¿Cómo ayudar y educar a mi hijo superdotado?
Educar a un hijo es siempre un desafío enorme para los padres, requiere de mucho compromiso y atención para brindarle las mejores herramientas que le permitan desarrollarse a nivel físico y cognitivo de manera satisfactoria y eficaz.
Si educar a un hijo en sí en una tarea intensa… cuando el niño es superdotado o bien posee altas capacidades de aprendizaje o talentos, sucede que los padres se desorientan y no saben cómo proceder con la educación del niño.
Sucede a menudo que ante la noticia de que el niño posee altas capacidades, los padres se asustan y creen no poder responder ante sus demandas. Pero lo importante ante esta posibilidad es que las necesidades fundamentales de un niño con altas capacidades residen en lo emocional. Así es. Pues sin una adecuada gestión emocional muchos de los niños superdotados luego fracasan en lo cognitivo.
A continuación algunas pautas a tener en cuenta para educar a tu hijo/a superdotado:
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Estimular su creatividad y sus capacidades. De nada sirve anotar al niño en todas las actividades que se presenten. Sino más bien dosificarlas en aquellas en que el niño se sienta atraído e interesado.
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Atención a la disincronía evolutiva. Esto quiere decir que a pesar de sus altas capacidades y elevado nivel de inteligencia, hay otras áreas de desarrollo que no son igual de superiores que la intelectual, como por ejemplo la emocional o la psicomotriz.
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Acompañar siempre al niño, escucharlo y brindarle contención. Muchas veces sucede que al ver las capacidades intelectuales tan elevadas, los padres olvidan que al final del día es simplemente un niño con las mismas necesidades de cualquier otro de su edad.
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Especial atención al desarrollo emocional y social, pues en muchas ocasiones sucede que debido a sus altas capacidades intelectuales, son aislados de los entornos sociales por “ser distinto”, acarreando consigo problemas de autoestima, de autoaceptación, o incluso depresión infantil.
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Límites como cualquier otro niño. Es importante establecer las normas con paciencia, pues muchas veces sucede que el niño está tan compenetrado en la actividad que no escucha o atiende a nuestro pedido. No se trata de desobediencia sino que les cuesta trabajo desconectarse de la tarea en la que están sumergidos.
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Necesitan respuestas. Y sucederá que en muchas ocasiones cuestionan las decisiones de los padres. Pues no será de mala educación sino más bien que requieren una respuesta a todo y por ello es que van por más.