Se ve playa cristalina en Puerto Rico.

La temporada de huracanes empieza. ¿Qué podemos hacer para prepararnos?

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Por Pearl Marvell para Yale Climate Connections

Climatólogo Rafael Méndez Tejeda explica qué podemos esperar durante esta temporada de huracanes

La temporada de huracanes en el Atlántico oficialmente empieza el 1 de junio y los pronósticos son muy preocupantes. El equipo de YCC habló con Climatólogo Rafael Méndez Tejeda sobre lo que podemos esperar y cómo prepararnos durante los próximos meses. Rafael Méndez Tejeda es el miembro de Comité de Expertos y Asesores de Puerto Rico (CEACC) e investigador de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Carolina. Por décadas, ha estudiado los efectos del cambio climático en el Caribe. Durante esta temporada de huracanes, él nos va a ayudar a reportar sobre las posibles tormentas que vayan a afectar la región. 

YCC: Publicamos un artículo qué dice que las aguas a lo largo del cinturón tropical del Atlántico están ahora más calientes que en cualquier otro final de mayo registrado. Dice como 90% de la superficie del mar tiene temperaturas récord o cercanas al récord. ¿Qué piensa de eso? Se están pronosticando que vamos a tener una temporada de huracanes bastante activa. La Universidad de Estatal de Colorado dice cuanto 23 y  La NOAA dice 17 hasta 25.

Rafael Méndez Tejeda: Yo quiero hacer un artículo diferente porque ya enfocó algunos detalles sobre cómo es lo que se llama la energía acumulada y me gustaría tocarlo. Yo quisiera analizarlos pronósticos de universidades y comerciales, incluso estamos hablando de Weather Channel, AccuWeather, de aquí y mirar cuánto pronosticó, cada una de las agencias, porque hay incluso universidades que se van porque ven que nunca había visto. Yo nunca había visto un pronóstico de Penn State un pronóstico de 33. Creo que se le fue la mano, ¿no? [se ríe]. Colorado está en 23. NOAA, a 17 hasta 27, Met Office,  la inglesa–ECMWF 23, es muy buena–está en 22. Yo estoy más o menos en el pronóstico de Met Office, es lo más que me gusta. 

Yo quisiera tomar por lo menos las seis o siete más importante [modelos], analizar el pronóstico de ellos, compararlos. Porque todos estos pronósticos están basados más o menos en lo mismo, todos están basados en que va a haber una transición de El Niño a La Niña ahora y que para el mes de septiembre al mes de octubre tendremos La Niña. 

Lo que espero es que la temporada se pueda extender a más de noviembre y que podamos tener todavía algunos en diciembre. Eso es lo que yo creo, porque bueno, y es lo que quiero analizar. El agua está muy caliente. Eso es cierto. Pero el calor del agua no se va a mover.  El agua es la sustancia que tú tienes que inyectarle más calor para poder subir la temperatura. Cualquier cosa que tu caliente o cualquier– y cuando digo sustancia, puede ser mercurio, aluminio o hierro, lo que sea– a la que más necesita calor para subir su temperatura es el agua. Entonces, ¿qué implica? Por eso tú pones leche a hervir y agua y la leche hierve primero porque el agua es más lento. ¿Entonces qué pasa? Qué como el agua necesita acumular más calor para poder subir la temperatura, también el agua tarda más tiempo en liberar ese calor. Nos vamos a seguir calentando en junio, julio y agosto, el pico de la temporada de huracanes en septiembre, cuando ya la temperatura del aire han comenzado a bajar. ¿Pero qué pasa? El agua tiene el calor retenido. 

Y yo creo que esa liberación de calor la va a comenzar a hacer fuerte en septiembre, octubre y noviembre. Y podría extenderse [la temporada] hasta diciembre. Es muy probable. Yo creo que ahora lo que nos vamos a ver es huracanes postemporada. Porque el agua va a tener ese calor ahí disponible y seguir ganando calor con la temperatura. Y cuando comienza a disipar ese calor se comienzan a formar los huracanes, porque ese es el combustible. 

YCC: ¿Estás preocupado por lo que pudiera pasar este año, durante esta temporada? 

Méndez Tejeda: La solución no es tener miedo, la solución es prepararse. Porque a ver, el que lo que vaya a ocurrir tú no lo va a evitar, ni yo tampoco. ¿Pues entonces por qué preocuparme por algo que yo no puedo evitar? Algo que va a pasar. Es como me dijo una señora a mí una vez. Yo recuerdo que estaba en Madrid durante la pandemia. Yo tenía la mascarilla y me dijo, “¿pero por qué la mascarilla si no vamos a morir como quiera”? Y mi respuesta fue, “seguro me voy a morir. ¿Entonces por qué lo voy a precipitar”? ¿Si hay algo que está seguro que me voy a morir? ¿Pues por qué lo voy a precipitar? 

Entonces, si yo no puedo hacer detener los huracanes, no puedo detener el cambio climático. Pues la alternativa es prepararme para eso que viene que yo no puedo enfrentar. No tengo alternativa. Entonces, en ese sentido, la gente, el gobierno, por eso que se le dice al gobierno, “mira, hay que tener una respuesta para los más vulnerables, para cuando el impacto venga tú poder actuar”. Yo estoy escribiendo un libro y una de las cosas que he querido analizar en un capítulo fue el comportamiento de Puerto Rico con el Huracán San Felipe II  que fue de categoría cinco en 1928. Entró a Puerto Rico –un país en la miseria, sin embargo, comparado con María, que vino el 70 años después, en el 2017, la isla se recuperó más rápido con San Felipe que con María. Porque una de las cosas que yo vi fue que la gente en San Felipe decidió depender menos del gobierno. Y entonces las comunidades respondieron más rápido. Los grupos cívicos y comunitarios respondieron más rápido a tal nivel y la gente tenía menos comodidad. No había aire acondicionado. La gente no se preocupaba por eso. 

De tal manera que una de las cosas que se ve en San Felipe es que las escuelas tuvieron clase a los diez días después. En María, no pudimos hacer eso. ¿Y tú te preguntas por qué se respondió tan rápido? ¿Por qué la gente se movió tan rápido? No esperó al gobierno. Y para esa época no había gobernador en Puerto Rico local, era un gobernador impuesto. E incluso, la respuesta del gobierno americano fue mucho más rápida que cuando ocurrió María, habiendo sistemas de comunicación superiores, más ágiles, imágenes de radio, televisión, teléfonos celulares, teléfono o qué sé yo, lo que sea. Sin embargo, la respuesta después de María fue más lenta. 

YCC: ¿Pero cómo es posible? 

El deseo, la actitud que hay frente a una situación, ¿no? Entonces son cosas que hay que analizar y hay que decir mira, la primera ayuda tiene que venir de la ciudadanía, del pueblo, de su gente, de los gobiernos locales, de los municipios, porque es el que tiene, el que sabe, es la persona que sabe dónde hay un encamado, el alcalde sabe dónde hay un encamado, el alcalde sabe donde hay una señora que vive con dos niños, que es madre soltera, que no hay quien le ayude, es el alcalde. Entonces esa es la primera línea de respuesta. 

YCC: ¿No piensas que está pasando ahora a causa de Huracán María, que las comunidades en Puerto Rico tiene esa sabiduría de que uno tiene que hacer lo que sea posible para tener más resiliencia a nivel local, porque no se puede depender del gobierno?

Rafael Méndez: Yo no soy sociólogo, pero recuérdate que para 1928 cada unoconocías a su vecino. En el 2017 y en el 2024, tú no conoces quién vive a tu lado. En esa época, en un pueblo todo el mundo se conocía. Todo el mundo iba al centro, que era la plaza, a la iglesia. Y allí se reunían todos. Ahora, hay vecinos que viven al lado tuyo y viven dos años y a veces se encuentran en un lugar fuera y dice “pero sí, yo vivo en tal lugar. Ah, pues yo soy tu vecino”. Con María salió a relucir eso de qué mucha gente comenzó a hacer comunidad, comenzó a conocer gente. Yo te puedo decir yo en el área que yo vivo,  yo conocía a mis vecinos, pero no tenía la interacción que se generó con María. Como no teníamos luz, se puso que toda la tarde sacábamos y se estableció ahí con María. Y ese vínculo, ha crecido, obviamente. Pero lo que te quiero decir es que en el 1928 no tuvieron que esperar que llegara el fenómeno, ya la gente se conocía. 

Mira, yo lo vi también con Fiona hace poco. Fiona pasó por Puerto Rico y el área que devastó en Puerto Rico, fue similar a lo qué pasó en República Dominicana. Sin embargo, República Dominicana es más grande, pero la recuperación fue mucho más rápido que la de Puerto Rico. Tú entrabas a los periódicos dominicanos y veía que tal empresa donó tanto y fueron rápido y la gente salió. No esperaron porque nosotros a veces acá no pensamos. Nos esperamos mucho esperando las respuestas que llegue de allá [del gobierno] y no comenzamos a actuar. 

Si tú vas a República Dominicana hoy a esa zona (Punta Cana), que fue la zona más afecta, nadie se acuerda de Fiona. Aquí hay zonas todavía que están sintiendo el impacto de Fiona. Porque hay zonas que estaban afectadas por el Huracán María y por los sismos, y esa fue la región que impacto Fiona. Hay un problema con la recuperación, y es que la recuperación, en primer lugar, tiene que venir del local.  Por el gobierno local y Federal han sido extremadamente lentos. Y eso es importante que lo podamos entender, que hay que transmitírselo a la gente. 

YCC: ¿Puerto Rico está preparado para un huracán?

Méndez Tejeda: No estamos preparados, porque es que todos los sistemas de atención primaria no están ready. En el 2017 nadie cuestionaba que teníamos aún con los problemas que había la energía, no sabíamos que estaba tan mal como está ahora mismo. Basta con que el calor suba como la temperatura suba e inmediatamente la autoridad de energía comienza a decirte “mira, hay que controlar el consumo porque las líneas se pueden sobrecargar.”

 Eso no pasaba antes del 2017. No tenemos tampoco la misma cantidad de médicos disponibles. El problema de Puerto Rico de salud es un problema muy grave, porque estamos hablando de que nosotros, ahora mismo, digo, en Estados Unidos también, pero nosotros lo maximizamos, porque si tú necesitas ahora mismo un cardiólogo, te garantizo que no lo conseguirá a menos de cinco o seis meses. A menos que tú tengas una emergencia y vaya al centro cardiovascular, que obviamente allí te van a atender. 

Y el sistema de agua la ha fallado con cuestiones sencillas. La transportación colapsa. Hace 12,13 días cayeron dos pulgadas de lluvia y los aviones tuvieron que ir a las Islas Vírgenes o a República Dominicana a aterrizar. Eso es un impacto económico brutal, porque yo como turista que venga para Puerto Rico y aterricen en Punta Cana, pues mira, me quedo en Punta Cana, ya estoy en Punta Cana. O sea, hay algo que hay que hacer. Entonces, de manera que, no estamos preparados, hay muchísima vivienda frágil. 

Yo llevo viviendo en Puerto Rico casi 40 años. Y hay lugares por donde yo he pasado y siempre he visto que hay bosque y estamos hablando de este tipo de bosque que no son el Yunque. Y a lo mejor cuando tú estuviste aquí lo viste que eran de cosas que son basura o maleza. Y se producen incendios y se van, vienen y han estado ahí durante 40 años. Ahora alguien dice “voy a hacer una finca solar”, y todo el mundo dice, “no, ese terreno es agrícola”. Pero hace 50 años no se usa. ¿Por qué no pueden hacer una finca solar y darle un segundo uso? Además, por qué puede hacer una finca solar y darle un segundo uso y en 20 años, hay que removerlo. Y la tecnología ha mejorado. La remueve porque el terreno por poner una finca solar no se ha dañado. El terreno sí se daña cuando tú pones una urbanización nueva y eso lo están haciendo innecesariamente. 

¿Para qué hacemos nuevas urbanizaciones, si tú tienes miles de casas abandonadas en los distintos pueblos? San Juan está lleno de estructuras abandonadas. Todo eso para una temporada de huracanes, una casa abandonada es un peligro porque tiene, le tiene madera abandonada, tiene zinc abandonado, tiene todas esas cosas abandonadas que son proyectiles y aumenta la vulnerabilidad de la zona. Y por eso yo digo que no estamos preparados. 

YCC: ¿Cómo la gente se puede preparar para un huracán o para una fuerte tormenta? 

Méndez Tejeda: En primer lugar, la gente tiene que abastecerse de productos que sean de forma no perecedero, es decir, que no se puedan perder fácil si no hay energía. La gente aquí ya tiene experiencia en eso, en buscar comida que sea enlatada y ese tipo de cosas. En segundo lugar, tiene que identificar cuál es su vulnerabilidad. Me explico: no es lo mismo para él que vive en Loíza (un municipio en el noreste de Puerto Rico) un huracán que para él que vive en Jayuya. El que vive en Loiza va a tener problemas con los vientos y con la marejada. El que vive en Jayuya (un municipio en el centro de la isla) no tiene problemas con la mareada. El que vive en Jayuya tiene problemas con la cantidad de lluvia y el deslave y los derrumbes que va a haber. Se van a caer pedazos de la montaña, como ocurrió en Utuado, que hubo viviendas que se quedaron sepultadas con la tierra. La línea de comunicación se pueden cortar. Puede no tener acceso ni a salida ni entrada. Se puede quedar aislado. En ese sentido, cada uno tiene que identificar su vulnerabilidad.

Segundo, tiene que identificar toda la familia. Deben identificar “¿a dónde me voy a ir cuando ocurra un evento como este”? En ese sentido, los gobiernos municipales tienen que comenzar a educar a la gente, a decirles, “mira, los refugios son estos”. Sí, hay muchas instalaciones que hoy en día todavía están incluso abandonadas, qué han debido ser las instalaciones que se prepararon para esta eventualidad. Por ejemplo, las escuelas que se dejaron vacías por la baja en población debieron rehabilitarse para una eventualidad. Eso facilitaría que si viene un huracán y tú lleva unas familias a esas escuelas, pues no se ocupa la escuela que está activa. Deberían usar las escuelas abandonadas y prepararlas como refugios e incluso podían tener ahí ya almacenados los equipos que van a necesitar para esas personas. Algunas cosas ya pudiesen estar ahí esperando una eventualidad. Estas placas solares, lo que sea, porque hay fondos para eso. El problema de esto, el asunto de que hay fondos para eso y no lo han sabido usar. 

Si fuese así y paso un evento a los dos días de que las aguas se recojan, los muchachos pueden retornar a escuela porque saldría del refugio a la escuela. Pero el problema es que ahora estamos ocupando las escuelas como refugios y eso crea un problema. Para la gente sería más fácil, porque ese es el problema que se  le crea a la  gente, cuando tú le dices, “viene un huracán, hay que abandonar tu casa”. Entonces la gente pierde el confort de la casa, deja todo y no sabe a dónde va porque la vas a meter en un polideportivo, todo el mundo tirado allí. Entonces la dignidad de la gente se vulnera. Si tú tuvieses una escuela en donde hay habitaciones y tú metes una o dos familias por habitación, no 50, pues la gente se siente un poquito más cómoda.

Entonces cada uno tiene que tener un plan de contingencia en particular. Tener medicina, por lo menos para el mes. O sea, el medicamento que la mayoría de los planes médicos lo proveen para un mes, y lo básico para sobrevivir varios días, pues la persona debería tener por lo menos un mes de medicamento, aquellos que usan algún medicamento con frecuencia.

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