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¿La violencia de género afecta a mis hijos?

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Lamentablemente la violencia doméstica es un problema muy recurrente en las familias, ya sea violencia de género, verbal, física, o bien violencia hacia los propios hijos, es una problemática que preocupa y mucho en todo el mundo.

A menudo sucede que muchos padres no comprenden el daño que les provocan a sus hijos ante una situación de violencia verbal hacia ellos o bien hacia su padre/madre, pues no es necesario lastimar físicamente para provocar dolor y dejar secuelas en la vida de los más pequeños.

Subestimado por completo, muchas familias o no reconocen que atraviesan momentos violentos en el hogar o bien lo naturalizan como método de comunicación, mostrándole y enseñándole a los más pequeños que esa es la manera de entablar una comunicación: agrediendo.

 

¿Cómo impacta la violencia de género en los niños/as?

  • La violencia verbal hacia padre/madre, trabaja a manera de hormiga en la cabeza del niño. Muy de a poco y con los pasos de los años los más pequeños consideran que ese tipo de comunicación (la agresión, la degradación, el insulto), son pilares normales para entablar una relación, pues si sus padres lo hacen debe estar bien…

  • La violencia condiciona el bienestar del niño y su desarrollo.

  • Perpetúa en futuras generaciones los malos tratos y la violencia como modo de comunicación, no sólo con sus futuras parejas sino también en su entorno social en general.

  • Afecta de manera directa el modelo de educación del niño, volviéndolo más vulnerable a la falla y provocando déficit de atención.

  • Provoca estrés en el más pequeño, pues muchas veces, como no se les explica lo que sucede, llegan a pesar que ellos/as son los culpables.

  • La mente es muy compleja y cuando se trata de los más pequeños es aún más difícil, pues el niño/a, quiere a su padre/madre que agrede e intenta de algún encajar a esa persona dentro de su mundo…

     

La violencia doméstica o de género deja secuelas.

  • Ansiedad.

  • Depresión infantil.

     

  • Retraimiento.

  • Problemas somáticos.

  • Déficit de atención en la escuela.

  • Conductas agresivas hacia amigos y/o familiares.

  • Pesadillas recurrentes.

  • Aislamiento.

  • Sus dibujos hablan y mucho: la figura de quien ejerce la agresión (sea padre hacia madre, o viceversa) aparece al costado, alejado de la familia. Suelen utilizar colores más oscuros para el agresor y trazos más fuertes y marcados.

 

Pues si sospechas que un niño/a está atravesando por un momento así, no te quedes callado y asesórate acerca de cómo puedes ayudarlo… nadie merece crecer en un ambiente hostil y violento, y es que los niños merecen pasar su infancia aprendiendo, riendo y rodeados de amor…

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