La trata de personas explicada por una de sus víctimas
Antes de ser víctima de la trata de personas, la vida de Virginia Isaías transcurría comprando ropa de marca en Estados Unidos y llevándola a vender a México donde obtenía un buen margen de ganancia. Era 1995 y hacía unos cuantos años que se había divorciado para terminar con un matrimonio plagado de violencia y abusos.
La vida parecía sonreírle. Los negocios crecían y su corazón había encontrado una calma que hacía mucho tiempo no sentía.
Esa tarde viajaba entre Manzanillo, Colima y Puerto Vallarta, Jalisco. Hacía calor y decidió detenerse un momento para descansar y comprar algo de beber. Mientras su chofer entraba a la tienda, ella sintió un fuerte golpe en el estómago y fue arrastrada hasta una camioneta destartalada que se encontraba a un lado de su auto.
En ese instante su vida dio un giro de 180 grados.
Perdió la noción del tiempo y del lugar en el que se encontraba. Después de muchas horas de viaje supo que fue llevada a una casa de seguridad en el estado de Oaxaca donde junto a otras mujeres, la amenazaban y la golpeaban constantemente.
“Pensé que me iban a matar”, dice Isaías con el rostro como petrificado por las emociones que fue reviviendo.
Después fue trasladada al estado de Chiapas donde fue vendida a otros traficantes de mujeres y de órganos que la obligaron a prostituirse durante varios meses.
“Vi las cosas más horribles que te puedas imaginar”, dice Isaías, desde el condado de Orange, California, donde creó la Fundación para sobrevivientes el tráfico humano para ayudar a las mujeres que son víctimas de la trata de personas.
“Si, aunque parezca increíble, en este momento hay millones de personas en todo el mundo que son víctimas del tráfico y de la trata de personas”, dice mientras muestra estadísticas globales que reflejan un problema de dimensiones continentales que está muy lejos de ser controlado.
Isaías hace un alto y marca una distinción entre lo que es el tráfico humano para cruzar las fronteras y la trata de personas para fines de explotación laboral, prostitución, venta de órganos y pornografía infantil.
“Cualquiera puede ser víctima. Los traficantes tienen catálogos con los rasgos de las personas que están buscando. Pueden ser niñas de 8 o 10 años, o adolescentes morenas de ojos verdes o cabello rizado, blancas o morenas”.
Los traficantes tienen muchísimas técnicas para conseguir a las personas. En algunas ocasiones, como en el caso de Virginia, son secuestradas a la fuerza, en una parada de autobús, en un estacionamiento o caminando por la acera.
En otros casos las redes sociales son el mejor aliado de estos depredadores. Muchas veces ofrecen salarios muy elevados en empresas fantasma. “Son ofertas demasiado buenas para ser verdad”, advierte Isaías.
Buscan los perfiles en las redes sociales. “Son expertos detectando debilidades. Fácilmente localizan a jovencitas que tienen necesidad de afecto, y entonces empiezan a contactarlas todos los días, diciéndoles cosas bonitas, haciéndoles regalos y cuando sienten que ya están listas, quedan de verse en algún lugar y ahí se produce el secuestro y en algunas veces hasta la venta de la persona”, dice Isaías.
Datos y estadísticas de la trata de personas
Las autoridades de Estados Unidos consideran que en cualquier momento por lo menos 403.000 personas están siendo víctimas de trata.
De acuerdo con información de la Oficina contra las drogas y la delincuencia de la Organización de las Naciones Unidas, la trata de personas es un delito mundial en el que los hombres, las mujeres y los niños son tratados como productos con fines de explotación sexual o laboral.
Aunque las cifras varían, según un cálculo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) realizado en 2005, el número de víctimas de la trata en un momento dado era de alrededor de 2,4 millones y las ganancias anuales de unos 32.000 millones de dólares.
Sin embargo, las estimaciones más recientes de la OIT sobre las tendencias generales del trabajo forzoso hacen pensar que el alcance del problema es mucho mayor. En Europa la trata de mujeres y niños, principalmente, con fines de explotación sexual genera 3.000 millones de dólares por año y conlleva 140.000 víctimas en un momento dado y una corriente anual de 70.000 víctimas.
Algo importante de tener en cuenta es que no todo el tráfico de personas es para comercio sexual. Según la OIT el 43 por ciento de las víctimas de la trata de personas realizan trabajos forzados; el 13 por ciento son explotadas en el comercio sexual y 44 por ciento de las víctimas están en matrimonios forzados.
A pesar de que el tráfico sexual representa apenas el 13 % del tráfico de personas, el 66% de las ganancias provienen de esa actividad.
No por nada la trata es la tercera actividad ilegal más lucrativa en el mundo, después de las drogas y las armas.
“La droga o las armas las pueden vender tan solo una vez, en mi caso a mi me vendían hasta 30 veces en un mismo día”, dice Isaías.
Las formas de enganche
El perfil del tratante de personas es muy similar en los diferentes países. En las redes internacionales en las que México participa, las autoridades han detectado que están integradas en un 62% por hombres y 35% por mujeres. En el 36% de los casos los integrantes de las redes tienen entre 25 y 45 años.
Un patrón importante para considerar es que, de acuerdo con los reportes del Consejo Ciudadano de la CDMX, en el 44% de los casos los delincuentes tienen alguna relación con las víctimas, ya sea familiar, laboral o sentimental; mientras que en 36% son desconocidos.
Además del secuestro y otras formas violentas de enganche, las redes internacionales recurren a engaños para atraer a sus víctimas. Y una de las formas más comunes, en el caso de personas adultas, es a través de ofertas de empleo que se difunden de persona a persona y a través de medios de comunicación tradicionales y en las redes sociales.
El confinamiento a causa de la pandemia por COVID-19, hizo que el enganche se hiciera principalmente a través de redes sociales como Facebook y WhatsApp.
Según un informe del gobierno de Estados Unidos, la mayoría de las víctimas de trata han sido utilizadas en trabajos forzados de agricultura, servicio doméstico, cuidado de niños, manufactura, minería, construcción, turismo, indigencia y ambulantaje.
Asimismo, se detalla que los traficantes reclutan y explotan a mujeres y niños y en menor medida a hombres, en el tráfico sexual mediante falsas promesas de empleo, relaciones románticas engañosas o extorsión. La mayoría de los casos de trata ocurren entre familiares, parejas íntimas o conocidos en las redes sociales.
Apoyo a las víctimas de trata
Isaías es una mujer fuerte. Después de vivir la peor experiencia de su vida, sabe también que ahora tiene un destino: ayudar a otras personas a salir de esa esclavitud y recuperarse física y mentalmente.
“La gente no sabe que cuando eres obligada a prostituirte te llenas de vergüenza”, dice Isaías. “No sabe que no puedes escaparte porque muchas veces te arrebatan a tus hijos, o porque amenazan de muerte a sus familias”.