Intimo con la Doctora Isabel: Cuáles son las consecuencias de estar siempre en estado de alerta
Hola Dra. Isabel: Espero que me pueda entender. Soy una mujer humilde y trabajadora, pero mi vida no ha sido fácil. He pasado por muchas cosas dolorosas, con parejas que me han fallado, y he sufrido maltrato de todo tipo, tanto en mi familia como en el trabajo. Todo esto me ha hecho una persona muy desconfiada, siempre con miedo de que me lastimen nuevamente. Pienso mal de todo el mundo, defendiéndome de cosas que ni me han hecho, con mucho estrés y ansiedad, como si siempre tuviera que protegerme de los demás.
Este modo de vivir me está afectando mucho, me siento muy mal, lloro todos los dias, con un miedo que no puedo explicar, con dolores de cabeza y el pecho. Ya no quiero seguir así, pero no sé cómo cambiarlo. Hace poco conocí a una persona que parece buena, pero el miedo que siento me está impidiendo confiar y disfrutar de esta relación. Estoy asustada y no quiero arruinar algo que podría ser bonito, pero siento que mis traumas y desconfianza me están jugando sucio.
Dra Isabel, necesito su ayuda para aprender a dejar atrás lo que me ha pasado, poder confiar nuevamente, y rehacer mi vida. No sé por dónde empezar, pero siento que ya no puedo seguir cargando con todo este peso sola.
Ana Luisa, Miami, Florida.
En modo supervivencia
El modo supervivencia es una respuesta innata del ser humano ante situaciones de peligro. Se activa como un mecanismo de defensa que prepara al cuerpo y la mente para enfrentar amenazas, reales o percibidas, mediante la liberación de hormonas como el cortisol y la adrenalina. Este estado es vital en momentos puntuales, como cuando estamos frente a una situación de riesgo inmediato. Sin embargo, cuando el modo supervivencia se activa de manera crónica, y vivimos en un estado de alerta constante, puede tener serias repercusiones en nuestra salud física, mental y emocional.
¿Qué es el modo supervivencia?
El modo supervivencia es un conjunto de reacciones fisiológicas y psicológicas que se activan ante una amenaza, y su propósito es asegurar nuestra supervivencia. Este mecanismo se basa en la respuesta de “lucha o huida” (fight or flight), que prepara al organismo para enfrentar el peligro o escapar de él. Esta respuesta, controlada por el sistema nervioso simpático, provoca que el cuerpo libere hormonas del estrés, lo que aumenta la frecuencia cardíaca, la presión arterial y los niveles de glucosa en la sangre. Todo esto tiene el objetivo de proporcionarnos la energía y la concentración necesarias para actuar rápidamente.
Sin embargo, el problema surge cuando este estado de alerta se mantiene de forma prolongada, incluso en ausencia de una amenaza real. Muchas personas, debido al estrés cotidiano, la ansiedad, la presión laboral o situaciones de vida difíciles, experimentan este estado de alerta de manera constante, lo que provoca graves consecuencias en su salud.
¿Por qué entramos en modo supervivencia?
En situaciones de estrés agudo, como un accidente, una discusión intensa o cualquier circunstancia que percibamos como peligrosa, nuestro cuerpo reacciona instintivamente. Sin embargo, cuando los factores estresantes son crónicos o repetidos, como problemas financieros, presiones laborales, tensiones familiares o ansiedad generalizada, el sistema nunca “se apaga”. Este estado crónico de alerta se conoce como “modo supervivencia”.
El problema es que el cuerpo no distingue entre una amenaza real y un factor estresante continuo; responde de la misma manera, generando una sobrecarga en nuestro sistema.
¿Cuáles son los beneficios del modo de supervivencia?
- Estar más alerta y focalizado en ese peligro. En este estado, el cerebro prioriza las amenazas inmediatas, mejorando capacidades cognitivas como la atención, el descarte de información no prioritaria y la toma de decisiones rápida. Saber que tengo que correrme ante un vehículo que avanza en nuestra dirección me puede salvar la vida y es una decisión prerracional. Decisiones y respuestas rápidas, son vitales.
- Aumento del rendimiento físico. La liberación de neurotransmisores, y demás sustancias y hormonas, pueden proveer de capacidades que, en algunos casos, son consideradas leyendas urbanas (como, por ejemplo, que una madre levantó un auto para salvar a su hijo), pero efectivamente existen incontables relatos de capacidades superiores a las existentes de forma previa, en condiciones extremas. A veces, este fenómeno ha sido conocido como “fuerza histérica”, quizás no la denominación más feliz. Sin embargo, los casos de personas que han recorrido larga distancias sin alimentos o agua no son infrecuentes.
- Manejo del estrés a corto plazo. En algunos casos, el entrar en ese modo de supervivencia permite manejar el estrés a corto plazo activando recursos psicofísicos, a veces desconocidos por la persona y que llevan a preguntarse cómo pudo hacer eso, cuando al pensar a posteriori lo consideraba imposible. Así, atravesar una zona peligrosa o una situación de peligro, sin entrar en parálisis o conservando cierto grado de calma, es un modelo en el cual las respuestas negativas del estrés son superadas por ese modo de supervivencia.
Consecuencias negativas de estar en un estado de alerta constante
Vivir en modo supervivencia durante un período prolongado puede desencadenar una serie de problemas físicos, emocionales y psicológicos. A continuación, te explicamos algunas de las consecuencias más comunes de permanecer en un estado de alerta constante:
1. Estrés crónico
El estrés es una reacción natural del cuerpo ante una amenaza, pero cuando es prolongado, se convierte en estrés crónico. El constante flujo de cortisol y adrenalina desgasta el organismo y puede causar fatiga, insomnio, dolores musculares, migrañas, y problemas digestivos. Además, el estrés crónico aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas, hipertensión y diabetes.
2. Agotamiento mental y emocional
Estar en modo supervivencia puede generar una sobrecarga cognitiva que afecta la capacidad de concentración, memoria y toma de decisiones. La mente, siempre alerta y en estado de “lucha o huida”, se fatiga, lo que lleva al agotamiento mental. A nivel emocional, esto puede desencadenar ansiedad, irritabilidad y, a largo plazo, puede contribuir al desarrollo de trastornos como la depresión.
3. Trastornos del sueño
El cuerpo en estado de alerta constante no se relaja fácilmente, lo que dificulta conciliar el sueño o tener un descanso reparador. Las personas en modo supervivencia suelen sufrir de insomnio, despertares frecuentes o pesadillas. La falta de sueño adecuado agrava el agotamiento físico y mental, generando un círculo vicioso que alimenta el estrés.
4. Problemas en las relaciones interpersonales
Cuando estamos en modo supervivencia, nuestras interacciones sociales pueden verse afectadas. El estado constante de alerta nos hace más irritables, reactivos y menos empáticos. Las personas que viven en este estado tienden a aislarse, ya que ven los entornos sociales como una posible fuente de conflicto o peligro. Este aislamiento puede dañar las relaciones personales, generar soledad y profundizar los problemas emocionales.
5. Debilitamiento del sistema inmunológico
El estrés crónico afecta la respuesta inmunológica del cuerpo, haciéndonos más propensos a infecciones y enfermedades. Las personas que viven en modo supervivencia pueden enfermarse con mayor frecuencia, ya que el cuerpo no tiene los recursos necesarios para combatir los virus o bacterias de manera eficaz. Además, el cortisol prolongado puede generar inflamación crónica, lo que contribuye a enfermedades autoinmunes o inflamatorias.
6. Desgaste físico general
La activación constante del sistema de respuesta al estrés provoca que el cuerpo entre en un estado de tensión muscular, lo que puede causar dolores corporales, problemas de postura y un desgaste general en las articulaciones. Además, la alta presión arterial y el aumento en los niveles de glucosa en sangre, consecuencias de vivir en estado de alerta, pueden derivar en enfermedades metabólicas y cardiovasculares.
7. Dificultad para relajarse y disfrutar del presente
El estado de supervivencia hace que la persona esté siempre anticipando el futuro y las posibles amenazas, lo que impide disfrutar del presente. Las personas en modo supervivencia suelen estar preocupadas, tensas o en constante estado de preparación para lo “peor”. Esto disminuye la capacidad para disfrutar de los momentos cotidianos y dificulta experimentar paz o relajación.
Cómo afecta el estado de alerta constante a la salud física
Además de los efectos emocionales y cognitivos, el modo supervivencia sostenido en el tiempo tiene un impacto significativo en la salud física. Las enfermedades psicosomáticas, como las cardiovasculares y del sistema inmunológico, son comunes en personas que viven bajo estrés constante. La fatiga crónica, los problemas gastrointestinales y otros síntomas físicos pueden ser el resultado directo de vivir en un estado de emergencia perpetuo.
El problema con este estado es que prioriza lo urgente sobre lo importante. Las personas en modo supervivencia tienden a ignorar pequeños problemas de salud, como dolores de cabeza o problemas digestivos, que pueden ser indicativos de afecciones más graves si no se tratan a tiempo.
¿Cómo salir del modo supervivencia?
Es posible revertir el estado de alerta constante, pero requiere consciencia, autocuidado y, en muchos casos, apoyo profesional. Aquí hay algunas estrategias clave:
Practicar técnicas de relajación: La meditación, el yoga y los ejercicios de respiración profunda pueden ayudar a reducir los niveles de cortisol y activar el sistema nervioso parasimpático, que induce la relajación.
Establecer límites: Aprender a decir “no” y reducir las demandas excesivas de tiempo o energía es esencial para evitar el agotamiento. Priorizar el autocuidado es clave.
Dormir adecuadamente: Mantener una rutina de sueño saludable y buscar técnicas para mejorar la calidad del descanso es vital para restaurar el cuerpo y la mente.
Ejercicio regular: La actividad física no solo ayuda a liberar tensiones, sino que también contribuye a equilibrar los niveles hormonales y a mejorar el estado de ánimo.
Terapia psicológica: El apoyo de un profesional puede ser crucial para identificar los factores que mantienen a la persona en estado de alerta, y para desarrollar estrategias de afrontamiento efectivas.
El modo supervivencia, diseñado para ayudarnos en momentos de crisis, puede convertirse en una amenaza si no se gestiona adecuadamente. Reconocer los signos de alerta y tomar medidas para restaurar el equilibrio es clave para una vida más saludable y plena.
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