Una segunda oportunidad para Alicia: de la calle a la carpintería profesional
Madre de sietes hijos, nacida en Jalostotitlán, Jalisco en México, Alicia Guadalupe Jiménez encontró su vocación y su salvación a los 49 años de edad, cuando pensaba que ya todo estaba totalmente perdido.
Con tan sólo 14 años, la madre mexicana, llegó a los Estados Unidos. Lamentablemente las circunstancias de la vida hicieron que la joven tuviera que volver a su país de origen. Pero el destino ya lo había decidido y a los 19 años, con su beba de 30 días de nacida Alicia cruzó la frontera para darse una segunda oportunidad a ella y a su familia.
Madre soltera y luchadora
Las adversidades nunca cesaron en la vida de Alicia, pues ser madre soltera en un país que no es el de origen, en condición de inmigrante de seguro no es tarea sencilla. Niñera, mesera, vendedora, obrera en una fábrica de madera y construcción son algunos de los rubros que la joven mujer atravesó para poder solventar los gastos y las necesidades básicas en su hogar.
El esfuerzo, la dedicación y el amor por sus hijos, la impulsó en todo momento para seguir adelante, cueste lo que cueste. Y sólo así en el año 2000 pudo alcanzar el sueño deseado: la casa propia. Lamentablemente, 8 años después, la recesión sorprendió a todos y los pagos mensuales de su hipoteca se convirtieron en cifras inalcanzables.
La árdua búsqueda por ayuda fue realmente agotadora, y el idioma una real complicación, pues al no tenerlo totalmente dominado, Alicia tuvo la mala dicha de sufrir fraude y para el año 2013 su hogar ya no era su hogar. Lo había perdido todo.
La calle, el nuevo “hogar”
Ante la crisis, la familia de Alicia entró en una especie de pánico y pérdida de control total. Los hijos más grandes tomaron rumbos distintos, y Jiménez se quedó junto a sus dos hijas menores.
La desesperación y la supervivencia invadieron a la joven madre, que cayó en manos de un agresor. En ese entonces Alicia no sabía que aquel joven que le brindaba ayuda y un techo se convertiría en poco tiempo en un violento. Gracias a su consejera, no tardó en salir de ese universo de violencia y agresiones, y dispuesta a volver a vivir en su camioneta, partió.
Sin trabajo y con una camioneta como hogar, Jiménez y sus dos hijas adolescentes de 15 y 13 años, hicieron base en parqueadero del restaurante Denny’s de Glendora. En aquel entonces consideró útil y necesario hablar con la gerente del sitio y pedirle permiso para estacionar allí su camioneta vivienda y usar el baño por las noches.
Los días no fueron nada sencillo, pues Alicia cayó en una enorme depresión a tal punto de considerar que nada tenía sentido en su vida y que lo mejor era que sus hijas sean adoptadas para adquirir una mejor calidad de vida.
Cambio de hogar: un remolque
Luego de 3 duros años de vivir en su camioneta, en el 2016 Alicia consiguió acceder a un remolque en un vivero. Si bien la traila no contaba con agua ni luz, al menos no tenían que pasar largas noches de incomodidad en la camioneta. El privilegio mayor era que podían estirar sus piernas para descansar.
Su fe en Dios y el amor por sus hijas le permitió a Alicia seguir luchando y no darse nunca por vencida.
Y como una luz en el camino aparece mágicamente en una noche tremendamente oscura, Alicia escuchó hablar sobre un programa sindical que entrenaba a las personas vulnerables para ser carpinteros. No tardó en poner manos en acción y llamó por teléfono. Entre 100 personas que se postulaban, Alicia pudo conectar con su entrevistador y llegarle al corazón. Se abrió como nunca y consiguió acceder al programa.
Alicia se convierte en carpintera
En Noviembre de 2017 Alicia comenzó su entrenamiento para convertirse en carpintería profesional y para Enero del 2018 ya contaba con todas las herramientas y el conocimiento para trabajar del nuevo oficio.
En Marzo de ese mismo año llegó su primer trabajo en una empresa muy grande de construcción destinada a trabajos para el sistema de transporte público Metro, donde actualmente se encuentra trabajando.
A los 7 meses de su incorporación, la empresa le otorgó un aumento salarial. Y de aquí en adelante todo se fue acomodando en la vida de Alicia. Gracias a su esfuerzo y dedicación, el verano pasado pudo acceder a la renta de un hogar donde actualmente vive con sus dos hijas. El sueño más grande: el hogar propio. Que al ritmo que esta luchadora mujer viene llevando seguramente no tardará en llegar.
La organización que ayudó a Alicia y a muchos desamparados
Brother’s Keeper del sindicato Southwest Regional Council of Carpenters es un programa que entrena como carpinteros a personas de la comunidad en estado vulnerable o quienes acaban de salir de la cárcel. El único requisito para aceptarlos: actitud, deseo, dedicación e interés.
El programa le enseña y le brindar las herramientas necesarias para construir las habilidades que necesita y exige la industria de la construcción. Al finalizar el entrenamiento se les entrega un juego de herramientas para que comiencen a trabajar, los ayudan a encontrar un empleo y a cómo hablar con los contratistas ante una potencial entrevista.