A pesar de las campañas electorales en su contra los inmigrantes dejan grandes beneficios
En esta campaña electoral, como en las últimas, el tema de los migrantes ha estado en el centro del debate.
Donald Trump ha dicho reiteradamente que Estados Unidos está siendo objeto de una “invasión” de inmigrantes y ha propuesto llevar a cabo deportaciones masivas de indocumentados.
Por su lado, Kamala Harris, ha dado su apoyo al proyecto de ley de seguridad fronteriza, que incluiría cientos de millones de dólares para reforzar la seguridad en la frontera sur del país.
Ninguno, ni por equivocación, ha hablado de regularizar el estatus de los más de 11 millones de personas que viven sin documentos en el país.
Los inmigrantes son el blanco favorito de las campanas presidenciales desde hace varios años. Los republicanos los han utilizado como chivos expiatorios de todos los males que enfrenta el país. Los demócratas han caído en el juego y también hablan de un endurecimiento de las políticas migratorias.
Y la opinión pública influenciada por los miles de millones de dólares que se gastan en las campañas electorales, favorece también que se cierren las puertas y se impida la llegada de nuevos inmigrantes.
Como retórica política, suena atractivo culpar a alguien de nuestros problemas, pero en la realidad, los inmigrantes aportan mucho más de lo que la mayoría de la gente piensa.
Más allá de la retórica electoral vale la pena preguntarse cuál es el papel que juega la inmigración en la sociedad norteamericana.
Vayamos por puntos. Si de verdad se acaba la inmigración como muchos lo quieren, la población de Estados Unidos se estancaría en un principio y después empezaría a disminuir. Actualmente el número de personas nacidas fuera de Estados Unidos es de 47.8 millones, algo así como el 14.3 por ciento de la población total.
Entre 2010 y 2020, el país experimentó el crecimiento demográfico más lento de cualquier década desde los años 30, cuando la tasa de natalidad se desplomó a un mínimo histórico durante la Gran Depresión.
Esto significa que este país, como muchos otros, se enfrenta a los retos del envejecimiento de la población, con un aumento de los costos de salud y menos personas en edad de trabajar.
Según las previsiones de la Oficina Presupuestaria del Congreso, en 2040 se alcanzará un punto de inflexión en el que las muertes superarán a los nacimientos.
Por ello, algunos economistas y grupos proinmigración sostienen que debe permitirse que aumente la inmigración para satisfacer las necesidades de la economía, sobre todo en las zonas rurales.
En materia económica, el impacto del cierre de las fronteras a la inmigración sería desastroso.
“Si sacáramos a los inmigrantes por completo, estaríamos hablando de una reducción del PIB per cápita de entre el 5% y el 10%, lo que significaría que la riqueza per cápita disminuiría y el PIB total sería mucho menor debido a que habría menos gente”, dice Tarek Hassan, profesor asociado de Economía en la Universidad de Boston, consultado por la agencia BBC Mundo.
Los inmigrantes también tienen más probabilidades de estar en edad laboral. Si bien representan alrededor del 14% de la población estadounidense, son casi el 19% de la fuerza laboral de este país, unos 31 millones de trabajadores, y tienen tasas de participación en la fuerza laboral más altas que los ciudadanos nativos, según la Oficina de Estadísticas Laborales.
Según las previsiones de la Oficina de Presupuesto del Congreso, se espera que alrededor del 91% de los inmigrantes de 16 años o más que lleguen a Estados Unidos entre 2022 y 2034 tengan menos de 55 años, en comparación con apenas el 62% de la población adulta general.
Algunos sectores de la economía, como la agricultura, dependen especialmente de la mano de obra inmigrante.
Según la Encuesta Nacional de Trabajadores Agrícolas del Departamento de Trabajo de Estados Unidos, el 70% de los trabajadores agrícolas son inmigrantes, muchos de ellos son indocumentados.
Perderlos “dejaría a muchos propietarios de granjas peleando por encontrar mano de obra suficiente para cultivar, cosechar frutas y verduras y prepararlas para los consumidores locales durante las temporadas altas”, dice Nan Wu, director de investigación del Consejo Estadounidense de Inmigración (AIC), un grupo de defensa de la inmigración.
Un argumento que suelen esgrimir los críticos de la inmigración es que la afluencia de trabajadores extranjeros dispuestos a trabajar por un salario menor deprime los salarios de la población nativa.
Pero una revisión realizada en 2014 por la Universidad de California de 27 estudios sobre el impacto económico de la inmigración concluyó que el efecto promedio de la inmigración sobre los salarios de los nativos era esencialmente cero.
Y esto lleva a otro tema sensible, el de los impuestos.
Los hogares de inmigrantes aportaron casi una sexta parte de todos los dólares de impuestos, casi U$580.000 millones en 2022, según un análisis del AIC.
Y en el caso de los inmigrantes indocumentados, a pesar de que pagan impuestos no tienen derecho a prácticamente ningún beneficio directo.
Con visión empresarial
Una proporción significativa de inmigrantes o de sus hijos son empresarios destacados.
Alrededor del 45% de las empresas de Fortune 500 –una lista anual de las 500 empresas estadounidenses más grandes por ingresos– fueron fundadas por inmigrantes o sus hijos y los inmigrantes fueron responsables del 55% de las empresas emergentes de EE.UU. valoradas en $1.000 millones o más.
Los inmigrantes también han desempeñado un papel clave en los avances tecnológicos globales, y muchos llegaron inicialmente a los EE.UU. como estudiantes internacionales.
En el año académico 2022-2023, más de un millón de estudiantes internacionales aportaron US$40.000 millones a la economía estadounidense y respaldaron más de 368.000 puestos de trabajo a través de la matrícula y los gastos de manutención, según la Asociación de Educadores Internacionales.
Este artículo fue escrito con información de BBC Mundo.