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Participación ciudadana: ¿Votar por el partido o por el candidato?

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Cuando se acercan las elecciones, los candidatos tratan de lucir su mejor sonrisa. Sus asesores se esmeran en detalles como su peinado, su ropa, sus ademanes. Un candidato atractivo, sea hombre o mujer es una ventaja en tiempos electorales.

Carlos Reynoso, un inmigrante mexicano que ha vivido por más de 30 años en este país no les cree ni el saludo. “Por más bonitos que se vean en realidad son la misma gata revolcada”, dice convencido.

Es como si se tratara de vender una mercancía, y eso encierra una gran mentira, dice Luis Alvarado, analista y asesor político.

En su significado más literal, el objetivo de la propaganda es promover ideas, programas, proyectos, plataformas y utiliza al candidato como conducto para dar a conocer esa ideología.

La propaganda tiene claro que no es al candidato al que debe “vender”, sino la ideología que está detrás de él o de ella.

Con el desgaste de los partidos políticos que cada vez representan menos los intereses de la sociedad, los especialistas en publicidad y mercadotecnia han hecho un esfuerzo grande para convencer a los posibles votantes de que el candidato lo es todo, y que el partido político al que representa, no es importante.

En realidad, cada candidato a final de cuentas debe responder a la plataforma política del partido al que representa. En el caso de Estados Unidos, Donald Trump, por ejemplo, representa a un segmento de la sociedad que se opone al aborto, que asegura que el calentamiento global es un mito; que está a favor de menores impuestos a los sectores más ricos del país. El Partido Republicano de esta elección está en favor de mayores restricciones a la migración, o al uso de energías limpias.

Por eso, no se trata de si Trump es agradable, directo, sincero, aguerrido o controversial. De lo que se trata es que el intentará sacar adelante la agenda republicana en su administración en caso de que gane.

Entre los demócratas es lo mismo. Si Joe Biden es candidato seguirá promoviendo la plataforma e ideología del partido, como el apoyo a las comunidades LGBTQ+, el aborto, menores restricciones a la migración legal, promoción del sindicalismo, etc.

Lo que los candidatos aportan es simplemente el “toque” personal, pero no cambian en nada la ideología política que hay detrás de ellos.

Cambio de estrategia

Ante la crisis de los partidos políticos que para conservar el poder han hecho todo tipo de alianzas y compromisos y se han alejado de sus principios, los expertos en publicidad y mercadotecnia han entrado al juego de la política para desviar la atención del público en el partido y centrarla en el candidato.

Con eso en mente hacen esfuerzos para destacar los méritos personales del candidato y alejarlo en lo posible del partido.

En el caso del Partido Republicano, los publicistas tienen que hacer todo tipo de malabares para atraer el voto de los migrantes, luego de que el presidente Trump los consideró la “mala sangre” de este país. Y lo mismo ocurre para atraer el voto femenino, después de que legisladores y jueces republicanos abolieron el derecho al aborto.

El caso de Biden es complicado, porque después de cuatro años en el poder muestra señales de desgaste que ni los mismos expertos en publicidad pueden resolver, como los cada vez más frecuentes lapsus de memoria que ha presentado el mandatario.

Durante las elecciones es importante que el público no se deje llevar por la sonrisa o el atractivo del candidato. “Debe revisar detenidamente qué es lo que representa y votar así de una manera bien informada”, dice Alvarado.

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