Aguas cristalinas en el oceano.

La temporada de huracanes no se ha acabado

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Por Rafael Méndez Tejeda para Yale Climate Connections

Varios grupos de investigación han pronosticado una temporada de huracanes 2024 muy activa; es decir “superior a lo normal”, con hasta 25 tormentas con nombre, 13 huracanes y siete huracanes importantes (de categoría 3 o más) en el Atlántico.

El mes pasado, en una actualización de mitad de temporada, los estimados del Centro de Predicciones Climáticas no cambiaron mucho: entre 17 y 24 tormentas con nombre, entre 8 y 13 huracanes y entre cuatro y siete huracanes importantes. Sin embargo, estamos en el pico de la temporada y solo hemos tenido seis tormentas nombradas.

Las condiciones climáticas están cambiando y ya tenemos dos disturbios en el Atlántico, pero esta calma ha dado a mucha gente la sensación de haber sido engañada por las predicciones.

En esta temporada, hemos tenido la oportunidad de observar un fenómeno extraordinario y poco frecuente: la lluvia en el desierto del Sahara. Este evento ha permitido que lleguemos a esta parte de la temporada con menos sistemas ciclónicos que lo pronosticado hasta este punto. Esto no significa que este pronóstico no se puede cumplir, aunque esperamos que no, porque al hacer un pronóstico el objetivo de los meteorólogos no es que se cumpla, sino que nos preparemos para poder mitigar cualquier impacto de estos fenómenos.

En un artículo anterior, expliqué que la alta capacidad calorífica del agua, le permite acumular calor por más tiempo que las demás sustancias, por esta razón, el océano tiene un alto índice de energía acumulado existe la probabilidad de que algunos fenómenos se puedan presentar hasta el final de la temporada o más aún fuera de esta, o sea, cuando el agua libere toda la energía acumulada en forma de calor.

La zona de convergencia intertropical

El desplazamiento de la zona de convergencia intertropical hacia el norte tiene profundas implicaciones para los patrones del clima global, particularmente en el hemisferio norte. Esta zona es una franja de nubes, lluvias y tormentas que se extiende a lo largo del ecuador terrestre. Se forma debido a la convergencia de los vientos alisios de ambos hemisferios, lo que genera un movimiento ascendente de aire cargado de humedad, provocando nubosidad y lluvias.

Normalmente, esta franja se encuentra entre los 5° de latitud norte y 5° de latitud sur, pero durante el verano, puede desplazarse por encima de los 10° N, lo que ha generado episodios anómalos de lluvia en regiones tradicionalmente áridas, como el desierto del Sahara.

Este desplazamiento hacia el norte de la zona de convergencia intertropical ha resultado en un aumento de precipitaciones en el Sahara, incluyendo su zona sur la parte más árida, el Sahel. Estas lluvias, aunque infrecuentes, tienen un impacto considerable, ya que se enfrían la región, limitando la formación de ondas tropicales que suelen generar ciclones tropicales.

El polvo sahariano está afectado también

Además, el aumento de precipitaciones en esta zona afecta el transporte del polvo sahariano hacia el Caribe. A ambos lados de esta zona se desarrollan las células de Hadley, sistemas de altas presiones que estabilizan la atmósfera y son responsables de la creación de grandes zonas desérticas. Estas células que son parte de la circulación general de la atmósfera son fundamentales para mantener el equilibrio atmosférico, pero cualquier alteración en la posición de la zona de convergencia intertropical podría impactar gravemente estas células.

Los expertos en clima están observando y analizando las consecuencias a largo plazo de un desplazamiento continuo de esta zona hacia el norte. Este cambio podría alterar los patrones climáticos globales, afectando la frecuencia y la intensidad de fenómenos meteorológicos extremos, como ciclones y sequías en regiones normalmente húmedas, dando lugar a impactos impredecibles en la agricultura, la disponibilidad de agua y alterando los ecosistemas de diversas regiones del mundo.

En la figura la línea negra muestra el comportamiento normal de la Zona de Convergencia Intertropical. La línea azul muestra el comportamiento durante este año. con desplazamiento a partir de mediados de mayo.

El Sahara no siempre ha sido un desierto

Es importante aclarar que, el Sahara no siempre fue un desierto cálido. Entre 5.000 y 10.000 años, era una región verde con lagos, ríos y vegetación exuberante. Pero los cambios en la órbita de la Tierra provocaron cambios en los patrones climáticos del planeta Eso transformó abruptamente esta región verde en una de esta región de tierras más secas y desérticas. Como se puede observar en la figura, estos cambios en el clima siempre han tardado miles de años, pero, debido al calentamiento global, este patrón de tiempo puede estar acelerándose.

Esta región ha experimentado períodos húmedos periódicos durante el período Cuaternario y más allá. Pero la última vez que llovió con una intensidad similar fue en 1944. En esta ocasión la precipitación recibida en este episodio equivale a la precipitación de una década.

En el último análisis de la Zona Convergencia Intertropical realizado por la NOAA se puede ver que se ha desplazado mucho hacia el norte.

Esto quiere decir que cuando esto regrese a la normalidad se reactivan los disturbios tropicales en la región cerca de las costas de África incluyendo la región de Cabo Verde y, por lo tanto, aumentará el número de ciclones tropicales en nuestra región. Ya estamos observando esto porque ahora tenemos una depresión tropical y una perturbación en el Atlántico.

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