Alejandra Graf: La influencer que decidió enseñar el arte de la cocina vegana
Antes de convertirse en la gran influencer de comida vegana que hoy es, Alejandra Graf vivía rodeada de cuadros de artistas famosos, galerías y museos.
“Era una vida intensa en la que, si el cliente te decía que le interesaba una obra, tenías que estar ahí”, dice esta mexicana de 49 años, quien decidió alejarse de ese mundo y convertir las redes sociales en una enorme plataforma en la que ha dado a conocer su pasión por la comida vegana.
Graf tiene una licenciatura en Artes Visuales y una certificación profesional en cocina basada en plantas. Hace unos años, creó Piloncillo&Vainilla, un blog sobre sus experiencias, filosofía alimentaria y recetas.
Aunque su vida desde que se mudó a Estados Unidos en 2010, (primero a Austin y después a Houston), parece como un tren corriendo a alta velocidad, no extraña para nada su natal Monterrey, Nuevo León, México.
“He tenido el privilegio de hablar en varias conferencias, incluyendo WeAllGrow en 2017 y 2018 como experta en fotografía de alimentos. Además, participé en AltSummit en 2019, donde compartí mis conocimientos con otros creadores de contenido, y he sido entrevistada por varios podcasts, como food blogger pro y Super Mamas”.
Además, ha creado sus propios libros de cocina y un curso online. En 2019 lanzó su primer ebook, titulado “Siéntete bien comiendo bien”, y le siguió “32 Smoothies”. En 2023, lanzó su primer curso en línea, “Fotos&Comida”, un curso de fotografía de alimentos para principiantes.
“En Estados Unidos encontré la posibilidad de ver a mis tres hijos crecer y una tranquilidad que me permitió enfocarme en las cosas que amo, como mi familia, mi cultura y la comida”.
Aunque el éxito la sorprendió por la rapidez, lo cierto es que llegó a través de un enorme esfuerzo, en una de esas labores de hormiguita, de picar piedra y aprender.
“Si, fue de aprender todo, desde el estilo de vida, la cultura, los horarios, hasta el manejo de las redes sociales”, dice Graf mientras va desmenuzando sus recuerdos de esa época en la que todo era nuevo, pero en la que tenía como objetivo enfocarse en su pasión.
A diferencia de muchos de los veganos de hoy, Graf ha seguido ese estilo de alimentación desde hace casi dos décadas. “Mis amigas me dicen que debo hacer camisetas en las que declare que yo fui vegana antes de que se convirtiera en una moda”, dice en medio de una carcajada.
Pero es cierto. Ella empezó a alimentarse así por gusto. “Siento que nací vegetariana, nunca me gustó la carne, ni el pollo, ni el sabor ni cómo me hacía sentir, así que cuando decidí alimentarme así se me abrió un mundo de todo lo que puedes lograr con especias, verduras y leguminosas”, dice entusiasmada.
Cuando supo que su hijo Santiago, hoy de 23 años, sufría intolerancia a la lactosa, decidió buscar alternativas, y las encontró.
“Tengo amigas que quiero mucho que nos dejaron de invitar a sus cenas y fiestas, porque no sabían qué hacer con nosotros… se preguntaban ¿qué les damos de comer?”
Esas mismas amigas le empezaron a hablar para comentarle que sus hijos eran alérgicos a los lácteos, al gluten y a diferentes ingredientes. “Así que me la pasaba en el teléfono dándoles consejos”.
Era el 2013 y fue entonces que su esposo le sugirió que escribiera un blog.
Le entusiasmó la idea de compartir los momentos cotidianos de su vida como madre de familia. En ese blog hablaba de sus hijos, de la práctica de soccer, de comidas y de la vida cotidiana. “El objetivo era compartir aspectos de mi vida con la que sin duda otras personas se identificarían, pero hasta ahí”.
Entonces dio inicio un proceso de aprendizaje que no ha terminado. “Fue aprender todo, desde cómo escribir para otros, aprender a tomar fotografías y hacer coding, hasta hablar inglés y aprender la cultura de este país”.
Y ese fue el parteaguas en esa etapa de su vida. Graf estaba leyendo un libro en el que el autor hacía una pregunta que le caló hondo: ¿Cuáles son las cosas por las que la gente te da las gracias?
“Entendí que a mi nadie me dio las gracias por tener un hermoso cuadro en la sala de sus casas, y que en cambio me daban las gracias cuando les ayudaba a otras mamás a enseñarle a que sus hijos comieran verduras… entonces cancelé mi proyecto de iniciar una maestría en arte y me dediqué a crear contenido relacionado con la comida vegana”.
El monstruo de mil cabezas
“No me motivaba el dinero, ni hacerme famosa pero lo que dio inicio como un proyecto pequeño e íntimo, se fue transformando en una actividad que absorbía una gran parte de mi tiempo y energía”.
Hoy Graf se siente feliz y satisfecha con lo que ha logrado, pero sabe que hay muchísimo camino por recorrer, pero no en esa carrera interminable en el que el tiempo voló y de pronto pasaron diez años.
“Fue como una bola de nieve que fue creciendo. Lo que era un blog sencillo, se transformó en alimentar con contenido a diferentes redes sociales, en presentaciones en vivo, en trabajos con diferentes marcas de productos”.
Y entonces en el 2023 sintió que el peso de una década de trabajo intenso la había alcanzado.
“Me sentí quemada, y pensé que era tiempo de hacer un alto, de reevaluar mis prioridades y proyectos”.
Sus dos hijos mayores se habían ido a la universidad y sólo su hija menor permanece con ella y su esposo. “Fueron muchos cambios y ahora me doy cuenta de que estoy en un proceso de transición”.
Graf sabe perfectamente sus prioridades y lo que quiere.
“Me muero de ganas de escribir un libro, de hecho, ya tengo una propuesta hecha y estoy esperando algún agente que quiera representarme. Me di cuenta en estos años de que además de que me encanta la cocina, hacer recetas y tomar fotos, me gusta la tradición de comer juntos de sentarnos a la mesa, de compartir ese lenguaje de amor”.
El libro, que todavía no tiene fecha de publicación está enfocado precisamente en eso. “En cómo a los mexicanos y a los latinos en general nos gusta comer, y nos encanta compartir la mesa con los demás ”.
Momento de reinventarse
“No se si porque soy capricornio o qué, lo cierto es que soy una persona terca, necia y siempre sé que hay más por hacer”.
En este nuevo momento de su vida y de su carrera, sabe perfectamente que quiere enfocarse en su público que se encuentra en Instagram. No le interesa TikTok. Sabe que no puede seguir alimentando al barril sin fondo que son las redes sociales.
Por supuesto que esta etapa de diez años de su vida le han dejado enormes enseñanzas. “La principal, creer en la intuición, creer en ti misma, porque en este mundo de los algoritmos lo que les funciona a unos, no les funciona a otros, por lo que siempre hay que hacer caso a la intuición”.