Enseñándole la honestidad a los más pequeños
Es muy normal que cuando los niños son muy pequeños mientan o engañen, muchas veces con la intención de realizar una broma o jugar y otras veces por temor a ser reprendidos por sus adultos.
Si bien el hecho de engañar jugando no está mal pues implica entretenerse, como padres será importante inculcarles desde muy pequeños la honestidad como valor primordial para socializar… pues mentir o engañar no siempre está bien y si no se les explica desde niños, de grande puede convertirse en un serio problema ya que las consecuencias podrían llegar a ser más severas.
A menudo sucede que los niños
sobre todo los menores de 4 años, utilizan la mentira como recurso para ser educados ó políticamente correctos. Y podrá sonar descabellado que a esa edad ya piensen de ese modo, pero lo hacen. Pues, la mentira es, en gran parte, una prueba de que los niños han alcanzado importantes hitos de desarrollo ya que requieren madurez cognitiva y social, es decir, comprenden que otros pueden tener creencias diferentes a las suyas, manejando de manera flexible información conflictiva en su mente, y reconociendo su rol en la sociedad y qué expectativas hay sobre ellos para en tal caso ser sinceros o mentir.
Por ello el rol de los padres es fundamental en el aprendizaje de la honestidad. ¿Cómo enseñarla? A continuación algunos consejos para tener presentes y usar como guía.
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Enfoque en el proceso, no en el resultado
Muchas veces los padres elogian a sus hijos ante un acto honesto con el fin de felicitarlo por tal hecho y así comprenda que está bien… ¿pero puede esto desembocar en deshonestidad también?
A menudo sucede que sin querer los padres no se dirigen de la mejor manera hacia sus hijos. Es decir no está mal elogiar un buen acto del niño, o una nota alta en una evaluación, pero hay que ser muy cuidadoso con qué palabras se utilizan para felicitar al niño, pues muchas veces el elogio hacia la capacidad de hacer algo puede llevar a los niños a mentir o engañar con tal de cumplir las expectativas ajenas o defender la propia reputación.
Ejemplo: el niño sacó muy buena nota en una prueba, o se destacó en alguna actividad en el preescolar. Si optas por frases como: “Eres tan inteligente” estarás elogiando su habilidad para tal hecho. En cambio si le dices: “Lo has hecho muy bien”, estarás elogiando su desempeño, sin ningún tipo de alabanza. La última opción es la correcta para tal aprendizaje, pues no recaerá presión sobre el niño a que la próxima vez tenga que rendir igual de bien y por ende recurra al recurso del engaño o mentira para obtener el resultado esperado.
Lo importante es fomentar el crecimiento elogiando el esfuerzo por haber realizado un buen acto o haber tenido un buen desempeño.
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Cuidado con el exceso de recompensas
A menudo los padres suelen utilizar recompensas como dulces, o incluso juguetes como premios ante una actividad que al niño le cuesta realizar: limpiar su cuarto, ayudar con las tareas domésticas, entre otras. Resultan ser las primeras herramientas de recompensa a la que los padres recurren. Sin embargo, este tipo de recompensas puede llevar al niño a cometer actos de deshonestidad con el único fin de obtener algo a cambio que le interese.
Pues si los niños tienen real interés en una actividad, la recompensa aquí es importante que la abordes desde otro lado. Por ejemplo una recompensa ligada a esa actividad. Por ejemplo si el niño disfruta pasear a su mascota, en lugar de regalarle algo por ocuparse del miembro peludo de la familia, ofrécele por ejemplo ir a un parque o dejando que duerman juntos. Y deja las cosillas materiales, como dulces o juguetes para ocasiones más particulares como la visita al dentista o la aplicación de una vacuna.
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Pide que tome un compromiso
Cuando se comprometen a realizar determinada acción, los niños suelen ser más honestos. Para ello como padre deberás brindarle la oportunidad al niño de comprometerse para que sea honesto, por ejemplo: están compartiendo un juego de mesas, suena el teléfono y cuando te dirijes a responder, le pides a tu hijo que prometa no tocar ninguna pieza del tablero, que ya vuelves. De esta manera el niño asumirá un compromiso de honestidad que de seguro cumplirá a rajatabla.
“Criando niños valientes y cariñosos” es una iniciativa del Greater Good Science Center para ayudar a cerrar la brecha entre la investigación y la vida cotidiana de los padres, brindando herramientas para la crianza de niños que tratan a los demás con compasión y respeto.