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La lucha contra la desinformación de Catalina Jaramillo de FactCheck.org

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Que su hermana, tío, primo o amiga formen parte de una campaña global para desinformar a la sociedad parece muy poco probable.

Lo que sí es más probable es que ellos, como usted, sin saberlo, sean víctimas de toda una maquinaria de desinformación que tiene una agenda política y económica desconocida, pero que se multiplica desde el momento en que la comparte con otras personas de su confianza.

Con eso en mente, el trabajo de Catalina Jaramillo todos los días es muy intenso y detallado. Sobre su escritorio hay decenas de documentos. Algunos son más complicados que otros. Ella etrabaja en la mesa de ciencia de FactCheck.org, una organización que tiene como objetivo combatir la desinformación que actualmente abunda en las redes sociales y en numerosos medios electrónicos.

Como parte de su trabajo, esta periodista de origen chileno revisa páginas y más páginas de estudios científicos, tratando de descifrar y traducir al lenguaje que usted y yo hablamos, los conocimientos de expertos en diversos temas, con el objetivo de arrojar luz en tópicos que por ignorancia o intencionadamente, desinforman a la sociedad.

FactCheck.org es una organización no partidista y sin fines de lucro que está basada en el Centro de Políticas Públicas Annenberg de la Universidad de Pensilvania. A lo largo de 20 años ha hecho una extraordinaria labor de de verificación del discurso político de Estados Unidos.

“Con la creciente presencia de las redes sociales, hemos ampliado nuestro monitoreo y desde el 2015 realizamos un detallado seguimiento de temas de ciencia y salud”, dice Jaramillo.

¿Y por qué es importante verificar detalladamente la información?, le pregunto.

“Porque muchas veces se toman decisiones con base a información falsa o distorsionada y en el caso de la salud, por ejemplo, eso puede poner en peligro a comunidades enteras”, dice la periodista.

Jaramillo es pausada y muy cuidadosa en su forma de hablar. Busca minuciosamente la palabra precisa que quiere utilizar. Esa parte de su personalidad sin duda le es de gran ayuda en el proceso de verificar cada una de las informaciones en las que trabaja.

“No es el tipo de periodismo tradicional que se practica en los medios de comunicación”, dice Jaramillo. “Muchas veces nuestros titulares no son lo suficientemente atractivos para algunos lectores tradicionales, pero esto lo hacemos así, por rigor”.

Tiene razón. El trabajo de FactCheck.org se encuentra en un límite poco definido entre el rigor académico y el periodismo.

“Me preocupa mucho cuando veo datos de salud, que intencionadamente están tergiversados o manipulados con el proposito de desinformar”, dice Jaramillo.

Uno de esos casos es el de las vacunas, que durante la pandemia de COVID se politizó y provocó acalorados debates sobre la conveniencia o no de aplicarlas.

“Lo más difícil es cuando hay toda una maquinaria de desinformación gastando dinero tratando de engañar al público”, dice Jaramillo, al expresar su preocupación.

Como periodista experimentada, a Jaramillo no le asombra nada. Llegó a Estados Unidos para estudiar una maestría. Trabajó en un importante diario en español de la ciudad de Nueva York. Hizo trabajos periodísticos en México y Chile y trabajó para la Radio Pública de Philadelphia. A lo largo de sus años de periodista ha cubierto de todo, desde arte y diseño, hasta salud y medio ambiente.

Y a partir del 2021 se incorporó a FactChek.org, donde tuvo que reaprender un oficio que dominaba a la perfección.

“No es un periodismo fácil, es casi tratar de integrar los principios del periodismo y de la academia, ponemos las fuentes al final de nuestras notas y eso viene del deseo de ser lo más transparentes posible. Queremos que cualquier lector pueda verificarnos también a nosotros, por eso usamos mucho los enlaces, para que alguien pueda saber perfectamente de donde viene la información”.

Tras la pandemia, FactCheck.org entendió que debía extender su trabajo hacia la comunidad latina debido a los altísimos niveles de desinformación y confusión de que era objeto, algo que también ocurría en el resto de la sociedad e incluso entre la comunidad científica.

Con las redes sociales llenas de información intencionadamente falsa, tal vez una de las preguntas más frecuentes que les hacen es cómo eligen los temas que van a verificar.

Jaramillo explica que es un proceso que pasa por diferentes filtros. El primero de ellos es qué tan creíble o qué tan alejado está de la realidad o si forma parte de las llamadas teorías de la conspiración.

“Nos interesa llegar al público que no sabe muy bien si esto o aquello es verdad y que hay un espacio para que la gente piense que puede ser cierto… En esos casos nos interesa mucho mostrar los hechos, pero no damos la oportunidad a que dicha información falsa siga propagándose”.

Esta estrategia de FactCheck.org de no repetir la desinformacion en su encabezado o en sus primeros parrafos y en cambio comenzar con los hechos, está basada en numerosas investigaciones de psicología del lector, que establecen que repetir la información falsa, incluso para negarla, muchas veces la fortalece.

Pero la experiencia les ha ido dictando el camino, particularmente cuando alguna desinformación contiene algunos elementos verdaderos, o que se sacan conclusiones que no corresponden a los hechos.

Es el caso de las vacunas. Algunos han asociado erroneamente el autismo con la aplicación de vacunas, sin embargo hay numerosas pruebas de que no es asi.

“Por supuesto, cuando la gente escucha que si se aplica una vacuna tiene más posibilidad de contraer cáncer o de padecer un ataque cardiaco, pues se asustan. Por eso debemos aclarar las cosas”.

Los espacios de la desinformación

La pandemia dejó grandes enseñanzas. Entre ellas, que los temas de ciencia y salud se volvieron relevantes para la sociedad y la gente empezó a hablar de ellos, sin tener mayores conocimientos.

Pero, sobre todo, sin saber cómo opera el lenguaje científico.

“Los científicos usan las palabras de otra manera”, dice Jaramillo y explica. “Como la palabra en inglés ‘very likely’ que tiene un significado entre los científicos diferente a que le damos los ciudadanos comunes”.

La ciencia muchas veces es ambigua y está siempre en un proceso de desarrollo, por lo que frecuentemente los científicos que en un momento afirmaron una cosa, al investigar más, tienen que dar marcha atrás.

“Como mucha gente no entiende cómo funciona el método científico ese espacio es aprovechado por los que quieren diseminar información falsa”, dice Jaramillo.

¿Qué te preocupa?

“Me preocupan los temas donde hay un engaño intencional a la audiencia. Esos son los que más me preocupan y deprimen. Me cuesta entender que alguien quiera hacer ese daño por una ganancia propia y que haya toda una maquinaria del engaño que se aprovecha de la confianza de la gente y de que saben de qué no irán a consultar las fuentes”.

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