El desfinanciamiento de Planned Parenthood amenaza el acceso a la salud reproductiva en EE.UU.

Manifestación en defensa de Planned Parenthood y el acceso a la salud reproductiva

Por Dra. Luz Towns-Miranda

Los esfuerzos de la Administración Trump para cerrar los reembolsos de Medicaid a todas las clínicas de Planned Parenthood en los Estados Unidos, es una de las estrategias más nuevas en el ataque total que actualmente busca prohibir el acceso a la atención médica reproductiva, incluyendo el aborto, desde todos los enfoques posibles en todo el país.

Esta maniobra encubierta en forma de «desfinanciamiento», que se está impugnando en los tribunales, representa una escalada que tendrá un efecto perjudicial en las comunidades pobres, donde factores económicos y culturales a menudo impiden que las personas necesitadas accedan a servicios de salud reproductiva. Otras estrategias perjudiciales incluyen cambios al Título 10, que también proporciona fondos a Planned Parenthood para la atención médica.

Cuando la gente escucha Planned Parenthood solo piensa en servicios de aborto. Pero en realidad, la organización ofrece atención integral que incluye pruebas de detección de cáncer y enfermedades de transmisión sexual, anticonceptivos, atención primaria, atención médica básica y referidos. Las clínicas de Planned Parenthood donde la mayoría de los pacientes reciben Medicaid podrían tener que cerrar, dejando a las personas necesitadas desamparadas. El país no cuenta con la infraestructura médica para acoger a estos pacientes, quienes ahora tendrían que viajar millas hasta la clínica más cercana que no pertenezca a Planned Parenthood y que ofrezca servicios similares.

Además de la asequibilidad, la ubicación juega un papel fundamental en el acceso a la atención médica. En el caso de los servicios y el acceso a recursos de salud reproductiva, la posibilidad o imposibilidad de una paciente de ausentarse del trabajo, las limitaciones económicas y los recursos limitados para viajar lejos y obtener un aborto, son factores cruciales.

El ataque generalizado al aborto está teniendo un efecto dominó en la salud general de las mujeres. Por ejemplo, en los estados donde el aborto está prohibido, los datos comienzan a mostrar que las mujeres que comienzan a sufrir un aborto espontáneo sufren consecuencias médicas adversas. Los médicos dudan incluso en brindar asesoramiento por temor a posibles responsabilidades legales. Los médicos no pueden completar la etapa final de la extracción del feto fallecido porque se considera un aborto, y algunas mujeres han fallecido como consecuencia.

Si esta tendencia continúa expandiéndose y se normaliza, el riesgo para la salud obstétrica en general puede ser catastrófico, ya que los médicos comienzan a percibir que la salud reproductiva, como campo, es demasiado peligrosa como para siquiera abordarla. Esto limita el alcance de la práctica médica y, por lo tanto, aumenta la negligencia médica, y las pacientes que la necesitan son rechazadas. Dependiendo de su ubicación (por ejemplo, en Texas), los médicos no pueden ni siquiera hablar con una paciente sobre la interrupción del embarazo debido a que es ilegal bajo la ley local.  

Las mujeres deberían tener derecho a tomar decisiones médicas con su médico sin que el gobierno interfiera ni juzgue si deben o no continuar con un embarazo. Si bien entiendo que aún existe temor y estigma al hablar de salud reproductiva y la interrupción del embarazo, es importante que estos temas se aborden con base en hechos, para no retroceder a una época, no tan lejana, en la que las mujeres con embarazos no deseados desaparecían de la sociedad, y algunas incluso morían intentando interrumpir el embarazo por sí mismas.

Como psicóloga y madre, he visto de primera instancia cuánta alegría puede traer un hijo a la vida.  Pero ¿qué sucede cuando el embarazo no es deseado, cuando la salud de la madre está en riesgo o cuando surgen otras situaciones médicas imprevistas? 

Los servicios de salud reproductiva, incluyendo los abortos, no son obligatorios para nadie. Si usted o su familia no los considerarían o no los necesitarían, por cualquier motivo, no hay problema. Pero, como sociedad, debemos asegurarnos de que estos servicios estén disponibles para quienes los elijan o los necesiten, si los eligen o cuando los necesiten.

Como psicóloga, también he presenciado de primera instancia los efectos de la falta de planificación familiar en los niños no deseados.  Estos niños a menudo sufren abuso y abandono, y terminan teniendo vidas adultas muy difíciles.  Los niños deberían haber sido deseados y no haber sido obligados a venir a este mundo por falta de otras opciones.

¡Estos ataques a Planned Parenthood y a los derechos reproductivos tienen que terminar!  ¡Seamos vocales al respecto!

La Dra. Luz Towns-Miranda es psicóloga clínica con práctica en la ciudad de Nueva York y es defensora de los derechos reproductivos y de la mujer, incluyendo ser integrante de la Junta Nacional del Fondo de Acción de Planned Parenthood.

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