Mi vida a 4 años de la pandemia del COVID-19
Cuando reflexiono sobre los últimos cuatro años desde que el mundo fue sacudido por la pandemia del COVID-19, no puedo evitar notar los cambios drásticos que han ocurrido en mi vida y en la sociedad en general. Después de todo la pandemia nos dio una lección y nos obligo a ver los aspectos positivos de la vida.
Durante los primeros días de la pandemia, me sentía en un océano de incertidumbre y ansiedad. Cada día parecía traer consigo una nueva preocupación, desde el temor a contagiarme hasta la incertidumbre sobre el futuro laboral.
Recuerdo cómo los primeros meses estuvieron marcados por el constante temor a la enfermedad y la necesidad de evitar cualquier contacto que pudiera suponer un riesgo. La idea de enfermar y tener que enfrentarme al caos de los hospitales era aterradora.
Sin embargo, entre el caos y la preocupación, surgieron también momentos de descubrimiento y crecimiento personal.
La necesidad de encontrar formas de ocupar el tiempo en casa me llevó a explorar habilidades y pasiones que antes apenas había considerado. Mi manera favorita de entretenerme era intentar nuevas recetas de cocina, que mientras más tiempo tomaran en su elaboración, mejor. Otra actividad que encontré interesante fue crear una huerta y cultivar mis propios alimentos. Estos momentos de autodescubrimiento fueron una luz en la oscuridad, recordándome que incluso en los tiempos más difíciles, aún hay espacio para el crecimiento y la esperanza.
No puedo ignorar los aspectos negativos que esta pandemia ha traído consigo.
Lo negativo de la pandemia del COVID
- Economía: Durante seis meses estuve sin empleo y experimenté de primera mano los desafíos económicos durante la pandemia. La incertidumbre financiera se convirtió en una constante en mi vida, enfrentándome a decisiones difíciles sobre cómo pagar las facturas y cubrir mis necesidades básicas. Fue un período desafiante donde tuve que ajustar mi estilo de vida y aprender a administrar mis recursos de manera más eficiente. Sin embargo, también fue una lección valiosa sobre la importancia del ahorro y la resiliencia en tiempos de crisis económica. A medida que encontré un nuevo empleo y me recuperé financieramente, valoré aún más la estabilidad y seguridad que proporciona tener un ingreso estable.
- Salud mental: El aumento de la ansiedad y la soledad durante la pandemia del COVID-19 fue un momento difícil en mi vida. Las medidas de distanciamiento social y la incertidumbre sobre el futuro provocaron momentos de estrés y preocupación abrumadores. Me encontré luchando contra sentimientos de soledad y aislamiento, anhelando la conexión humana con mi familia y amigos. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, aprendí a buscar formas de cuidar mi salud mental; a través de este proceso, he aprendido a priorizar mi bienestar emocional y a encontrar la fortaleza interior para superar los desafíos que la vida pueda presentar.
- Desigualdad: El COVID-19 también ha revelado y ampliado las desigualdades existentes en nuestras comunidades. Desde disparidades raciales en el acceso a la atención médica hasta brechas económicas en la capacidad de trabajar desde casa, y restricciones a beneficios económicos, la pandemia ha puesto al descubierto las injusticias arraigadas en nuestras estructuras sociales.
Lo positivo de la pandemia del COVID
- Teletrabajo: Uno de los cambios más significativos es la adopción generalizada del teletrabajo. Antes del COVID-19, como muchos otros, pasaba la mayor parte de mi día en la oficina, lidiando con el tráfico, el estrés de llegar a tiempo y la falta de flexibilidad en mi horario laboral. El teletrabajo se convirtió rápidamente en la nueva norma, y debo admitir que inicialmente estaba escéptica. ¿Cómo podría mantener la productividad sin el ambiente de la oficina? ¿Cómo colaborar eficazmente con mis colegas a través de una pantalla? Sin embargo, pronto descubrí que el teletrabajo no solo era viable, sino que también ofrecía una serie de beneficios que nunca habría imaginado. Uno de los aspectos que más me ha gustado del teletrabajo es la flexibilidad que brinda. Ya no estoy limitado por un horario de 9 a 5, lo que me permite organizar mi día de acuerdo con mis necesidades y preferencias.
- Educación a distancia: En mi caso, empecé mi maestría en otoño de 2021. tenía mis dudas sobre la calidad de la educación a distancia. ¿Podría realmente obtener una experiencia educativa igualmente enriquecedora y significativa sin la interacción directa en el aula? Lo que antes era considerado un tabú o incluso una forma inferior de educación, se convirtió en la nueva norma aceptada. La pandemia actuó como un catalizador para cambiar nuestra percepción sobre la educación a distancia y reconocerla como una alternativa legítima y efectiva al aprendizaje presencial tradicional. La pandemia no solo normalizó la educación a distancia, sino que también reveló su verdadero potencial y flexibilidad.
- Tecnología: En mi experiencia laboral, plataformas como Zoom, Microsoft Teams y Google Meet se han vuelto parte de mi rutina. Antes, las reuniones remotas eran una rareza, pero ahora son la norma, permitiéndonos mantener la comunicación y colaborar sin importar la distancia. Gracias a estas herramientas, el trabajo fluye sin problemas, incluso en tiempos de restricciones de viaje y distanciamiento social.
- Telemedicina: Para mí, la telemedicina se convirtió en mi principal fuente de atención médica. Gracias a las consultas virtuales, pude hablar con mi médico y recibir asesoramiento médico sin tener que salir de casa. La telemedicina no solo me brindó tranquilidad y comodidad durante estos tiempos difíciles, sino que también demostró ser una herramienta invaluable para acceder a la atención médica de manera rápida y segura.
- Realidad virtual: Algo interesante que me pasó durante la pandemia es que descubrí que la tecnología de realidad virtual se convirtió en mi mejor aliada para mantenerme conectada y activa, incluso en medio del distanciamiento social. Las visitas virtuales a museos y atracciones turísticas se convirtieron en mi escape favorito, permitiéndome explorar lugares de todo el mundo desde la comodidad de mi hogar. Caminar por los pasillos de un museo o disfrutar de vistas panorámicas en una excursión virtual me transportaba a lugares lejanos y me proporcionaba un escape temporal de la realidad.
- Ecommerce: El comercio electrónico se convirtió en mi principal forma de realizar compras, y los sistemas de pago sin contacto se volvieron esenciales en mi día a día. Con solo un toque o un escaneo, podía completar mis transacciones de manera segura y conveniente, sin tener que preocuparme por el contacto físico o el intercambio de efectivo. La pandemia aceleró la transición hacia una sociedad más digital.
- Desarrollo de aplicaciones: Durante la pandemia, las aplicaciones de monitoreo de salud y ejercicio se convirtieron en mi salvavidas. Desde casa, pude mantenerme activa y saludable con rutinas personalizadas y consejos de expertos. Estas herramientas digitales me ofrecieron la flexibilidad necesaria para cuidar de mi bienestar físico y mental, adaptándome a las circunstancias externas.
los últimos cuatro años han sido un viaje marcado por desafíos y oportunidades. A medida que avanzamos hacia el futuro, es crucial aprender de las lecciones que el COVID-19 nos ha enseñado y trabajar juntos para construir un mundo más justo, saludable y sostenible para todos.