Que me entierren con mariachi: Las canciones imprescindibles en el cementerio
El miércoles de la semana pasada Francisco Hernández se estaba preparando para ir a una fiesta. Pero no era una reunión común, en realidad era una fiesta a la que nadie quisiéramos asistir.
Hernández revisó detenidamente su violín. Se aseguró que el instrumento estuviera bien afinado y después hizo vocalizaciones frente a un espejo. Satisfecho, empezó a vestirse con su tradicional pantalón negro con adornos de plata, una chaqueta finamente bordada, un vistoso sombrero negro y salió para reunirse con sus compañeros que ya lo esperaban en una camioneta.
Hernández es director del mariachi Potrillos de Los Ángeles y la fiesta para la que se estaba preparando era en un popular cementerio de esa ciudad.
A unos días de celebrarse el Día de Muertos, Hernández sabe que en las próximas semanas la mayoría de las contrataciones que tendrán serán en los cementerios de Los Ángeles y de distintas ciudades del sur de California, donde la tradición de celebrar con música a los muertos, está profundamente arraigada.
El olvido y la tristeza es la verdadera muerte
“A través de la música recordamos a los que se han ido, es una forma de evitar que realmente mueran, porque el olvido es la verdadera muerte”, dice Hernández, al recodar esa estrofa de La Martiniana, una tradicional canción oaxaqueña que dice:
Niña, cuando yo muera
No llores sobre mi tumba
Cántame un lindo son, ¡ay, mamá!
Cántame «La sandunga»
No me llores, no
No me llores, no
Porque si lloras yo peno
En cambio si tú me cantas
Yo siempre vivo y nunca muero…
“Y con la creencia de que, si nuestros seres queridos nos olvidan, realmente morimos, es que los mariachis tenemos tanto trabajo en los cementerios”, dice Hernández, quien durante la pandemia tuvo en los cementerios su principal fuente de ingresos.
“Como no había fiestas y la gente moría por montones, entonces todos los días tocábamos en dos o tres servicios funerarios”, dice Hernández, quien es originario de La Barca, Jalisco y descendiente de mariachis de tres generaciones.
Aunque en otras culturas el servicio funerario puede ser extraordinariamente solemne, entre los mexicanos se convierte en una fiesta en la que los familiares más cercanos piden las canciones de mariachi que eran del agrado del difunto.
“Si es la mamá a la que están enterrando, una de las canciones más populares es Amor eterno. Siempre la piden, especialmente cuando liberan las palomas blancas, como símbolo de la partida del alma. Pero si el difunto es el padre, son imprescindibles Mi viejo y Qué falta me hace mi padre”, dice Hernández.
Una canción de mariachi que es infaltable en los cementerios y en las iglesias durante los servicios fúnebres es Si no te hubieras ido.
No hay nada más difícil que vivir sin ti
Sufriendo en la espera de verte llegar
El frío de mi cuerpo pregunta por ti
Y no sé dónde estás
Si no te hubieras ido, sería tan feliz
Otra de las canciones preferidas en estas circunstancias es Un puño de tierra, que describe cómo al final, aunque tengamos riquezas y fama, no nos llevaremos nada al más allá.
“Hoy murió mi abue, siempre escuchábamos está canción juntos diciendo que la vida es prestada, hoy la cantamos mientras la enterraban, la extrañaré por siempre”, dice @gus5342 en un comentario a la canción Un puño de tierra.
Pero los mariachis y los conjuntos norteños, las bandas y los conjuntos jarochos no sólo actúan en los cementerios, también están presentes muchas veces en las iglesias para los servicios fúnebres y hasta en los novenarios, Los Potrillos de LA intercalan la letra de Entre tus manos está mi vida entre cada misterio del novenario:
Entre tus manos
Está mi vida, Señor
Entre tus manos
Pongo mi existir
Hay que morir
Para vivir
Entre tus manos
Confío mi ser
Este Día de Muertos es un buen momento para recordarles y decirles que están vivos y junto a nosotros con las caciones de mariachi.