciones y esperar hasta que el ofendido esté listo para perdonar. Para reconciliar, las dos personas deberán estar dispuestas a reunirse de nuevo en confianza mutua.

De 14 a 18 años

Pues en esta instancia del crecimiento, una vez incorporado el aprendizaje anterior según su edad, los adolescentes estarán listos para comprender que se puede perdonar incluso a aquellas personas a las cuales se les guarda resentimiento e incluso enojo, presentándose como un enorme desafío pero comprendiendo la complejidad de esta acción como algo que los va a nutrir por el resto de su vida.


Criando niños valientes y cariñosos” es una iniciativa del Greater Good Science Center para ayudar a cerrar la brecha entre la investigación y la vida cotidiana de los padres, brindando herramientas para la crianza de niños que tratan a los demás con compasión y respeto.

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