Los ganadores de las elecciones del 8 de noviembre
Antes de que se abriera la primera urna de votación el día oficial de la fiesta de la democracia, el martes 8 de noviembre, se habían emitido más de 42 millones de votos en los 47 estados del país que permiten el voto temprano o voto por correo.
Esos millones de votantes, que ignoraron las campañas de desinformación, que no hicieron caso a los mensajes intimidatorios, que convirtieron las estrategias de supresión de voto en un incentivo para reafirmar su vocación cívica, que dedicaron tiempo y esfuerzo a consagrar el proceso político, son los ganadores de la fiesta democrática.
Por supuesto también habrá que incluir en ese listado a los millones más que durante la jornada cívica desafiaron el sol, la lluvia, el viento y las largas filas para depositar su voto en persona.
Todos esos millones de votantes le dieron una gran lección cívica a los miembros del ejército de candidatos extremistas que desconocen el triunfo legítimo de Joe Biden en las elecciones presidenciales de 2020 y que parecen incapaces de reconocer la legalidad del proceso electoral a menos que resulten ganadores.
Se trata de 300 candidatos negacionistas, incluidas 22 candidatas y candidatos a gobernador, 12 secretarías de estado y 10 a procuradurías de justicia estatales. Todos ellos tienen algo en común: fueron respaldados en sus candidaturas por el expresidente Donald Trump, el principal promotor de la “Gran Mentira” del supuesto fraude electoral del 2020.
La buena noticia es que, por sus características extremistas, muchos de estos candidatos impresentables resultarán perdedores. La mala noticia es que basta con que algunos de ellos ganen los puestos de elección popular para que desde sus oficinas estatales logren hacerle un daño incalculable a la democracia estadounidense.
Me refiero a que algunos de esos candidatos tendrían la posibilidad, desde sus cargos, de realizar la calificación y certificación de las elecciones presidenciales del 2024.
Estados Unidos en una encrucijada
Por eso creo que tiene razón el presidente Biden cuando afirma que Estados Unidos se encuentra en una encrucijada, o margina del poder a esos candidatos extremistas o el país quedaría probablemente al borde del caos.
Estados Unidos ya estuvo al borde de una crisis constitucional el 6 de enero de 2021, cuando los seguidores del expresidente Trump estuvieron a punto de descarrilar el proceso democrático para la calificación de los resultados electorales.
Como lo pueden confirmar muchos países, en especial de nuestro continente, las democracias no tienen una garantía de continuidad vitalicia. O acaso ya se nos olvidaron las juntas militares y las guerras sucias en el sur del hemisferio.
Las democracias se tienen que cuidar, salvaguardar y nutrir para perdurar. Y el antídoto para el caos, es una sociedad civil bien informada, juiciosa y dispuesta a defender, con responsabilidad, su voto y el proceso democrático.
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