Cuidar del bosque y los animales es el llamado que desde niña sintió Iris Salamanca
Por Ama las montañas, las nubes y los lagos. No les tiene miedo a los osos y cada día que pasa da gracias por tener el trabajo que tiene. Ella es Iris Salamanca, asistente de información de diversidad, inclusividad, igualdad y accesibilidad del Departamento Forestal de Estados Unidos.
¿Qué es eso?, le pregunto.
En otras palabras, su trabajo consiste en asegurarse de que en la zona boscosa en la que trabaja, en Grand Junction, Colorado, todos los grupos se sientan incluidos, entre ellos, los hispanos, que constituyen alrededor del 40 por ciento de los habitantes de la región.
Salamanca muestra su pasión y alegría por su trabajo en cada una de las palabras. Habla del bosque como un ser vivo que ha tenido una excelente conexión con los angloparlantes, pero no así con los miembros de la comunidad a la que pertenece.
“Es tiempo de que eso cambie, y para eso estoy aquí”, dice con una sonrisa que le ilumina el rostro de casi adolescente.
Salamanca tiene 30 años y creció en el Sur Centro de Los Ángeles. A pesar del paisaje urbano que la rodeo, desde sus primeros años supo que lo suyo era trabajar al aire libre y proteger las maravillas que la naturaleza nos entrega.
“Desde el segundo grado sabía que quería trabajar con animales. Fui al colegio y obtuve la licenciatura de ciencias de conservación y manejo de la vida salvaje. Mi primer trabajo fue en el San Diego Safari Park”, dice Salamanca, cuyos padres son de El Salvador.
Entonces conoció de cerca la fuerza y majestuosidad de los animales. “Un día que limpiábamos los dientes a un oso, lo primero que hice aprovechando que estaba dormido, fue tocarle las orejas y sentir la aspereza de su pelo. Pude sentir que, a pesar de la enorme fuerza de los animales, están desprotegidos de las acciones de los humanos”.
Entonces refrendó su deseo de trabajar para conservar la naturaleza. Y desde su posición en el Servicio Forestal de Estados Unidos Salamanca está convencida que tiene que poner su granito de arena para proteger el mundo en el que vivimos.
El día que celebramos esta entrevista regresaba del bosque donde había estado produciendo un video para redes sociales para educar a la gente acerca de cómo apagar incendios.
“Quería que el video también fuera en español porque mucha gente no sabe que la mayoría de los incendios forestales ocurren porque no se apagó correctamente una fogata”.
Los incendios, dice Salamanca, son una de las grandes amenazas que enfrentan las zonas boscosas del país y la situación se ha agravado por el cambio climático.
“Antes nos preparábamos para enfrentar la temporada de incendios, hoy ya no es así, las llamas pueden aparecer en cualquier época del año.
El respeto por la naturaleza
En un día normal, Salamanca pasa de la oficina del bosque, y ahí contempla los lagos y las montañas y genera ideas para nuevas campañas de información al público que visita el bosque.
“Quería que el video mostrara que las fogatas se pueden apagar con agua, pero también con tierra, y quería que mostrara las dos opciones porque mucha gente, al sentir que le queda poca agua, no apaga bien las fogatas y eso genera los incendios”.
Su preocupación no es menor. Según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y GRID-Arendal, se prevé que el cambio climático y el cambio en el uso de la tierra hagan que los incendios forestales sean más frecuentes e intensos, con un aumento mundial de los incendios extremos de hasta un 14% para 2030, un 30% para finales de 2050 y un 50% para finales de siglo.
Y en Estados Unidos el panorama no es muy favorable. En lo que va del verano se han quemado millones de acres en más de 91 incendios activos, particularmente en los estados del oeste.
El trabajo de sus sueños
Salamanca es una mujer agradecida con la vida. Disfruta cada uno de los momentos de lo que hace.
“A veces no me la creo todavía. Es algo tan bonito. Es algo que siempre soñé. Me siento tan bendecida y me siento agradecida conmigo misma, por dedicarme, por ser persistente. Porque si, tuve que trabajar todo el tiempo para poder pagar el colegio”.
En esa búsqueda por realizar su sueño hizo de todo. Trabajó en un McDonald’s y después cuidó ancianos. “Pero nunca perdí de vista que esto era lo que quería hacer”.
Le pregunto cómo se siente cumpliendo sus sueños.
No lo piensa mucho. “Me siento bendecida, y me siento pequeña y humilde ante la inmensidad del planeta, pero sobre todo me siento agradecida con la vida”.
Salamanca explora el bosque cotidianamente. Aunque lo hace con mucha frecuencia, no se cansa de admirar los pájaros, los colores de los árboles, las nubes y los lagos.
Terminamos la entrevista y me alcanza a decir: “Voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para cuidar de esta maravilla que tenemos de planeta. La vida es bella”.