Los 4 jinetes del apocalipsis en la relación de pareja
Por Cecilia Alegría La Dra. Amor
En su libro “The Seven Principles for Making Marriage Work”, John Gottman describe cuatro tipos de comunicación tóxica que son indicio de problemas graves. Él les llama «los 4 Jinetes del Apocalipsis» porque predicen la caída o destrucción de la relación amorosa. Los 4 Jinetes se presentan en las relaciones que Gottman define como “desastres” y son:
1. La crítica destructiva
Supone atribuir la causa de una situación incómoda a un defecto, falla o problema personal de la pareja. Por ejemplo, decirle que es “egoísta” porque se olvidó de devolver una llamada telefónica. Es echarle en cara todas las veces que hace algo mal, que se equivoca o que no hace lo que uno quiere.
Lo peor del caso es que aquellos que están en una relación tipo desastre creen que su pareja debería agradecerles cada vez que le apuntan con el dedo y le hacen saber sus defectos, errores y problemas personales. Es como si esperaran que después de criticar destructivamente a su cónyuge, el otro respondiera: “Gracias por señalar todas las formas en que te estoy fallando como ser humano”.
2. Ponerse a la defensiva
Ante la crítica, la defensa. Es una reacción muy humana: defenderse cuando uno se siente atacado.
La gente en relaciones tipo desastre suele estar a la defensiva permanentemente y contraatacar diciendo: “No es mi culpa… yo no soy así… ¡TÚ ME HACES ASÍ!”. Esta es la defensa típica de las personas con baja autoestima: echarle la culpa al otro de todos sus males.
Las personas que se comunican a la defensiva, como si el otro todo el tiempo las estuviera atacando, suelen recibir mal hasta las críticas constructivas. En tal situación, un individuo emocionalmente sano y estable respondería: “¿Te parece? Me interesa conocer tu perspectiva del problema… Dime más…” y se prepararía para escuchar con atención y practicar la empatía.
3. Menosprecio
Se da cada vez que uno emite una opinión sobre su pareja desde una postura de superioridad. Incluye utilizar malas palabras para referirse al ser amado (en presencia o ausencia), ignorar su sufrimiento o “matarlo” con la mirada.
Algunos usan la ironía, el sarcasmo o las bromas pesadas para encubrir su menosprecio. Ya sea de manera directa o disfrazada, hacer sentir al otro poca cosa es un mal hábito que, en casi todos los casos, conduce al divorcio.
4. Ignorar al otro
Se produce cuando uno de los dos deja de sintonizar con el otro y se retira de la conversación, aunque en apariencia esté presente. Tiene que ver con la extendida práctica de la famosa Ley del Hielo, que le dice al otro: “Tú no existes para mí”.
Esa persona ni siquiera se toma el esfuerzo de producir los sonidos que indican que sigue con atención lo que el otro le dice. Calla y, muchas veces, justifica su encerrona en sí misma argumentando que prefiere no hablar porque empeoraría aún más la situación. Sí, es cierto que en ocasiones esta manera de pensar es correcta, pero en otras genera el efecto opuesto al que se pretende.
Lo ideal es contener la ira, recuperar la calma y decirle al otro algo como esto: “Por favor, discúlpame, pero no estoy en condición de continuar discutiendo sobre esto ahora mismo… Te amo y no quisiera decir algo de lo que después me arrepienta… Terminemos de tratar el tema en otro momento, cuando los dos estemos más tranquilos… ¿OK?”
En resumen, es obvio que en una relación amorosa vamos a herir los sentimientos del otro, tarde o temprano. Y cuando esto suceda, debemos estar dispuestos a REPARAR el daño causado, lo que implica aprender a pedir perdón y reconocer que metimos la pata.
Asimismo, es necesario reducir las expectativas de ambas partes y entender que los conflictos son parte de la naturaleza de la relación.