Qué hacer cuando tu niño dice que ¨no tiene amigos¨
Una de las frases más desgarradoras es decir: «No tengo amigos». Es especialmente difícil cuando vienen de un niño. Esta frase es difícil de admitir, y es desgarradora para un padre de escuchar.
Tú sabes lo especial y amoroso que es tu niño, y cuánto él o ella tiene para ofrecer, entonces te preguntas… ¿por qué? ¿Cómo puede ser que sus compañeros no vean así? ¿Será que es diferente en casa que en la escuela? ¿Será que él o ella se aísla y no quiere interactuar con los compañeros?
Categorías de niños
Hay varias categorías de niños a la hora de hacer amigos, dice Eileen Kennedy-Moore, psicóloga y coautora de «Las reglas no escritas de la amistad: Estrategias simples para ayudarle a tu hijo a hacer amigos».
«Hay niños populares; que no necesariamente son queridos, pero son socialmente poderosos. Luego, hay niños promedio, con un grupo sólido de amigos y sin problemas para relacionarse con los demás.»
«Luego, están los del grupo «descuidado», que están un poco más al margen que los niños promedio, pero eventualmente encuentran niños de ideas afines que comparten sus intereses. Y luego, tenemos el grupo «rechazado»: estos niños son activamente negados por sus compañeros y rutinariamente rechazados por otros. Este es el grupo que realmente nos preocupa.»
Si los maestros o entrenadores te dicen que tu hijo es solitario, que no comparte bien, que se lo rechaza cuando él o ella trata de unirse a un grupo y/o que es agresivo, puede ser algo para prestar atención.
Aunque sea difícil de aceptar, puede valer la pena hacerte algunas preguntas: ¿Será que tu hijo exhibe comportamientos que le están cerrando las puertas a las amistades? ¿Comportamientos tales como temperamento extremo o ataques de llanto? Esto es algo que sería muy útil saber, porque puede ser que el niño necesite algo de ayuda.
Consejos inteligentes para los padres:
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Primero, usa la empatía. Esta situación no es fácil para tu niño. Sé amable y hazle saber que puede contar contigo.
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Habla con las personas que pasan tiempo con tu hijo durante el día, como su maestra, para entender qué está sucediendo.
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No le preguntes todos los días si su situación ha mejorado. Eso sólo hará que se sienta peor.
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Invita algún compañero para que jueguen fuera de la escuela. Relaciónate con los padres y realicen juntos actividades sociales.
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Si tu hijo ya está en la escuela media o secundaria, ofrece ser una guía a través del intenso laberinto social, reconociendo siempre sus sentimientos.