Entérate del nuevo plan de Biden para restringir aún más el asilo
Qué casualidad. Exactamente a cinco semanas de las elecciones del 5 de noviembre, al presidente Joe Biden se le ocurrió que era el mejor momento de endurecer aún más las restricciones al derecho de asilo y afectar a las personas más vulnerables.
¿Será casualidad que la candidata presidencial demócrata Kamala Harris tenga en el tema migratorio una de sus mayores flaquezas?
Con razón o sin ella, los votantes estadounidenses tienen más confianza en las políticas migratorias de Donald Trump que en las promesas migratorias de Kamala. El 50% de votantes registrados dijeron en un sondeo de CNN que confían en Trump para el trabajo en materia de inmigración y sólo mientras que el 34% en Harris.
Trump expresó su deseo de convertirse en dictador por un día si gana las elecciones. Su primera decisión como dictador: cerrar la frontera con México. Más adelante su sueño es lanzar el programa de deportaciones masivas más ambicioso en la historia, usando al ejército de Estados Unidos.
“Si Kamala es reelegida, su ciudad y todas las ciudades similares en todo Wisconsin y en todo nuestro país, el corazón, la costa, no importa, se transformarán en un infierno del Tercer Mundo”, dijo Trump el sábado pasado en Wisconsin.
Y un días antes, la candidata presidencial demócrata sostuvo durante una visita a la frontera con México en la zona de Douglas, Arizona, que iría más allá que Joe Biden para castigar a ciertos migrantes reincidentes y para salvaguardar la frontera.
“Haré más para proteger nuestra frontera, para reducir los cruces fronterizos ilegales. Tomaré medidas adicionales para mantener la frontera cerrada entre los puertos de entrada; aquellos que crucen nuestras fronteras de manera ilegal serán detenidos y expulsados, y se les prohibirá volver a ingresar durante cinco años”, sentenció.
También advirtió que si alguien no presenta una solicitud de asilo en un punto de entrada legal y, en su lugar, cruza nuestra frontera de manera ilegal, se le prohibirá recibir asilo. “Aunque entendemos que muchas personas están desesperadas por migrar a los Estados Unidos, nuestro sistema debe ser ordenado y seguro, y ese es mi objetivo”, señaló Harris.
Tristemente, todo parece indicar que Donald Trump y Kamala Harris están enfrascados en una carrera para mostrarse como los más “duros” contra los inmigrantes indocumentados.
De Trump ya conocíamos su enfoque migratorio durante los cuatro años de su presidencia, donde se encargó de separar a niños migrantes de sus padres y aplicar férreas políticas para frenar la llegada de migrantes durante la pandemia.
En el caso de Harris hay un evidente endurecimiento de sus posturas migratorias para inocularse de las críticas de los republicanos de que durante los últimos cuatro años se aplicó una política de “fronteras abiertas”. Ciertamente apoya una reforma migratoria, pero es más fácil cerrar la frontera por orden ejecutiva que cambiar la ley.
Los politólogos dirán que soy un ingenuo, que lo que ocurre es absolutamente lógico. Es lo que se conoce como la “realpolitik”, un sistema de política basado en consideraciones prácticas más que morales o ideológicas. En otras palabras, el fin justifica los medios.
Lo lamentable es que la carne de cañón de estos desesperados bombardeos electorales son familias de carne y hueso que huyen de la violencia o la inseguridad, del hambre, del autoritarismo o de todo lo anterior. Y en lugar de encontrar a un país que escuche su reclamo, se topan con un guardia fronterizo que les cierra la puerta en la cara.