Frascos de homeopatia.

¿Homeopatía: qué es y para qué sirve?

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En los últimos años han surgido una gran variedad de alternativas para tratar ciertas enfermedades o malestares en el organismo, intentando dejar atrás o no depender de la industria farmaceútica, que si bien en muchas ocasiones es fundamental para determinados tratamientos, en otras terminan solucionando un problema, un dolor, pero provocando otros por lo invasivo y perjudicial que puede llegar a ser sobre todo para el tracto digestivo.

Desde hace ya un tiempo, que la homeopatía aparece en el campo de la medicina, como una alternativa a los tratamientos tradicionales con fármacos. Pero para comprender un poco más en primera instancia definiremos a la tan nombrada homeopatía.

La homeopatía es un tipo de medicina alternativa que se sustenta sobre dos principios dogmáticos promulgados por su creador Samuel Hahneman hace 200 años. El primero de ellos afirma que una sustancia que provoca los mismos síntomas en el cuerpo que una enfermedad posee propiedades curativas de la misma. El segundo afirma que un principio activo es más eficaz cuanto más diluido esté en agua. Sus fundamentos se alejan del método científico, por lo que ha sido catalogada como pseudociencia.

Pues bien, basándonos en el primer principio casi podríamos decir que el cuerpo por sí solo puede sanar, pero no es tan sencillo de llevar a cabo como creemos. ya que durante muchos años hemos acostumbrado a nuestro organismo a que cuando sentimos un dolor o una molestia enviamos una droga para que la sane y no nos moleste más, volviendo casi dependiente al cuerpo de ese fármaco. Así, pues cuando volvamos a sentir ese dolor el cuerpo nos pedirá aquella droga que lo calmó y relajó.

Los medicamentos o remedios homeopáticos son elaborados mediante sucesivas diluciones en agua o alcohol, de manera que la sustancia original que produce los efectos de la enfermedad quede reducida a una cantidad infinitesimal. Los productos que se utilizan para elaborar estos remedios pueden ser de origen animal, vegetal o químicos (minerales u orgánicos).

Ahora bien, el homeópata previo a elaborar la medicina alternativa para el paciente debe tener en cuenta tanto los síntomas característicos de la enfermedad como los particulares que presenta cada enfermo ante una misma patología, por lo que el primer paso que se debe tener en cuenta es la elaboración de una historia clínica detallada del paciente y la realización de todas las pruebas necesarias para un correcto diagnóstico de la enfermedad. El medicamento homeopático se utiliza tanto como tratamiento único como complementario con fármacos convencionales.

Pues, la pregunta que surge es la siguiente: ¿la medicina homeopática, es efectiva o genera el efecto placebo?
Algunos estudios han conseguido demostrar que las sucesivas disoluciones de la sustancia que provoca síntomas de diversas enfermedades terminan por hacer desaparecer por completo todo resto de la misma, por lo que el principio en el que se basa la homeopatía quedaría refutado. Sin embargo, los expertos en esta disciplina defienden su eficacia apelando al efecto memoria que posee el agua. Según esta teoría, el agua puede recordar las sustancias con las que ha entrado en contacto y adquirir, en cierto modo, algunas de sus propiedades (en este caso, curar los síntomas que la sustancia, en grandes cantidades, provoca).

Sin embargo, otros estudios afirman que los tratamientos homeopáticos deben utilizarse de forma complementaria con los farmacológicos, ya que tendrían un efecto placebo. Los defensores de esta teoría defienden que el propio paciente puede auto influenciarse por la percepción de recibir un tratamiento efectivo, pero realmente se trataría de una sustancia inocua, esto es, sin efectos directamente relacionados con el tratamiento de los síntomas de una enfermedad. La explicación científica viene dada por la estimulación de una zona del cerebro del enfermo al creer que el tratamiento terminará con la patología, lo que daría como resultado la mejoría de los síntomas.

En definitiva, como siempre concluimos cuando de temas de salud se trata, siempre es recomendable hablar con el médico de cabecera y comentarle cualquier cambio que uno quisiera realizar en el tratamiento del mal que padece. Nada es definitivo ni absoluto, y en muchas ocasiones lo mejor es enfrentar la enfermedad desde varios ángulos, aportando alternativas y bienestar tanto físico como emocional. 

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