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México-Estados Unidos: La frontera más peligrosa del mundo

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La muerte de una mujer adulta y dos menores de edad que murieron ahogados frente a los ojos de agentes fronterizos en la zona del río Grande, en la frontera entre Texas y México la semana pasada, ha provocado una ola de indignación entre activistas por los derechos de los inmigrantes en ambos países.

Y es que los decesos ocurrieron luego de que el gobernador de Texas, Greg Abbott, ordenara a sus autoridades que impidieran el acceso a agentes de la Patrulla Fronteriza a una zona ubicada en la frontera con México.

Estos hechos de carácter evidentemente político electoral, solo le agregan tensión a una región que ya de por si enfrenta graves problemas.

Por el altísimo grado de mortandad, la ONU calificó la ruta terrestre de México a Estados Unidos como la más mortal para los migrantes. Las Naciones Unidas afirmó que el año pasado 686 inmigrantes fallecieron o desaparecieron en su intento de llegar a Estados Unidos. Casi la mitad de estos fallecimientos están vinculados a personas que utilizan caminos en los desiertos de Sonora y Chihuahua, rutas cada vez más peligrosas por lo extremoso del clima y por la presencia del crimen organizado.

Una estrategia inhumana

Están muy lejos los tiempos en que la frontera podía cruzarse con cierta facilidad con la ayuda de algún pollero local. “Con 200 dólares cruzabas”, recuerda Jorge Conde, quien cruzó en repetidas ocasiones antes de 1994.

Ese año es importante porque marca un punto de inflexión en las muertes en la frontera. En ese año el gobierno federal puso en marcha la Operación Guardian, cuy objetivo era reforzar la vigilancia a lo largo de las zonas urbanas como Tijuana y Mexicali, y dirigir el flujo de migrantes a zonas despobladas e inhóspitas.

La estrategia era muy sencilla: Mientras más inhóspito y alejado fuera el cruce, más dificultades tendrían los inmigrantes y necesitarían más horas para llegar a alguna carretera o zona habitada.

Esto provocó que las muertes se dispararan de inmediato.

Ya en 2009 la Unión de Libertades Civiles Americana (ACLU por sus siglas en inglés) documentaba el incremento de muertes. “En los últimos 15 años, las muertes que han ocurrido durante los cruces fronterizos no autorizados han sido predecibles y el producto inhumano de las políticas sobre seguridad fronteriza, como Operation Gatekeeper”. Desde que inició dicho operativo en 1994 hasta el 2015, aproximadamente 5,600 migrantes han muerto al intentar cruzar la frontera sin permiso”.

Tierra de nadie

Esta zona es como un globo, que si se oprime de un lado, explota por otro. Cuando las autoridades de Estados Unidos fortalecieron su vigilancia a lo largo de la frontera, las bandas del crimen organizado de México entendieron que ahí había otro lucrativo negocio.

Así, mientras que antes de 1994 la gente gastaba en promedio 200 o 300 dólares para cruzar la frontera de manera legal, se disparó a varios miles de dólares, llegando a tarifas de hasta 10.000 dólares por lancha hacia las costas de California.

A los peligros naturales de cruzar la frontera, se le ha agregado la presencia de delincuentes organizados que no sólo secuestran y extorsionan a los inmigrantes, sino que llegan a asesinarlos si utilizan los “servicios” de algún pollero que no está en su red.

Sin duda todos estos peligros se han agravado desde que el tema migratorio se ha convertido en parte de un botín político.

Pero sobre todo ha puesto sobre la mesa, una vez más, los graves peligros que enfrentan los migrantes en su intento por ingresar a este país.

Por un lado está el peligro que se genera por las medidas unilaterales de estados como Texas, que ha colocó sobre el río boyas con navajas para tratar de frenar el paso de indocumentados, u operativos como Guardian, instrumentado en 1994 en la frontera entre California y Baja California, y cuyo objetivo, abierto fue desviar los flujos de indocumentados a regiones inhóspitas y despobladas que dieran más tiempo a los agentes, para localizar y detener a los inmigrantes.

Esto provocó que los inmigrantes buscaran rutas en las zonas desérticas y montañosas que trajeron de inmediato un incremento en el número de defunciones.

En enero del 2022, Edwin Viales de la Organización Internacional para las Migraciones, consideró que las muertes en 2021 de 728 personas en la frontera México-Estados Unidos, “convierte  a esta frontera en el cruce terrestre más mortal del mundo”.

EE.UU. confirmó la muerte de 3 migrantes después de que Texas bloqueó el acceso de la CBP a la frontera

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