7 consecuencias de una educación estricta basada en el miedo
La creencia generalizada de que una educación estricta conduce a hijos mejor educados cada vez se ve más cuestionada por numerosas investigaciones. Contrariamente a la percepción general, la disciplina estricta o autoritaria parece tener efectos adversos en el desarrollo de los niños, generando problemas de conducta en lugar de cultivar el éxito.
Veamos algunas de las consecuencias
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Falta de interiorización de la autodisciplina
La imposición de límites rígidos puede controlar temporalmente el comportamiento, pero no facilita que los niños aprendan a autorregularse. La autodisciplina, una herramienta interna valiosa, se desarrolla mediante el aprendizaje de límites amorosos. La crianza autoritaria, al privar a los niños de esta oportunidad, puede desencadenar resistencia y falta de responsabilidad personal.
Enseñanza del miedo y la intimidación
La crianza autoritaria, basada en límites pero sin empatía, se sustenta en el miedo. Los niños que crecen bajo este modelo pueden aprender a intimidar, replicando el comportamiento autoritario de sus padres. La relación entre padres e hijos se ve afectada, ya que el miedo reemplaza a la empatía como base para la obediencia.
Tendencia a la ira y la depresión
La disciplina estricta y basada en castigos y miedo puede llevar a que los niños desarrollen ira y depresión, ya que perciben que una parte de ellos no es aceptable. La falta de apoyo parental para manejar emociones difíciles deja a los niños solos en la resolución de sus conflictos internos.
Falta de desarrollo del pensamiento crítico
Los niños criados de manera estricta pueden aprender a obedecer, pero no a pensar por sí mismos. Esto los hace menos propensos a cuestionar la autoridad en el futuro y más propensos a seguir el comportamiento de la masa, evitando asumir la responsabilidad de sus acciones.
Rebeldía y problemas de regulación
Los estudios demuestran que los niños sometidos a una crianza estricta tienden a ser más rebeldes en la adolescencia y la juventud. La falta de habilidades para regularse a sí mismos puede manifestarse en reacciones excesivas y problemas para aceptar límites.
Mentiras y comportamientos negativos
La fuerte presión para “portarse bien” delante de los padres puede llevar a que los niños se metan en más problemas y se conviertan en hábiles mentirosos. La crianza autoritaria socava la relación entre padres e hijos al coartar la empatía natural de los padres.
Búsqueda del equilibrio
En contraposición, la crianza de “límites empáticos” busca un equilibrio entre establecer límites y brindar apoyo emocional. Este enfoque, también conocido como crianza autoritativa, no compromete normas, pero las enseña con empatía, promoviendo un desarrollo equilibrado en los niños.
En resumen, la crianza estricta puede no ser el camino más efectivo para el buen comportamiento y el éxito de los niños. La combinación de límites claros y empatía parece ser la clave para cultivar niños maravillosos y fomentar una relación saludable entre padres e hijos. La autodisciplina emocional florece cuando se equilibran las expectativas y el apoyo afectivo, proporcionando así el ambiente propicio para el desarrollo infantil.
Recuerda, la educación es un proceso de participación de los padres, en el que se pueden enseñar valores. Pero la unica forma en que esto funciona es si se da a los menores la oportunidad de razonar y actuar en libertad, sin miedos ni restricciones.