Gobernador de Texas en la mira por instalar alambre de púas a lo largo del Río Bravo
El gobernador republicano de Texas Gregg Abbott es, lamentablemente, bien conocido por sus controvertidas acciones contra los migrantes.
Bajo el argumento de que Texas es víctima de una invasión, Abbott ha enviado irresponsablemente a migrantes a otros estados (en un caso que me tocó presenciar, un grupo llegó en camiseta y pantalones cortos durante una gélida madrugada a Washington, DC); ha desplegado a la Guardia de Texas y ha hecho declaratorias de “emergencia” para justificar sus políticas inhumanas contra los migrantes.
En otra de sus perversas iniciativas, a los oficiales que trabajan para la iniciativa de seguridad fronteriza de Abbott “se les ordenó empujar a los niños pequeños y bebés lactantes de regreso al Río Bravo, y se les dijo que no les dieran agua a los solicitantes de asilo incluso en condiciones de calor extremo”, de acuerdo con un reporte del Houston Chronicle.
Por si fuera poco, hace apenas unos días, Abbott decidió construir su “muro flotante”: boyas con alambre de púas a lo largo del Río Bravo, para disuadir a los migrantes de no hacer el intento de ingresar ilegalmente a los Estados Unidos.
Un grupo de 87 legisladores demócratas, encabezados por los texanos Joaquín Castro y Verónica Escobar, le pidió al presidente Biden en una carta hacer algo para detener lo que calificaron como un “horrible abuso de poder”.
Afortunadamente el presidente Biden prestó atención y presentó esta semana una demanda civil contra Texas porque el gobernador republicano ha construido la barrera flotante sin la autorización federal que se requiere legalmente en virtud de la Ley de Ríos y Puertos. La demanda busca prohibir la construcción de la barrera y exigir al estado que la elimine.
La demanda, presentada en la Corte del Distrito Oeste de Texas, sostiene que Texas ha violado la ley federal, que el muro flotante es una amenaza para la navegación y la seguridad pública, que ha provocado protestas diplomáticas por parte de México y que corre el riesgo de dañar la política exterior de Estados Unidos.
Como era de esperarse, Abbott respondió a la demanda retando al presidente Biden a verse la cara en los tribunales federales. “Si realmente le importa la vida humana, debe comenzar a hacer cumplir las leyes federales de inmigración. Al hacerlo, puede ayudarme a evitar que los migrantes apuesten sus vidas en las aguas del Río Bravo. También puede ayudarme a salvar a los tejanos, y de hecho a todos los estadounidenses, de las drogas mortales como el fentanilo, la violencia de los cárteles y los horrores de la trata de personas”, escribió Abbott a Biden.
La carta de Abbott a Biden sugiere que su estrategia de hostilidad a los migrantes ha sido un éxito desde que se implementó hace 2 años.
Pero la realidad es que la llamada Operación “Lone Star” ha sido un rotundo fracaso, a pesar de tener un presupuesto de 9.5 mil millones de dólares hasta el 2025. Una investigación de The Wall Street Journal encontró que las áreas de la frontera Texas-México cubierta por los operativos de Abbott han tenido “los más rápidos incrementos de cruces ilegales”.
La demanda contra Abbott es un primer paso para aclarar si Texas tiene derecho a violar la ley federal, pero también debe investigarse si se violaron los derechos civiles de los migrantes. Por su lado, la administración Biden debe tomar en serio su compromiso de aliviar las causas que propician la migración, como la pobreza, la violencia, las pandillas y la falta de democracia. O de lo contrario seguiremos siendo testigos de un grotesco espectáculo de acusaciones mutuas.