Criando niños valientes y cariñosos – La generosidad
El valor de la generosidad es una de las tareas más importantes que tienen los padres para enseñar a sus hijos, pues sucede que cuando los niños son muy pequeños les cuesta mucho comprender que no todo es de ellos y que en el acto de compartir y de ser empático con quien tienen a su lado, es donde se van trazando las verdaderas amistades y creciendo como personas.
Para que esto suceda es necesario que de muy pequeños se les explique y enseñe este preciado valor que los acompañará a lo largo de toda su vida, brindándole hermosas experiencias que lo nutrirán en todo aspecto.
¿Cómo enseñarle a mi hijo a ser generoso?
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Evita la recompensa
Si le quieres enseñar a tu hijo el valor de la generosidad, no lo hagas desde el lado material, ofreciéndole una recompensa por ser generoso, pues puede ser contraproducente, ya que de esa manera puede que entienda que ser generoso vale la pena cuando se recibe algo a cambio.
Por más tentador que resulte recompensar al niño, recuerda que no lo estarás ayudando y enseñando correctamente. Es importante que el niño de pequeño experimente la bondad desde al lado genuino, pues no sólo estará ayudando al otro sino también a sí mismo, pues implica dar sin recibir.
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Premia carácter, no comportamiento
Es decir, felicita al niño cuando sea bondadoso para con otro y no el simple hecho de la acción que cometió. Es importante recompensar al niño cuando es una persona amable y no cuando hace algo amable. Por ejemplo: “Eres una persona tan útil” es mucho mejor que decir “eso fue algo muy útil”. El premio debe ir dirigida hacia la persona, y no hacia el hecho en sí.
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Pero sí critica al comportamiento.
Pues cuando lo hagas el niño entenderá que no está bien lo que hizo y pensará en aquello, para mejorar a futuro. No lo hagas sentir avergonzado, pues de nada servirá. Recurre a remarcar que ese comportamiento no estuvo bien y que debe mejorarlo por medio de afirmaciones positivas. Por ejemplo: “Eres una gran persona y sé que puedes mejorar”.
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Tú eres su ejemplo a seguir
Si en el hogar la generosidad se vive de manera cotidiana y genuina, ese será el mejor aprendizaje para el niño que lo adoptará como un valor normal en su vida.
¿Qué actividades puedo llevar a cabo junto a mi hijo para fomentar la generosidad?
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Donar. El acto de dar sin recibir nada a cambio en uno de los aprendizajes más ricos para los pequeños, más en edades tempranas donde es importante que aprendan el acto de compartir. Pues si quieres donar dinero a una fundación, lo mejor que puedes hacer es acompañar a esa persona a la que le estás donando el dinero para ayudarla a comprar lo que necesita: comida, ropa, libros. Esta es una hermosa actividad para compartir con tu hijo y además conectar con personas desconocidas que muchas veces más allá de la ayuda material necesitan ser escuchados y consolados.
El sitio web de financiamiento de la educación DonorsChoose.org ha tratado de crear un sentido de conexión emocional entre los donantes y los receptores al ayudarles a aprender más sobre los maestros y los estudiantes a los que están ayudando, más allá de la transacción financiera.
Con el acto de donar, además le enseñas a tu hijo a no desechar aquellas cosas que ya no se utilizan más en el hogar, como los juguetes. Pues cuando sea más grande y no utilice algunos juguetes tendrás una oportunidad de enseñarle que puede hacer feliz a otro niño con sus pertenencias. Todo se recicla y reutiliza.
El impacto de ver a otro niño jugar con sus juguetes será una sensación gratificante para el niño, por ello hazlo parte del encuentro y de la donación para que de pequeño incorpore estas conductas en su vida.
Un estudio publicado en 2006 en la revista Journal of Psychophysiology encontró que los participantes que daban algún tipo de apoyo social o trabajaban en alguna ONG tenían cifras de presión arterial menores que los que no lo hacían.
Pues no sólo estarás ayudando a tu hijo a ser mejor persona sino que además le estarás brindando herramientas muy valiosas que beneficiarán su salud, ya que la bondad repercute en varios aspectos de nuestro organismo de manera positiva:
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Reduce el estrés.
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Te hace más longevo. Una investigación publicada en 2013 en la revista American Journal of Public Health asegura que las personas que acostumbran a ayudar a los demás están protegidos del impacto negativo del estrés sobre su esperanza de vida. Los que no suelen ser muy generosos tenían, según el estudio, hasta un 30 por ciento más de riesgo de mortalidad si durante el estudio reportaban al menos un suceso estresante en su vida.
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Mejora el estado de ánimo. Regalar dinero o hacer regalos hace sentir tan bien a las personas como recibirlo.