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¿Cuánto dinero se necesita para ser feliz?

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“El dinero no compra la felicidad”. Aunque a muchos nos han dicho esto en algún momento de nuestras vidas, no parece impedir que algunas personas quieran tener más, incluso las personas muy ricas. La pregunta es, ¿cuánto dinero necesitamos para ser felices?

Los economistas a menudo tratan a las personas como si tuvieran deseos económicos sin límites, pero recursos limitados para satisfacerlos, un concepto económico fundamental conocido como escasez. A menudo esta idea se presenta como un hecho básico de la naturaleza humana. En nuestra investigación publicada recientemente se descubrió que sólo una minoría de personas tiene deseos ilimitados; la mayoría estaría feliz con una suma de dinero limitada, aunque significativa.

Encuestamos a personas sobre este tema en 33 países de todos los continentes habitados y obtuvimos respuestas de unas 8,000 personas en total. Motivamos a los participantes a centrarse en lo que significaría para ellos tener todos sus deseos satisfechos pidiéndoles que imaginaran su “vida absolutamente ideal”, sin preocuparse de si era factible o realista.

Para evaluar las necesidades económicas, les pedimos a las personas que consideraran cuánto dinero querrían en una vida ideal. Ya que el dinero rara vez viene gratis, pensamos que sus respuestas podrían verse influenciadas por lo que imaginaran que se necesitarían para obtener grandes cantidades de dinero: largas horas de trabajo, inversiones de alto riesgo o incluso delincuencia.

Entonces lo dejamos al azar, pidiéndoles que eligieran un premio en una lotería hipotética. Se les dijo que las posibilidades de ganar cada lotería eran las mismas, por lo que su elección se basaba en cuánto dinero querían en sus vidas ideales, no en qué lotería tenían más probabilidades de ganar.

Los premios de la lotería comenzaban en $10,000 dólares estadounidenses (convertidos a las monedas locales), con opciones que aumentaban en un múltiplo de 10. En el momento en que realizamos el estudio, el premio mayor era de $100,000 billones de dólares estadounidenses, que los habría convertido en las personas más ricas del mundo.

Se descubrió que sólo una minoría de personas tiene deseos ilimitados; la mayoría estaría feliz con una suma de dinero limitada, aunque significativa.

¿Quién quiere ser billonario?

Nuestra predicción fue sencilla: si las personas realmente tienen deseos ilimitados, siempre deberían elegir el máximo de 100 mil millones de dólares. Pero en los 33 países, sólo una minoría eligió el premio mayor (8% a 39% en cada país). En la mayoría de los países, incluido el Reino Unido, la mayoría de las personas eligieron una lotería equivalente a US$10 millones o menos, incluso en algunos países (India, Rusia), la mayoría eligió US$1 millón o menos.

También queríamos entender las diferencias entre las personas con deseos limitados e ilimitados. Nuestros análisis descartaron muchos factores personales: las respuestas no variaron significativamente según el género, la educación o el nivel socioeconómico. Sin embargo, fueron más las personas jóvenes que reportaron deseos ilimitados, en contraste con las personas mayores, aunque esto varió entre países. En los países menos desarrollados económicamente, la influencia de la edad fue más débil.

También examinamos las diferencias culturales aplicando un modelo ampliamente utilizado de las principales dimensiones de la diferencia cultural. Encontramos que más personas eligieron la lotería de US$100 mil millones en países donde había una mayor aceptación de la desigualdad en la sociedad (llamado “distancia del poder”), así mismo donde había más enfoque en la vida grupal (llamado “colectivismo”).

Por ejemplo, en Indonesia donde se tiene una alta distancia al poder y colectivismo, casi el 40% de la muestra eligió US$100 mil millones. El Reino Unido es relativamente bajo en colectivismo y distancia del poder, no obstante menos del 20% eligió el premio máximo de la lotería.

Finalmente, le preguntamos a las personas sobre el cambio más representativo que harían si ganaran el premio; también que clasificaran diferentes valores que eran importantes para ellos, como tener poder o ayudar a los demás. Aquí hubo cierta inconsistencia. Las personas con necesidades ilimitadas eran más propensas a decirnos que usarían el dinero para ayudar a otros, pero en términos de valores, no estaban más preocupados por ayudar a los demás que aquellos con necesidades limitadas.

Las consecuencias de los deseos ilimitados

Asumir que las personas tienen deseos económicos ilimitados proporciona una justificación para las políticas que priorizan el crecimiento económico, como las políticas de tasas de interés, para permitir que las personas alcancen tantos deseos como sea posible. Pero la búsqueda interminable de riqueza y crecimiento tiene consecuencias cada vez más dañinas para nuestro mundo.

Mostrar que los deseos ilimitados no aplican de manera universal a los humanos, ya que el nivel de los deseos de las personas varía con los valores y la cultura, sugiere que están abiertos a la influencia social. Los anunciantes ya lo saben y gastan enormes cantidades de dinero para tratar de convencernos de que queremos cosas que antes ni conocíamos, ni nos importaban. Incluso, algunos economistas han cuestionado si los deseos producidos por el marketing realmente deberían llamarse deseos. Los resultados de esta investigación nos dan la esperanza de que la naturaleza humana no esté en competencia con la vida sostenible. Muchos están prestando más atención a cómo mejorar e incluso reorientar la sociedad para vivir una vida plena sin agotar los recursos de nuestro planeta. Comprender la vida y las motivaciones de las personas con necesidades económicas limitadas puede enseñarnos algo sobre cómo lograrlo.

Este artículo es una republicación de The Conversation bajo una licencia de Creative Commons. Lee aquí el artículo original.

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