Los tres amigos
Hay buenas razones para declarar un buen avance la novena cumbre de líderes de América del Norte que reunió la semana pasada en Washington los presidentes Joe Biden, Andrés Manuel López obrador y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.
Fue el primer encuentro de los líderes de Estados Unidos, México y Canadá desde 2016 por una razón que tiene nombre y apellido: Donald Trump. El entonces presidente de los Estados Unidos no sólo interrumpió las reuniones a lo largo de su presidencia, sino que impuso aranceles punitivos a las importaciones de acero y aluminio de dos de sus dos socios comerciales.
El nuevo encuentro revitaliza la noción de que los tres países tienen más coincidencias que diferencias y que, por encima de muchas otras cosas, los une la necesidad de trabajar cooperativamente para mejorar la competitividad frente otras regiones del mundo, especialmente Asia, sumar energías para proyectos comunes y mantenerse bien coordinados para enfrentar retos, como la emergencia de la pandemia del COVID-19.
La lista de coincidencias es amplia: los tres países acordaron por ejemplo hacer más para responder a la trágica epidemia de sobredosis de drogas que costó la vida a más de 100,000 estadounidenses durante un periodo de 12 meses en medio de la pandemia. Estados Unidos y México pactaron a su vez hacer más para enfrentar el flagelo del tráfico de armas estadounidenses al territorio mexicano.
Particularmente uno de los resultados del encuentro suena prometedor. El canciller mexicano Marcelo Ebrard anunció que los tres países acordaron lanzar en fecha próxima un programa que podría ser bautizado tentativamente como “Sembrando Oportunidades”, inspirado en el programa del presidente López Obrador “Sembrando Vida”.
Aunque aún no tenemos los detalles de ese programa, es evidente que sólo ofreciendo alternativas tangibles y atacando las causas que producen la migración a los Estados Unidos, será posible paliar el problema. No se trata sin embargo de una solución de corto plazo, y Estados Unidos debe hacer más para abrir rutas legales que alienten o persuadan a las personas a no hacer el peligroso viaje a través de territorio mexicano.
Pero en Estados Unidos, las realidades políticas muestran nubarrones en el horizonte en relación con las políticas públicas hacia los migrantes. Los republicanos siguen instalados en su visión limitada que condiciona toda reforma de migración a un control operativo absoluto de la frontera, lo cual es una meta inalcanzable.
Apenas el viernes, precisamente un día después de la cumbre de líderes de América del Norte, la cámara de representantes tuvo que conformarse con aprobar una versión de reforma migratoria que excluye la ruta de la residencia legal y ciudadanía. En su lugar o sólo ofrece permisos de trabajo y protección contra las deportaciones por un máximo de 10 años.
Más aún, el presidente Biden no ha logrado siquiera lograr la aprobación de su impuesto federal del año fiscal 2022, así que cualquier promesa de recursos sustantivos en el tema migratorio, primero debe sobrevivir el no menos peligroso laberinto legislativo. Al menos Los Tres Amigos coinciden en que juntos es mejor que separados. Ahora el reto es convertir la buena voluntad en programas que resistan la prueba de los relevos en el liderazgo de los tres países.
José López Zamorano es el anfitrión del programa de radio Bienvenidos a América, donde se analizan las últimas noticias de inmigración y se responden las preguntas de los oyentes en temas de inmigración.