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Latina Power

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Hay mucho que celebrar en marzo, el Mes de la Historia de la Mujer, en especial para las mujeres latinas en los Estados Unidos en este año electoral.

Porque si la participación cívica entre la comunidad latina fuera una competencia, no hay duda de quienes serían los ganadores o, mejor dicho, las ganadoras.

Las mujeres latinas vencerían a los hombres, con la mano en la cintura.

Consistentemente hay más latinas votantes que hombres, tienen más altos porcentajes de registro electoral y más altos niveles de votación, especialmente en el importante segmento de 18 a 24 años.

Es pocas palabras: Las mujeres latinas son el motor del crecimiento y de la influencia electoral de la comunidad latina en los Estados Unidos.

Las cifras lo confirman. En este momento tenemos 19 latinas en la Cámara de Representantes, algunas en el Senado, la senadora Catherine Cortez-Masto de Nevada y la gobernadora de Nuevo México, Michelle Luján Grisham.

No ha sido un camino fácil desde que Gloria Molina se convirtió en la primera latina en la legislatura estatal de California en 1982 o desde que Ileana Ros-Lehtinen fue electa como la primera latina electa al Congreso federal en 1989.

No hay que olvidar que no fue hasta 1975 cuando el Congreso aprobó la extensión de la Ley de Derechos Electorales, para exigir asistencia lingüística en los centros de votación, para que las mujeres latinas, asiáticas y nativo-americanas pudieran ejercer sus derechos políticos efectivamente.

Pero subsiste una paradoja, las latinas siguen estando subrepresentadas en el voto femenino de Estados Unidos, especialmente en comparación con los niveles de votación de las mujeres blancas no-latinas.

Se requiere “una inversión significativa en extensión y movilización de votantes fundamental para aprovechar todo el potencial que tienen tanto las latinas como los latinos para influir en el panorama político estadounidense y, por lo tanto, en los resultados de las políticas que impactan sus vidas y comunidades”, sostiene un estudio de UnidosUS.

La buena noticia es que muchas organizaciones están dedicadas a movilizar a los votantes latinos en general, pero especialmente a las mujeres latinas.

Por ejemplo la organización Poder LatinX mantiene la beca “Poderosas”, como parte de sus programas de empoderamiento comunitario, para brindar desarrollo de liderazgo e inspirar a las latinas en estados electorales clave, y utilizar herramientas de participación cívica para aumentar la participación de los votantes en sus comunidades.

El voto es la herramienta más poderosa para impulsar el cambio y promover la igualdad y la equidad.

Al participar en el proceso electoral—como votantes o como candidatos a puestos de elección—  los latinos podemos influir en políticas públicas que impactan directamente nuestras vidas, como la salud, la economía, la educación, la inmigración y la justicia social.

Cada voto cuenta y cada voz importa. Y las mujeres latinas están liderando el camino con su dignificante ejemplo como trabajadoras, madres y ciudadanas plenas.

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