Depresión en adolescentes: ¿cómo se trabaja?
Si bien en la actualidad existen una gran variedad de tratamientos para salir adelante de una depresión, cuando este cuadro se presenta en los adolescentes los padres suelen alarmarse, y con razón.
Es que en la adolescencia, como bien dice la palabra, el joven adolescentes, y mucho de las sentimientos y experiencias que vive se ven exacerbadas y en ocasiones descontroladas por la euforia de esta etapa que todos en algún momento hemos vivido. Es por ello que es importante prestar atención a los cambios de humor de nuestro adolescente y brindarle contención cuando lo percibimos angustiado.
La ansiedad y la depresión en niños y adolescentes han ido en aumento desde 2012, después de varios años de aparente estabilidad, como un fenómeno que afecta a toda una generación sin distinción de edad, género o clase social.
Se aíslan, se recluyen dentro de sus identidades ficticias en las redes sociales, o simplemente aparentan estar bien y, por dentro, sufren por la presión que sienten respecto a sus notas, su futuro, su aspecto físico o sus relaciones con una pareja, amigos y familia. En casos más extremos, algunos jóvenes incluso se autoinfligen heridas superficiales como una manifestación secreta y compulsiva del tormento que sufren.
Alguno de los síntomas a los que deberíamos estar atentos:
- Sentimientos de tristeza, que puede incluir ataques de llanto sin motivo aparente.
- Pérdida de interés o conflicto con la familia y amigos.
- Sensibilidad extrema al rechazo o al fracaso, y la necesidad de tranquilidad excesiva.
- Pensamientos frecuentes de muerte, la muerte o el suicidio.
- Cambios en el apetito, como la disminución del apetito y pérdida de peso o aumento de los antojos de alimentos y el aumento de peso.
- Agitación o inquietud, por ejemplo, el ritmo, apretones de manos o una incapacidad para permanecer sentado.
- La autolesión, como cortar, quemar, perforación excesiva o tatuajes.
Tan creciente y alarmante es la preocupación por esta realidad que la revista TIME dedicó su última portada al tema. Según indican en su artículo, sólo en Estados Unidos en 2015, alrededor de 3 millones de adolescentes entre 12 y 17 años tuvieron al menos un episodio depresivo grave en el último año, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos nacional. Más de 2 millones reportaron experimentar una depresión que perjudica su vida diaria y alrededor del 30 por ciento de las niñas y el 20 por ciento de los niños tuvieron algún tipo de trastorno de ansiedad. Mientras que las niñas parecen más propensas a caer en este comportamiento, los niños no son inmunes: hasta el 30 y el 40 por ciento de los que alguna vez se autoflagelaron son varones.
Si sospecha que su hijo adolescente está atravesando un cuadro de depresión, recurra al médico para que lo asesore y guíe en cuanto al tratamiento y la intervención con un profesional terapeútico. Es importante que comprenda, que los síntomas de la depresión no van a mejorar por sí solos o con una charla que pueda tener con su hijo. Es un cuadro que requiere tratamiento lo antes posible, ya que en casos más severos puede llevar al adolescente a tener conductas suicidas.
Si bien no existe un tratamiento preventivo para la depresión, hay muchas cosas que usted como padre puede realizar para que su hijo tenga una vida mental saludable y sin ansiedad:
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Impulsar la baja autoestima, reconociendo pequeños pasos hacia la obtención de uno mejor.
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Pasar rato a solas con su hijo, mirando una película, tomando algo. Estas acciones es importante llevarlas a cabo desde que el joven es pequeño, para que así sepa que cuenta con un espacio de contención y de escucha.
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Si detecta síntomas en el joven, comience el tratamiento lo antes posible, así la depresión no sigue avanzando causando mayores consecuencias en la vida de su hijo.