Criando niños valientes y cariñosos: La gratitud
De muy pequeños se le enseña a los niños a dar las gracias y ser agradecidos. Muchas veces, enseñado como un acto de cortesía ante un gesto de otro individuo o bien buenos modales, es importante demostrarle al niño que dar las gracias no se reduce únicamente a eso, una palabra, un acto automático por el simple hecho de repetir o decir “gracias” ante la mirada crítica y expectante de los padres.
Más bien se trata de fomentar el valor de la gratitud y valorar lo que se tiene: familia, colegio, comida, amigos, salud… Es importante que desde pequeños los niños puedan percibir que todas estas cosas que se dan en su entorno y en su hogar no deben darse por hechas, sino que para obtenerlas y estar en un perfecto equilibrio hay que trabajar y esmerarse, siempre con respeto y amor hacia el mundo que lo rodea… y agradecer aquellas cosas que forman parte de la vida cotidiana.
“Las personas agradecidas tienden a estar satisfechas con lo que tienen y por tanto son menos susceptibles a emociones como la decepción, el arrepentimiento y la frustración».
Confirma el filósofo Robert C. Roberts, catedrático de la Universidad de Baylor, quien centró toda su obra en la naturaleza y la interacción de las emociones, las virtudes y los vicios.
¿Cómo le enseño la gratitud a mi hijo/a?
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Los padres, el mejor ejemplo. Los hijos siempre mirarán hacia arriba a la hora de aprender sobre todo de valores. De manera inconsciente, ellos repetirán todo lo que en casa se refleja. Así pues, si tú eres una persona agradecida… será el mejor punta de partida para este aprendizaje.
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Dar las gracias es gratuito. A partir de los 3 años el niño/a ya comprenderá que no se trata de agradecer esperando algo a cambio. Dar las gracias no amerita recompensa.
Dar las gracias no sólo por cuestiones materiales sino también enseñarles a ser agradecidos ante determinadas conductas, gestos de otras personas hacia ellos.
¿Qué actividades puedo compartir con mi hijo/a para fomentar y enseñarle a ser agradecido desde temprana edad?
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Carteles con normas de cortesía, ya sea para colocar en el aula del colegio o bien en toda la casa. Pueden elaborar juntos carteles con las siguientes frases: “Perdón”, “Gracias”, “Buenos días”, “Por favor”. Lo divertido es realizar carteles coloridos, con dibujos, y ponerse creativos. De esta manera el niño desde pequeño lo tendrá presente y comenzará a utilizar estas frases según amerita el momento.
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Un juego para pensar…cerrando los ojos. En algún momento de la semana puedes elaborar este juego junto a tu hijo/a. Es sencillo, sólo deben armar un cartelito que diga “gracias por lo que has hecho por mí”, que incluso puede llevar consigo alguna golosina de regalo u otro obsequio material. El paso siguiente será que ambos cierren los ojos con la consigna de pensar en aquella persona que haya tenido un lindo gesto con él/ella. De fondo puedes poner música relajada… Luego le pides a tu hijo/a que abra los ojos y le de ese cartelito a aquella persona que recordó a modo de agradecimiento (puede ser su maestra, un amigo, papá, mamá, abuelos).
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Un cuento con final a elección. Esta es una excelente idea que no sólo le enseñará a tu hijo/a el valor de la gratitud sino que además será divertido y creativo. Consiste en contarle una historia y que ellos elijan el desenlace dándole opciones para elegir. Para que sea más entretenido pueden hacerse ilustraciones.
Por ejemplo: “Una abuela quiere cruzar la calle y no se anima debido a la gran cantidad de autos. Luce algo cansada y encima carga consigo una bolsa enorme con frutas. Agotada mira a su alrededor en busca de ayuda. Ve a un niño/a y le pide si la ayuda a cruzar la calle. Ambos cruzan despacio y al llegar al otro lado la abuela:
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Sonríe agradecida y le da un beso al niño/a.
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Le obsequia un dulce.
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No se dice nada y se marcha”.
«El corazón agradecido» es un estudio del Instituto HeartMath en el que se comprobó que la gratitud provoca mejoras en el funcionamiento del ritmo cardíaco y en la disminución de la presión arterial. Además se pudo observar que aquellas personas que repasaban las cosas por las que estaban agradecidas antes de dormir, lograban dormirse más rápido y por más tiempo. Dar las gracias, manifestarlas y sentirlas reporta, entonces y según los expertos, innumerables beneficios.