Un llamado a todas las madres
Las mamás son las directoras ejecutivas de la mayoría de los hogares. Somos las cuidadoras, las planificadoras, las que solucionan cualquier problema. Y ahora mismo, el mundo tiene un gran problema en sus manos. Es hora de que nosotras las madres tomemos acción.
Solo en el último mes, hemos sido testigos de una variedad de desastres récord; incendios forestales que han tapado el sol y contaminado el aire en el oeste, huracanes e inundaciones mortales que han azotado y sumergido el sur, y sequías que están amenazando nuestro suministro de alimentos en el suroeste. El cambio climático ya no es una amenaza lejana. Está aquí y se acelera más rápido de lo que nadie imaginaba.
Y por supuesto, como muchas de nuestras crisis, estas consecuencias afectan fuertemente a las comunidades latinas. El cincuenta y cinco por ciento de los latinos viven en tres estados que experimentan algunos de los peores efectos del cambio climático: California, Texas y Arizona. Casi 1 de cada 2 latinos vive en condados que frecuentemente violan los estándares de contaminación, lo que agrava el asma y otras enfermedades respiratorias.
Ahora van las malas noticias: esto solo va a empeorar. Con la cantidad de contaminación atrapada en la atmósfera, tenemos garantizados caminos más difíciles en nuestro futuro. La pregunta es, ¿vamos a actuar a tiempo y evitar el peor de los casos? ¿Les vamos a dejar un mundo habitable a nuestros hijos?
Yo vengo de una larga línea de mujeres conscientes del medio ambiente. Como latinas, lo llevamos en nuestra sangre. Reutilizamos y reciclamos todo; los contenedores de mantequilla están llenos de frijoles o guisado, los frascos de café están llenos de salsa. Pero todos nuestros esfuerzos no tienen sentido si no realizamos los grandes cambios necesarios en nuestra sociedad para dejar de quemar combustibles fósiles y construir una economía de energía limpia.
Los científicos nos dicen que, si no hacemos estos cambios en la próxima década, será demasiado tarde. Entonces, la mejor manera de lograr estos objetivos es votar por líderes que pongan la vida de las personas por encima de las ganancias de las compañías petroleras. Por eso, en esta elección, le hago una promesa a mis hijos que no puedo romper: un pinky promise de votar por candidatos con planes audaces para luchar contra el cambio climático.
En este momento, hay 32 millones de latinos, elegibles para votar, pero las latinas tienen entre un 14% y un 20% menos de probabilidades de llegar a las urnas en comparación con las mujeres blancas o afroamericanas. Si las latinas nos presentamos con fuerza, nosotras solas podríamos recuperar el margen de la victoria en estas elecciones y asegurar un mundo habitable para nuestros hijos.
Necesitamos ir a las urnas con la misma confianza que mostramos en nuestros hogares. Necesitamos hacerlo por nuestros hijos, que se mantienen al margen mientras tomamos decisiones que afectarán sus vidas. Necesitamos votar como madres. Eso significa elegir candidatos que reconozcan que el cambio climático es una ciencia establecida, que es real y creado por el ser humano. Significa votar por líderes que responsabilizarán a los contaminadores e invertirán en un futuro de energía limpia. También significa poner en el cargo a personas que respeten y protejan la salud y la seguridad de nuestras comunidades.
Madres, es hora de hacer lo que mejor sabemos hacer: planear. Entonces, verifiquen su registro, soliciten su boleta, encuentren su lugar de votación. Hagan lo que sea necesario para emitir su voto y asegúrense de que les demos a nuestros hijos todas las oportunidades que nos dieron nuestras madres. Dejemos que las mamás salven el planeta.