Los medicamentos más comunes pueden aumentar los riesgos de las olas de calor
Las olas de calor pueden ser mortales. A los expertos les preocupa que ciertos medicamentos puedan aumentar su peligrosidad.
Decenas de millones de estadounidenses toman por lo menos un tipo de medicina. Muchos medicamentos comúnmente recetados y de venta libre, como ciertos antidepresivos, antipsicóticos, antihistamínicos, y medicamentos utilizados para tratar la diabetes y la presión arterial alta, pueden reducir la capacidad del cuerpo para mantener una temperatura segura.
Los medicamentos pueden interferir con el termostato interno del cuerpo o afectar la sudoración, según una evaluación de 2021 en The Lancet, una revista médica especializada revisada por expertos.
Kenneth Mueller, farmacéutico e instructor clínico de la Escuela de Enfermería de Emory, dice que algunos medicamentos pueden afectar la sensación del calor y el termostato interno de una persona. Esto puede alterar la capacidad del cuerpo para redirigir el flujo de sangre a la piel, una forma clave en que ésta se enfría.
En clima cálido, estos efectos secundarios podrían aumentar la posibilidad de consecuencias potencialmente mortales, como deshidratación severa o golpe de calor.
“Los médicos y farmacéuticos deben advertir a los pacientes sobre los peligros potenciales de [estos] medicamentos durante los eventos de olas de calor extremo”, escribió el portavoz de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), Bert Kelly, en un correo electrónico.
¿Qué medicamentos pueden hacer que las olas de calor sean más peligrosas?
Los antidepresivos como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), pueden aumentar la sudoración, aumentando el riesgo de deshidratación.
Así mismo, los antidepresivos tricíclicos, pueden disminuir la sudoración, lo que dificulta enfriarse.
Los antipsicóticos pueden afectar la sudoración y alterar el termostato interno del cuerpo.
Los fármacos anticolinérgicos, una amplia categoría de medicamentos que se usan comúnmente para tratar una variedad de afecciones, como la incontinencia urinaria, la vejiga hiperactiva, las alergias y la enfermedad de Parkinson, pueden interferir con la sudoración y el termostato interno del cuerpo. También pueden reducir el flujo de la sangre a la piel.
A los pacientes con enfermedades cardíacas se les pueden recetar múltiples medicamentos, incluidos los diuréticos inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA). Dichos medicamentos pueden causar deshidratación, afectar la función renal y limitar la capacidad del cuerpo para redirigir el flujo sanguíneo.
Mueller, el farmacéutico, agrega que la deshidratación también puede presentar riesgos.
La deshidratación puede aumentar los niveles en la sangre de algunos medicamentos. Incluso los aumentos leves pueden provocar efectos tóxicos hacia ciertos medicamentos, como el litio. Estos efectos pueden variar desde temblores y debilidad, hasta agitación, confusión e incluso la muerte.
Algunos medicamentos para la diabetes, incluida la insulina, pueden perder su eficacia en climas cálidos.
¿Quiénes están en mayor riesgo por la relación entre los medicamentos y las olas de calor?
Cualquier persona puede experimentar una enfermedad relacionada con el calor.
Pero los adultos mayores de 65 años y aquellos con enfermedades crónicas se encuentran entre los más vulnerables a las olas de calor extremo.
En un estudio realizado en Francia sobre la ola de calor en 2003 , se encontró un aumento del 40% en el exceso de muertes de personas mayores de 65 años, y un aumento del 70% en el exceso de muertes de personas mayores de 85 años durante el evento. En otro estudio se encontró un mayor riesgo de hospitalizaciones de emergencia entre las personas mayores durante una ola de calor en California en 2006.
Las personas mayores pueden ser más sensibles al calor porque a medida que envejecen su sensación de sed puede disminuir, al igual que su capacidad para sudar.
Las personas con enfermedades crónicas, como las cardíacas y diabetes, también son más sensibles al calor. Las enfermedades cardíacas pueden dificultar el paso de la sangre a la piel. La diabetes puede reducir el flujo de sangre a la piel y reducir la producción de sudor. Ambos procesos son esenciales para mantener el cuerpo fresco cuando aumentan las temperaturas.
Además de eso, es más probable que las personas mayores y las personas con enfermedades crónicas tomen medicamentos que generan más orina y cambios en los patrones de sudoración.
Muchas personas mayores de 65 años toman más de cinco medicamentos. Algunos tienen listas de medicamentos de dos dígitos.
El sesenta por ciento de los estadounidenses padece al menos una enfermedad crónica y el 40% tiene dos o más.
En un mundo de picos de temperatura provocados por el clima y veranos prolongados, la combinación de edad, enfermedades crónicas y medicamentos puede hacer a las personas vulnerables.
Cómo protegerte en climas calurosos
Si tienes un mayor riesgo de sufrir enfermedades por las olas de calor, especialmente si eres mayor y tomas medicamentos para afecciones crónicas, vigila la primera señal de estrés por calor: sentirte mareado, fatigado o sediento.
Asegúrate de tener acceso a un lugar fresco para descansar. Bebe líquidos sin alcohol con regularidad, pero sigue las indicaciones de tu médico: beber grandes cantidades de agua en poco tiempo puede ser peligroso debido al riesgo de desequilibrio electrolítico en algunas personas.
Mantenerse en contacto frecuente con la familia u otros cuidadores también puede salvar vidas,sin embargo, los expertos entrevistados para este artículo no pudieron ofrecer consejos más allá de ser conscientes de los riesgos potenciales de la relación entre medicamentos y calor.
“La gente toma medicamentos porque los necesita. Pero, ¿Cuál es la medida correcta cuando hace calor? ¿Es solo quedarse adentro y tener aire acondicionado? ¿Es bajar la dosis en un 10%?” pregunta el pediatra Aaron Bernstein, director del Centro para el Clima, la Salud y el Medio Ambiente Global de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, a lo cual responde “No lo sabemos”.
Se necesita más investigación para comprender los detalles
Ollie Jay, director de la Incubadora de Investigación de Calor y Salud de la Universidad de Sydney, advierte que los investigadores no han completado una investigación sistemática que muestre la conexión exacta entre los medicamentos y el riesgo de calor.
Aunque una variedad de estudios muestran que las personas que toman ciertas clases de medicamentos tienen más probabilidades de necesitar atención de emergencia, y que existe un vínculo entre ciertos medicamentos y una mayor probabilidad de muerte durante los eventos de olas de calor extremo, los investigadores aún tienen que realizar pruebas “estándar de oro” para demostrar el efecto exacto de los medicamentos en la capacidad del cuerpo para responder a temperaturas elevadas.
Jay está trabajando en estudios que monitorean cómo un medicamento anticolinérgico puede afectar la forma en que las personas regulan su temperatura corporal a través de la sudoración y los cambios en el flujo sanguíneo a la piel.
Agrega que existe una fuerte evidencia de que la cocaína afecta la respuesta del flujo sanguíneo del sudor y la piel lo que reduce la conciencia del calor de una persona.
“En términos de evidencia para ese tipo de droga, está claro, pero para el medicamento recetado no hay demasiado”, dice.
Bernstein, el pediatra, está de acuerdo en que se necesita más investigación para establecer conexiones directas entre medicamentos recetados específicos y la contribución exacta a las enfermedades causadas por las olas de calor, para comprender si los riesgos para las personas que toman múltiples medicamentos son aún mayores.
“Vemos que las personas que toman estos medicamentos aparecen absolutamente en los hospitales en mayor número porque el medicamento los está afectando”, dice.
Los trabajadores de la salud tienen más que aprender
Otro desafío: muchos trabajadores de la salud no son conscientes de los riesgos de la relación entre el calor y los medicamentos. La mayoría no suele aconsejar a sus pacientes sobre cómo mantenerse a salvo.
Cheryl Holder, médica de atención primaria en Miami, Florida, fue nombrada en 2021 para copresidir el naciente Grupo de trabajo sobre clima y salud térmica (Climate and Heat Health Task Force). Ahora Holder quiere asegurarse de que el grupo de trabajo desarrolle un plan de acción local contra el calor que eduque al público y a los profesionales de este sector sobre sus riesgos para la salud, incluidos los de los medicamentos.
“Muchos médicos aquí han realizado algunos de los cambios generales, donde la mayoría no administran muchos diuréticos a los pacientes que tienen que trabajar al aire libre”, dice ella. Debido a que los diuréticos, comúnmente conocidos como píldoras de agua, pueden provocar deshidratación, su uso es especialmente preocupante durante las olas de calor.
“Sin embargo en términos de una plena conciencia del exceso de mortalidad y una mejor preparación, recién estamos comenzando a trabajar”, dice ella.