¿Qué son los bloqueadores de la pubertad y qué efectos producen en el desarrollo?

En la actualidad los avances de la medicina han alcanzado resultados que décadas atrás hubieran sido impensados, pero así como vienen a ofrecer alternativas y resultados prometedores, también se sumergen en la controversia y ojo de tormenta, sobre todo cuando de la salud de los adolescentes se trata.

Bajo este escenario surge la discusión sobre el uso de bloqueadores de la pubertad, ¿están bien? ¿sus beneficios vienen acompañados de grandes desventajas? ¿es saludable que mi hijo consuma este tipo de mediación? A continuación hablaremos acerca de la administración de estas hormonas y cómo se comportan en el cuerpo de los más jóvenes. 

¿Qué son los bloqueadores de la pubertad?

Los bloqueadores de la pubertad son medicinas necesariamente prescritas para aquellos niños que atraviesan la disforia de género (Según el Servicio de Salud británico -NHS por sus siglas en inglés- , consiste en la condición en la que una persona experimenta incomodidad o angustia debido a un desajuste entre su sexo biológico y su identidad de género) , con el único fin de detener de manera temporal el desarrollo de su cuerpo. 

¿Cómo actúan bloqueadores de la pubertad en el organismo?

Los bloqueadores de la pubertad eliminan la liberación de estrógenos y testosterona, hormonas que comienzan a producirse  en mayores cantidades durante la pubertad. Estas hormonas son las encargadas de desarrollar determinadas parte del cuerpo como los pechos, el vello facial, el período e incluso cambiar el tono de la voz a un grado más profundo y grave.  

Entonces mediante la supresión de estrógenos y testosterona, se ralentiza o detiene el desarrollo del niño. 

¿En qué casos se utilizan los bloqueadores de la pubertad?

• Detener o pausar el desarrollo de ciertas partes del cuerpo.

• Tratar afecciones que causan una pubertad prematura en niños muy pequeños.

¿Por qué generan controversia?

Pues, según el Servicio de Desarrollo de Identidad de Género Británico (Gids, por sus siglas en inglés), pausar la pubertad le permite  a una persona joven con disforia de género más tiempo para considerar sus opciones, sin tener que pasar necesariamente por la angustia adicional de que su cuerpo cambie de una manera que no quiere, no desea y con el cual no se siente identificado. 

Pero su función no termina aquí, pues el debate nace ante la premisa de que las hormonas de la pubertad estarían vinculadas a cambios no sólo en el cuerpo físico, sino también en el cerebro. Sin embargo, el Gids afirma que aún no se sabe si el tratamiento bloqueador de la pubertad «altera el curso del desarrollo del cerebro adolescente».

También se ha discutido el hecho de que aún no hay pleno conocimiento de los efectos psicológicos durante la toma de esta mediación, y se ha asociado con pensamientos suicidas y autolesiones, pero sin resultados aparentes directos que puedan responsabilizar a los bloqueadores. 

La realidad es que en el Reino Unido se está disparando de manera considerable el número de niños implicados en los programas de transición de género. En 2018, el GIDS supervisó en torno a 2,000 niños transgénero o que se cuestionaban su género (un incremento del 300% en tres años). Se aprobó la administración de bloqueadores de la pubertad a aproximadamente un 15% de ellos. Pero ni el Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia en la Atención (NICE, National Institute for Health and Care Excellence) ni los fabricantes han certificado que sean seguros o eficaces para el tratamiento de la disforia de género. En efecto, su uso es experimental, aunque cada año se emitan 300 nuevas recetas del medicamento.